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Sintesis Capitulo 1 Etica Para Amador


Enviado por   •  6 de Enero de 2013  •  805 Palabras (4 Páginas)  •  1.133 Visitas

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“De qué va la ética”

Hay ciencias que estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras para aprender una destreza, la mayoría para obtener un puesto de trabajo. Si no sentimos curiosidad ni necesidad de realizar tales estudios, podemos prescindir muy fácilmente de ellos. Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla fácilmente para vivir bien: yo, por ejemplo, lamento no tener conocimientos de astrofísica ni de ebanistería, que a otros les aran tantas satisfacciones aunque tal ignorancia no me ha impedido ir tirando la fecha.

Ciertas cosas uno puede aprenderlas a voluntad, nadie es capaz de saberlo todo y no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos, se puede vivir sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero se vive. Ahora bien otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele decirse se nos va la vida.

Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir.

En una palabra entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: el que ciertas cosas nos convienen y otras no. Ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo BUENO porque nos SIENTA BIEN; otras en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos MALO. Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo es un conocimiento que todos intentamos adquirir –todos sin excepción- por la cuenta que nos trae.

Algunos aseguran que lo más noble es vivir para los demás y otros señalan que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno. Según ciertas opiniones lo que cuenta es ganar dinero y nada más, mientras que otros arguyen que el dinero sin salud, tiempo libre, afecto sincero o serenidad de ánimo no vale nada.

En lo único que a primera vista todos estamos de acuerdo es que no estamos de acuerdo con todos. Pero fíjate que estas opiniones distintas coinciden en otro punto: a saber, que lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte, resultado de lo que quiera cada cual. Si nuestra vida fuera algo completamente determinado y fatal, irremediable, todas estas disquisiciones carecerían del más mínimo sentido. Nadie discute si las piedras deben caer hacia arriba o hacia abajo: caen abajo y punto.

No hay animales buenos ni malos, en la naturaleza, aunque quizá la mosca considere mala a la araña que tiende su trampa y se la come. Pero es que la araña no lo puede remediar…

Sin embargo, a veces las cosas no son tan sencillas: ciertas drogas, por ejemplo, aumentan nuestro brío o producen sensaciones agradables, pero su abuso continuado puede ser nocivo. En unos aspectos son buenas, pero en otras malas: nos convienen y a la vez no nos convienes. La mentira es algo en general malo, porque destruye la confianza en la palabra y enemista a las personas, pero a veces parece que puede ser útil o beneficioso mentir para obtener alguna ventajilla. La mentora no nos conviene es mala, pero a veces parece resultar buena. Buscar pelea con los demás ya hemos dicho que es por lo común inconveniente, pero ¿debemos consentir que violen delante de nosotros a una chica sin intervenir, por aquello de no meternos en líos? Por otra parte, al que siempre dice la verdad –caiga quien caiga- suele agarrarle manía a todo el mundo; y quien interviene en plan Indiana Jones para salvar a la chica agredida es más probable que se vea con la crisma rota de quien se va silbando a su casa. Lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno tiene en ocasiones apariencias de malo.

Lo de saber vivir no resulta tan fácil porque hay diversos criterios opuestos respecto a que debemos hacer.

Y en este momento llegamos a la palabra fundamental: libertad. Los animales no tienen más remedio que ser tal como son y hacer lo que están programados naturalmente para hacer. En cierta medida los hombres también estamos programados por la naturaleza. Y de modo menos imperioso pero parecido, nuestro programa cultural es determinante. Pero sin embargo, por mucha programación biológica o cultural que tengamos, siempre podemos optar finalmente por algo que no esté en el programa. Por muy achuchados que nos veamos por las circunstancias, nunca tendremos un solo camino a seguir sino varios.

Y aquí conviene señalar dos aclaraciones respecto a la libertad:

1. No somos libres de elegir lo que nos pasa, sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo

2. Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente. No es lo mismo la libertad (que consiste en elegir dentro de lo posible) que la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo que uno quiere, aunque pareciese imposible).

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