Proceso De Individuacion

CONVERTIRSE EN UN SER INDEPENDIENTE

El ser humano, no es desde el nacimiento, un ser independiente. Estuvimos durante nueve meses en el vientre de nuestra madre, y esto hace que cuando nacemos, nos consideremos parte de ella. Es muy difícil de asimilar para nosotros que el nacimiento físico y el nacimiento psicológico no coinciden en tiempo. El convertirse en individuo es un proceso por el que todos tenemos que pasar. ¿En qué consiste este proceso?, ¿Cuáles son sus características?, son las preguntas que podrían plantearse para comprender mejor este tema.

Antes de comenzar con este proceso, hay una fase que es de mucha utilidad para entender mejor el funcionamiento de la individuación.

Esta es la fase simbiótica es cuando el infante es absolutamente dependiente del socio simbiótico, es decir, la madre. La necesidad que tenemos en esta fase hacia nuestra madre es absoluta. En cambio las reacciones de la madre hacia las necesidades del bebe es muy importante para constitución psíquica para el niño o niña.

Esta etapa sucede durante nuestra estancia en el vientre materno y nuestros primeros meses de vida, cuando creemos que somos parte de nuestra madre y aun no nos damos cuenta de que somos ajenos a ella.

El logro más importante en la etapa simbiótica es que el niño percibe a su madre como un objeto.

El proceso de separación-individuación puede seguir dos carriles: la separación, que lleva a la conciencia psíquica de la separación; y la individuación, que es la que lleva a la adquisición de una individualidad distinta y única.

El proceso de individuación se divide en cuatro partes o subfases en las que el niño va desarrollándose hasta lograr considerarse a sí mismo como un ser individual e independiente, con sus propias características y aprende a lidiar con sus necesidades por si mismo.

La primera, que es desarrollada entre el quinto y el noveno mes, es la subfase de diferenciación, que es en la que el ser “sale del cascaron”. En esta fase es cuando la dependencia corporal del niño a su madre comienza a disminuir pero aún tiene cierta cercanía con la madre que es notable cuando al verla o escuchar su voz muestra alguna reacción, por ejemplo una sonrisa. Así mismo puede mostrar reacciones distintas al ver a otros familiares o desconocidos.

Posteriormente se encuentra la subfase de ejercitación, que se desarrolla en el niño o niña de los nueve meses hasta los catorce. En esta fase la ejercitación se divide en dos partes, que son: ejercitación temprana, que es cuando los niños comienzan a gatear y van adquiriendo las habilidades necesarias para separarse de su madre: y la ejercitación propia, que es cuando ya comienza a gozar del uso de su cuerpo.

De los quince a los veinticuatro meses, se encuentra la subfase de acercamiento. En este momento, es cuando el niño inicia el redescubrimiento de su madre como un ser distinto y ajeno a su cuerpo la reconoce y es más difícil sustituir el tiempo con ella con cualquier otro familiar.

Esta es la fase en la que se encuentran más contradicciones. Una de ellas es la crisis de acercamiento, en la cual el niño agudiza la comprensión de la separación y se ve amenazado. Hay contradicciones de estar con su madre o utilizar su propio cuerpo. Normalmente se presentan berrinche, quejas y humor triste.

En esta etapa es normal que encontremos que el niño sigue cada movimiento de la madre o que huya de ella y luego espere que lo alce en brazos.

Cuando el niño no puede tolerar los sentimientos de amor y odio, él puede percibir a su madre en dos polos opuestos. La puede ver como un ser bueno en su totalidad, o como una persona completamente mala.

La última de las subfases de este proceso es la de individualidad y constancia objetal. Esta se establece a los años. En esta etapa el niño percibe a su madre como una persona separada y en el mundo exterior

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