Profesor

Faucault, M. (1984). Des espaces autres. Conferencia dictada el 14 marzo de 1967 en el Circle des Études Architecturals. Architecture, Mouvement. Continuté. París

La obra –inmensa- de Bachelard, las descripciones de los fenome- nólogos nos han enseñado que no vivimos en un espacio homogé- neo y vacío, sino por el contrario, en un espacio que está cargado de cualidades, un espacio que tal vez esté también visitado por los fantasmas; el espacio de nuestra primera preocupación, el de nues-tras ensoñaciones, el de nuestras pasiones guardan en sí mismas cualidades que son como intrínsecas; es un espacio liviano, etéreo, transparente, o bien un espacio oscuro, rocalloso, obstruido: es un espacio de arriba, es un espacio de las cimas, o es, por el contrario, un espacio de abajo, un espacio del barro, es un espacio que puede estar corriendo como el agua viva, es un espacio que puede estar fijo, detenido como la piedra o como el cristal. (P. 2)

No puede caber duda de que para el filosofo francés el espacio, mucho más allá de ser una mera circunstancia o realidad física en la cual estamos enmarcados por razones históricas, sociales o simplemente científicas, se constituye, gracias al significado y a la preeminencia que le ha dado el ser humano, en el eje mismo de la vida. Por lo tanto, el espacio es la vida misma. Allí lo concreto y lo imaginario coexisten, lo bueno y lo malo, el dolor y el gozo. Es como una fuerza increíblemente poderosa que rige el devenir de nuestros días y nos va marcando aquello que sentimos, hacemos, pensamos o decimos. De manera que, no somos nosotros los que escribimos minuto a minuto las experiencias, sino que es el espacio mismo quien nos fuerza la mano para vivirlas y escribirlas al mismo tiempo. Somos monigotes, marionetas de un teatro que nosotros mismos hemos creado con los años y del cual ya no podemos salir, pues nos hemos transformado en los muñecos que actúan o representan esto que llamamos existencia. El espacio nos maneja y mueve a su antojo; mientras que el ser humano es víctima de algo que el mismo creó y que ahora tiene vida propia y voluntad… El espacio nos controla y nos dicta quiénes somos y el rumbo que hemos de trazar en el caminar del tiempo…

Zeno Gandía, M. (2008). El monstruo. San Juan. Tiempo Nuevo.

Llevó la mano derecha al bolsillo del pantalón y sacando un cortaplumas grande de que se valía para sus trabajos, lo abrió ayudándose de los dientes. Lo apretó convulsivamente con su mano derecha y… empezó con desesperado ahínco a cortarse la mano izquierda, presa en el agujero. (P. 74)

El monstruo ha creado su propio espacio; en él vive y se mueve y está seguro allí. Su espacio le provee satisfacción y comodidad; es feliz. Desde su espacio experimenta nuevas sensaciones y materializa sueños y esperanzas que, en su deseo por hacer realidad, son una luz en medio de la

...