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Rumbo a Batopilas Memorias de un maestro rural


Enviado por   •  30 de Octubre de 2017  •  Resúmenes  •  3.046 Palabras (13 Páginas)  •  288 Visitas

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Rumbo a Batopilas Memorias de un maestro rural

Profr. Román Corral Sandoval “El escritor de Batopilas en el siglo XXI”

En este libro se habla la historia de un maestro de 19 años de edad, recién egresado de la normal superior de la ciudad de Chihuahua comenzando sus primeros dos años de servicio en donde vivió experiencias buenas así  como malas,  que llego a la baja sierra Tarahumara, llamada Satevó, del municipio de Batopilas, Chihuahua en 1970.                                                                             Con muchas ilusiones, expectativas, ganas de hacer bien las cosas, así como también inexperto, distinguió la esencia de aquel maravilloso lugar, hermoso por sus riquezas naturales, pero más aún por las personas que habitaban ahí. Su desempeño, a lo largo de 1970 al 2000, se presenta como tal a la profesión sobre la cual se fincan las bases de cualquier sociedad en el mundo, la del Maestro que lucha muchas veces contra sí mismo por cambiar lo que en ocasiones parece no tener remedio.

Bueno, el libro comienza un jueves 17 de septiembre de 1970 viajaba en autovía el profesor Román al Pacífico desde la Ciudad de Chihuahua hasta Estación Creel, en el asiento de enseguida iba un ingeniero forestal con quien tuvo una plática sobre los distintos bosques, después de rato el profesionista se bajó de la autovía, en el trascurso de las horas el profesor era de andar para haya y para acá por los pasillos dialogando con los demás maestros, llegaron a la estación Creel en donde esta estaba rodeada de bosques coníferas que fue algo que le llamo atención al profesor Román, ahí todo era de madera, chimeneas de leña, calles no pavimentadas en donde habitaban muchos tarahumaras. Iba acompañado de un maestro llamado Samuel Mancinas Salinas con quien platicaba, compartía sus tristezas y grandes triunfos, caminaban juntos, depresiones, nostalgias, entre otras cosas.

Ese mismo día Mancinas lo acompaño a conocer la plaza de creer, visitaron la vivienda de madera que albergaban la oficina de inspección escolar federal, el profesor Miguel Ángel Acosta Ochoa, junto con otro inspector escolar de nombre Baldomero quienes rentaban dos habitaciones de la casa de una familia que era demasiado grande donde los dueños daban hospedaje, en la puerta principal por un pasillo estaba la oficina del Profesor Miguel Ángel, en donde él les expidió sus órdenes de presentación al profesor Román le otorgo la Escuela Primaria Rural Federal “Justo Sierra” de la comunidad de Satevó, municipio de Batopilas, Chihuahua y a Mancinas la escuela de la comunidad de San José de Valenzuela, localizada a 25 kilómetros al sur de Satevó ambas ubicadas en Batopilas. En un hotel de madera pasaron la primera noche junto con otro compañero José Trujillo Carrasco, donde se hospedaron los tres en la misma habitación, eran muy frías las noches, el hotel tenia letrinas y carecía tuberías de agua potable, antes de irse a dormir fueron a cenar a un restaurante "El Zafiro”, estaban con tantas dudas de que les esperaba en su primer año como docentes. Al día siguiente empezó a empacar junto con sus compañeros los libros de la SEP para sus futuros alumnos para así enviarlos por correo a sus respectivos lugares donde iban a empezar a trabajar así como también recibirían sugerencias de cómo llegar a Batopilas.

Samuel Mancinas y otros maestros decidieron irse a Batopilas, en la troca del Correo, donde viajaban en la intemperie junto con bultos de correspondencia, estaba muy intensa la lluvia, donde pensaron que al día siguiente tomarían otra alternativa más conveniente para llegar a su destino. Al día siguiente llegó una troca pick-up roja al hotel para recoger el equipaje de algunos maestros que viajarían hasta la pista de aterrizaje de las avionetas, en las afueras de Creel, le pidieron al chofer de la camioneta roja que los llevara al campo aéreo al igual que a los demás compañeros, el profesor Román llevaba de equipaje un viejo veliz de piel de color amarillo que contenía su escasa ropa y una enorme caja de cartón llena de libros y cartulinas para hacer material didáctico; ocupaba esta voluminosa caja casi medio metro cúbico y pesaba bastante. Fueron seis maestros los que viajaron en el servicio aéreo serrano para viajar a diferentes comunidades del municipio de Batopilas, la camioneta roja estaba en malas condiciones por las lluvias que hubo esos días, como eso de las 10 de la mañana se empezó a escuchar la avioneta que empezaba a aterrizar, al subir el equipaje el piloto le pregunto al profesor Román que si su grande caja de libros era una televisión, siendo que ahí en la barranca de Batopilas no existía la energía eléctrica, además de que era un aparato que muchas personas no conocían, sus compañeros solamente se rieron y le dijeron que era un contenido de libros. Cuando llegaron se despidieron del piloto, empezaron a caminar en una abertura demasiado angosta llamada “camino real” rumbo a Batopilas, que era una distancia de diez kilómetros caminando cuesta arriba y cuesta abajo por el terreno montañoso, era la primera vez que Samuel Mancinas y el profesor Román estaban ahí, era algo que jamás olvidarían, al llegar al edificio de dos pisos pidieron información sobre el nombre y la localización del presidente municipal para arreglar el asunto de la cartilla militar. Por la tarde el profesor Román y Samuel andaban en busca del profesor Sergio Lujan quien les dio información de donde hospedarse esa noche y el día siguiente, antes de irse a dormir salieron hacer un recorrido con su guitarra cantando canciones rancheras. Al día siguiente hicieron un recorrido por las calles donde conoció más sobre los batopilenses y algunas maneras de llamarles a los niños y algunos animales entre otras cosas que observaba.

Llego a la comunidad de Satevo después de haber caminado ocho kilómetros el por el camino real, siguiendo el rio Batopilas,  continuo caminando por una vereda angosta verde en donde iba pesando en que la vida de componía de éxitos y fracasos, penas y alegrías así como también de ilusiones y desencantos.                                                                                                Durante las caminatas que recorrían los fines de semana de Satevo a Batopilas, vivieron varias experiencias en el recorrido Román y Samuel que en algunas veces les caía la noche y se guiaban con los ruidos del rio. Los moradores le brindaron información al profesor Román sobre la construcción del templo de Satevo el cual se volvió un lugar de tranquilidad para cuando se sentía triste, nervioso, intranquilo y con estrés. El día jueves 28 de enero lo visitaron tres seminaristas del poblado de Sisoguichi, eran de la misma edad que el profesor Román con quienes fue y comió, platico con uno de ellos mientras los niños trabajaban, al despedirse les dio dulces, y al final el profesor Román ensayo a la escolta y se retiró.

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