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YERBA SANTA


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2013  •  767 Palabras (4 Páginas)  •  3.093 Visitas

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Los niños son los más perceptibles de la realidad, juzgan a través de sus aún prematuros ojos todos los sucesos que ocurren alrededor de la manera más tierna y veraz.

Abraham Valdelomar, personaje que en la Literatura peruana, así como también en el periodismo dejó un legado y una huella muy importante, inaugurando la modernidad en la poesía y el arte peruano. En sus obras como: “El Caballero Carmelo” y “Yerba Santa”, podemos notar el realismo criollista y el estilo de carácter doméstico que lo caracterizaba, contando con mucha influencia del entorno familiar y social; sobre todo del ambiente que vivió en su infancia en la aldea de San Andrés, cerca a Pisco, donde pasó su niñez.

Especulo que el título del relato se debe al empleo excesivo y un poco huachafo de flores y yerbas en la celebración de la Pascua y la fiesta de Señor de Luren en la ciudad de Ica, como Abraham describe: “…mientras los fieles enlutados, cruzaban la caldeada acera, llevando flores, o zahumadores de filigrana, o cirios gruesos y decorados o ramos grandes de albahaca”.

En Yerba Santa, Valdelomar nos presenta un escenario de su infancia muy triste y lleno de recuerdos melancólicos narrados por él mismo. La historia gira en torno a Manuel, primo de Valdelomar, que “era un niño muy desgraciado” como es calificado por la madre del autor en el relato, se crió con la familia de Abraham en Pisco, a la cual le tenía mucho cariño y aprecio; Manuel era el mayor entres sus hermanos adoptivos, tenía una personalidad muy amable y jovial, aunque era muy reservado al momento de expresar sentimientos. La historia transcurre en episodios breves e importantes como: la repentina tristeza de Manuel que ocasionó que éste empiece a cantar yaravíes, la marcha de Manuel a Ica con su madre biológica por causa de una enfermedad contraída, el viaje de Abraham a Ica por Semana Santa y la descripción del ambiente, finalizando con la tragedia al saber que Manuel se suicidó.

Valdelomar detalló el entorno iqueño de aquella época resaltando las costumbres y tradiciones como: la procesión del Señor de Luren diciendo: “Recuerdo vagamente, como se recuerda un sueño, el día de Jueves Santo. Era el día del Señor de Luren, el patrón de mi pueblo. Durante muchas semanas antes, empezaban a llegar a Ica las ofrendas de todos los pueblos comarcanos…” y la autoridad de los adultos recordando: “Encerrábamos a los chiquillos en los jardines o corralones y a todos se nos decía: ¡Hoy no se ríe, ni se canta, ni se juega, ni se habla fuerte, porque se ha muerto el Señor!”. En mi opinión, podemos comparar al pequeño Abraham de la obra con “Julius” (personaje de Bryce Echenique), ambos niños con espíritus aventureros, observadores y sentimentales que miraban el mundo de una manera diferente con estilos peculiares al momento de describir la realidad.

Aunque no se sabe con exactitud

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