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Taller de lectura: ¿Dónde está la franja amarilla? De William Ospina


Enviado por   •  13 de Agosto de 2021  •  Ensayos  •  1.961 Palabras (8 Páginas)  •  709 Visitas

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Taller de lectura: ¿Dónde está la franja amarilla? De William Ospina

Presentado por:

Matías Gómez Buitrago

Identidad 55779

Presentado a:

Manuel José Acebedo Afanador

Departamento de Estudios Socio-humanísticos

Universidad Autónoma de Bucaramanga

Bucaramanga, Santander

17/05/2021

“…Yo sueño un país donde tantos talentosos artistas, músicos y danzantes, actores y poetas, pintores y contadores de historias, dejen de ser figuras pintorescas y marginales, y se conviertan en voceros orgullosos de una nación, en los creadores de sus tradiciones. Todo eso sólo requiere la apasionada y festiva construcción de vínculos sinceros y valerosos. Y hay una pregunta que nos está haciendo la historia: ahora que el rojo y el azul han dejado de ser un camino, ¿dónde está la franja amarilla?” William Ospina.

Desde el texto “Dónde está la franja amarilla” del escritor colombiano William Ospina, se configura una visión crítica de lo que es la cultura y la realidad de nuestro país, realizando un recorrido por la historia política, económica, social y artística de Colombia, donde se enarbola la palabra como lanza que traspasa directamente el espíritu de un Estado dominado por seres originarios de una clase plutocrática, desde siempre en el poder y anclados a él, predicando el mismo discurso colonial de hace 200 años, para efectos de, primeramente, responder a interrogantes como cuáles son los verdaderos orígenes de las grandes problemáticas que enfrenta el país hoy en día, especialmente la violencia política y social, y a su vez cuáles son las causas de tanta injusticia, inequidad y violencia que se presentan como el pan de cada día, y, en segundo lugar, para generar en el lector una reflexión crítica acerca del deplorable y catastrófico panorama del cual padece el país. Asimismo, se propone a lo largo del texto dar respuesta a qué es lo que hace que Colombia sea un país capaz de soportar la infamia e incapaz de reaccionar y de hacer sentir su presencia y grandeza.

La primera pregunta que intenta responder Ospina es si realmente Colombia pasa por una crisis social en relación con la realidad del resto de países de la región, en especial de los países del llamado Tercer Mundo, y la respuesta inicial que da es que si, argumentando con cifras estadísticas que Colombia tiene una profunda crisis social. Seguidamente, resalta no solo las deplorables y monstruosas condiciones de pobreza y desigualdad del país sino también la visible pasividad de la sociedad colombiana ante su situación, la cual contrasta con el manejo de su situación de sociedades desarrolladas como la francesa o la norteamericana, en las cuales el propio Estado y las clases más pudientes le han aportado a sus respectivas naciones para que allí tanto el imperio de la ley como la garantía para el pleno ejercicio de los derechos humanos sea una constante para todos los ciudadanos y uno un privilegio de solo algunos.

Posteriormente, Ospina dedica gran parte de su obra a analizar y demostrar cómo el Estado y los particulares se han aliado en nuestra nación para profundizar las condiciones de desigualdad, violencia, corrupción e impunidad, a la par que prácticamente se elimina cualquier manifestación de reflexión, pensamiento crítico, inconformidad o rebeldía ante los sucesos nacionales, prosiguiendo a preguntarse cuál es la causa de esa pasividad de la sociedad colombiana ante su tragedia cotidiana, ante lo cual opina que esa debilidad se ha atribuido a las características biológicas y genéticas de la población que revelarían una incurable enfermedad, que tiene por causas los hechos históricos susceptibles de explicación, donde todo comienza, según Ospina, desde los albores de la independencia, pues la sociedad de ese entonces en lugar de romper lazos con España, añoraba seguir con el mismo esquema colonial, y que es esa misma ineptitud del gobierno presente desde los inicios de la república la que se ha extendido hasta hoy en día, ya no bajo figuras como las instituciones administrativas indianas, sino bajo el discurso colonial enraizado en diferentes contextos, como son la falta de identidad y orgullo patrio tanto de los ciudadanos como de los gobernantes; la práctica individualista, premoral, irresponsable y corrupta del poder, viciado por la opulencia y la ambición; el odio y la venganza como resultado del nacimiento de una nación donde el pueblo es excluido, entre muchas otras más, que han provocado una serie de acontecimientos históricos, sintetizados por el autor principalmente en tres: el primero fue el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el segunda fue la violencia de la década de los cincuenta y, el tercero, el pacto de la aristocracia roja y azul, también conocido como el Frente Nacional, y que tienen por resultado suyo la situación actual de Colombia.

No obstante, aunque con todo lo mencionado anteriormente se podría dar a entender que el país no tiene arreglo, Ospina, como es característico de él, piensa que sí, fundamentando que, si bien las causas de que las cosas anden mal en Colombia se encuentran en la clase dirigente, en la élite del régimen, es decir en los dueños del poder, les está llegando su tiempo, pues afirma que pronto habrá una acción de la sociedad, quien despertará, abrirá los ojos frente a al contexto actual y se levantará en oposición para emprender cambio que es necesario. Respecto de este cambio, menciona que la piedra angular radica en que la sociedad debe apropiarse de su destino, para lo cual argumenta que no sólo se debe recuperar la confianza en nosotros mismos y creer que la transformación es posible, sino que también es necesario que, primeramente, reconozcamos nuestra identidad y nos hagamos conscientes del gran potencial que tenemos, así como de a gran riqueza de nuestro territorio, con la variedad natural, étnica y cultural y, a su vez, y en términos roussonianos, se realice un contrato social en el que en vez de perseguir los beneficios e intereses propios, se consigan los de todos, desvinculando el rojo y el azul de la dirigencia política al dejar a un lado el dominio bipartidista liberal-conservador que tanto daño ha ocasionado al país, y que en su lugar, se ice con mayor empeño y esmero la franja amarilla, a la cual hace alusión el título y el contenido del ensayo, pues simboliza una sociedad justa, equitativa y democrática, un bienestar común, que tenga por objetivo alzar el tan añorado proyecto nacional político, social, económico y cultural, sentado en las bases de la unidad social en la que se encuentren incluidos todos los colombianos, y que tenga por destino reconstruir la patria.

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