Xalapa, qué vitalidad

Prosa Aprisa

Xalapa, qué vitalidad

Por: Arturo Reyes Isidoro

12/12/2011

Serán las ganas que tengo de ver las cosas con optimismo, será que me quiere contagiar el espíritu navideño, será que acaso influye en mí saber que voy a gozar de 15 días de vacaciones, algo de lo que nunca en casi 30 años que estuve trabajando en el gobierno o en funciones partidistas pude disfrutar. Será tal vez todo eso, me digo, pero creo que no, creo que mi percepción es la misma que tienen todos los xalapeños: qué vitalidad muestra la capital del estado en estos días aun cuando todavía no han pagado el aguinaldo; sus habitantes, su tráfico vehicular, sus comercios, sus centros de diversión, sus calles, sus noches. Cuando salgo a la calle y veo los miles y miles de coches, los ya diarios embotellamientos vehiculares casi a todas horas del día agravados en las últimas fechas por las procesiones guadalupanas, me pregunto a dónde va la gente, tanta gente. Me pregunto qué regalan en los grandes súpers y plazas comerciales, a algunas de las cuales para llegar hay que llenarse de toda la paciencia por tantos que quieren ir ahí y los vehículos tienen que ir en largas colas y a vuelta de rueda. La noche del viernes madrugada del sábado me fui de parranda, ahora bailadora, como en mis mejores tiempos y quedé sorprendido por la forma en que la ciudad, sus habitantes, superaron el temor, aquel miedo de septiembre que prácticamente paralizó la vida normal de la capital. Los bares atestados, los centros de baile, a reventar, los cantabares hasta el tope de jóvenes y jovencitas, muchos y muchas, los restaurantes también llenos, el servicio de taxis, como en los mejores tiempos, los estacionamientos nocturnos sin cupo por tanta demanda y por lo tanto las calles del centro convertidas en grandes estacionamientos. Casi me amaneció en la calle y me sorprendió ver caminando en horas inusuales a familias, a adultos con niños. Observador por deformación profesional, no deja de admirarme positivamente todo ello cuando sé que, por ejemplo, en el vecino puerto de Veracruz las cosas no son así, pues pervive el temor, el miedo, se continúan sucediendo hechos delictivos casi a diario atribuidos a la delincuencia organizada, muchos comercios y centros de diversión han vuelto a cerrar temprano por miedo a la inseguridad, en fin, lo que es de lamentar. Ayer incluso, volviendo al caso de Xalapa, no dejó de llamarme la atención ver desayunando en familia, en uno de tantos restaurantes de la capital, con toda tranquilidad, al ex secretario de Seguridad Pública general Juan Manuel Orozco Méndez o al mismísimo coordinador general de Comunicación Social de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, Miguel López Azuara, con el colega Carlos Duayhé y otras personas. En fin, cuánto celebro todo ello y no tengo

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