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Tipos De Subgeneros

juangor16 de Noviembre de 2013

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SONETO

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

RETORNO FUGAZ

¿Cómo era, Dios mío, cómo era? A

—¡Oh corazón falaz, mente indecisa!— B

¿Era como el pasaje de la brisa? B

¿Como la huida de la primavera? A

Tan leve, tan voluble, tan lijera A

cual estival villano… ¡Sí! Imprecisa B

como sonrisa que se pierde en risa… B

¡Vana en el aire, igual que una bandera! A

¡Bandera, sonreír, vilano, alada C

primavera de junio, brisa pura… D

¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste! E

Todo tu cambiar trocose en nada C

—¡memoria, ciega abeja de amargura!— D

¡No sé cómo eras, yo qué sé qué fuiste! E

MADRIGAL

Veo la luz de tus ojos Iluminando mis grises mañanas, Siento tus labios rojos rozando mi piel bajo las sábanas. La calidez de tu dulce compañía despeja las nubes de melancolía; eres luz de mis noches, ángel que mi vida guía; mis amores derroches que por tu amor anhelo, para que mi alma nunca dejes vacía, y eternamente vivamos el cielo.

LETRILLA

Rosal, menos presunción

donde están las clavellinas,

pues serán mañana espinas

las que agora rosas son.

¿De qué sirve presumir,

rosal, de buen parecer,

si aun no acabas de nacer

cuando empiezas a morir?

Hace llorar y reír

vivo y muerto tu arrebol

en un dia o en un sol:

desde el Oriente al ocaso

va tu hermosura en un paso,

y en menos tu perfección.

Rosal, menos presunción

donde están las clavellinas,

pues serán mañana espinas

las que agora rosas son.

No es muy grande la ventaja

que tu calidad mejora:

si es tus mantillas la aurora,

es la noche tu mortaja.

No hay florecilla tan baja

que no te alcance de días,

y de tus caballerías,

por descendiente de la alba,

se está rïendo la malva,

cabellera de un terrón.

Rosal, menos presunción

donde están las clavellinas,

pues serán mañana espinas

las que agora rosas son.

REDONDILLA

Paloma blanca de la paz,

De la guerra marca el final,

Cúbranos la luz matinal

Cese la matanza locuaz.

ONDA AL AMOR

Amor, hagamos cuentas.

A mi edad

no es posible

engañar o engañarnos.

Fui ladrón de caminos,

tal vez,

no me arrepiento.

Un minuto profundo,

una magnolia rota

por mis dientes

y la luz de la luna

celestina.

Muy bien, pero, el balance?

La soledad mantuvo

su red entretejida

de fríos jazmineros

y entonces

la que llegó a mis brazos

fue la reina rosada

de las islas.

Amor,

con una gota,

aunque caiga

durante toda y toda

la nocturna

primavera

no se forma el océano

y me quedé desnudo,

solitario, esperando.

Pero, he aquí que aquella

que pasó por mis brazos

como una ola

aquella

que sólo fue un sabor

de fruta vespertina,

de pronto

parpadeó como estrella,

ardió como paloma

y la encontré en mi piel

desenlazándose

como la cabellera de una hoguera.

Amor, desde aquel día

todo fue más sencillo.

Obedecí las órdenes

que mi olvidado corazón me daba

y apreté su cintura

y reclamé su boca

con todo el poderío

de mis besos,

como un rey que arrebata

con un ejército desesperado

una

...

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