Ética medicada

Una ética medicada.

Por: Nathalia Pachón Blanco

“La crisis en el sistema de salud moderno está profundamente arraigada en la historia entrelazada de la medicina moderna y el capitalismo corporativo. Los principales grupos y fuerzas que dieron forma al sistema médico sembraron las semillas de la crisis que ahora enfrentamos." (Brown, 1979, pg. 1)

El sistema de salud radica en número de fármacos y camas hospitalarias, el éxito se mide mediante el número de ingresos en un sistema capitalista. Se rige en una economía globalizada, en el beneficio obtenido por la producción más allá del que recibe el cliente. Él concepto de paciente entra a una portada dentro de un libro adornado. Y mientras día a día se gradúan médicos, farmacéuticos, fisioterapeutas, entre otros, jurando proteger el bienestar con reglas éticas, previamente han establecido un matrimonio con el capitalismo. La industria farmacéutica es el más claro ejemplo de esto, entregando un efecto placebo al consumidor sobre su ética, busca sus políticas altruistas en el marketing.

La Corte constitucional entrego la ley 212 DE 1995 cómo la Ley del Químico farmacéutico. Dentro del primer artículo se citó (Diario Oficial No. 42.064, 1995) “Esta Ley tiene por objeto regular la profesión de Químico Farmacéutico, perteneciente al área de la salud, con el fin de proteger y salvaguardar el derecho que tiene la población de que se le otorgue calidad y seguridad en los medicamentos, cosméticos, preparaciones farmacéuticas con bases en productos naturales y demás insumos de salud relacionados con el campo de la Química Farmacéutica.” Sin embargo dos años antes, fue el bioquímico inglés, Richard John Roberts, el cual escandalizo el sistema de salud en 1993 después de la entrega de su premio nobel con sus afirmaciones en contra de la industria farmacéutica quien dejo los nueve artículos citados por el estado colombiano como utópicos o ignorantes.  

Por otra parte, el departamento de humanidades biomédicas de la Universidad de Navarra (2005) redacto el código de ética farmacéutica junto a la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria entre otras entidades, donde se establece como principio la relación entre el profesional y la sociedad y/o paciente, en cual se indica que el farmacéutico promoverá y procurará por un mejor estado de salud y el bienestar del paciente y/o población. Sin embargo, a diferencia del plan de estudios de un médico, un estudiante de farmacia tiene contacto con sus pacientes únicamente dentro de sus trabajos de investigación, en los cuales los sujetos experimentados entran en cantidades masificadas, donde su identidad individual es protegida por un número de sujeto de estudio.  Creciendo profesionalmente en la inconsciencia de sus consecuencias, en las vidas afectadas, en las familias influenciadas, él químico farmacéutico es graduado con una ética desconocida, con la ignorancia de su necesidad, de su fin. Aprende a combatir enfermedades a través de la mezcla de diferentes compuestos con la seguridad de que cada dólar que invertía en su investigación se multiplicará aproximadamente mil veces más que su cantidad inicial. ¿Cómo es posible qué un profesional se gradué con ética sin haberla estudiado o aplicado? Sí se cree en la educación como medio para las respuestas ¿Por qué entregar un medio incompleto, acaso se busca respuestas incompletas?

Cabe resaltar que no sé puede subestimar el gran avance científico que ha propuesto la industria con la creación de fármacos que beneficien la protección de la población contra enfermedades a través de vacunas o la eliminación de bacterias malignas en el cuerpo con antibióticos. El problema no radica en los elementos combinados o las reacciones generadas. Se debe a los grandes errores de multinacionales como Bayer AG quien fundamenta su ejecución en economistas como Werner Baumann educados con concepciones occidentales contemporáneas de producción, quienes ven la grandeza del sistema de salud a través de millones de dólares ganados y no el aumento de esperanza de vida de un continente. La creación de un grupo de directores economistas en una empresa de farmacia es como el desarrollo de una operación a corazón abierto por el director de finanzas del hospital, quien estará más preocupado por el consumo de luz dentro del quirófano que la continuación de un pulso estable del paciente.  

A pesar de los constantes debates entre ciencia y filosofía, es Juliana González Valenzuela (2010), filosofa mexicana quien realizo una conferencia donde se fundamenta el uso la ética y de las humanidades dentro de la ciencia, para así obtener un correcto desarrollo, quien afirma que la ética es quien debe salvar la producción tecno científica, en otras palabras el humanismo definido como un movimiento intelectual que busca el desarrollo resaltando las cualidades del hombre dando racionalidad a la vida, no puede olvidarse de su mismo bienestar y es la ética quien asegurara dentro de las sociedades consumistas la protección del mismo humano. Según Gonzales, (2010) el divorcio entre las ciencias y las humanidades infertiliza ambos resultados, por el contrario, la unión de estas garantiza la consciencia del humano y el autoconocimiento que desarrolla un humanismo beneficioso para la población.  

Así se evidencia en las denuncias que hace Gotzche (2014) en su libro “Medicamentos que matan y crimen organizado”  quien muestra que los fármacos no solo son la tercera causa de muerte en el mundo, si no a su vez con ejemplos como los SSRI, antidepresivos inhibidores selectivos de la receptación de serotonina, los cuales enseñan un incremento del 3400% en los jóvenes mayores de 18 años que han necesitado ayuda social después de haberlos consumido, adicionalmente el 10% de los niños con ADHD y el 10% de personas que consumen SSRI, terminan en un trastorno bipolar. Esto sin mencionar que un tercio de las mujeres son mal diagnosticadas con depresión, que un viudo tiene aproximadamente 2 meses pare recuperarse de su pérdida antes de categorizarse como depresivo y necesitar de un SSRI por el “desequilibrio químico de serotonina en su cerebro”. No hace falta mencionar que las anfetaminas son actualmente las sustancias más parecidas al efecto adictivo que genera el SSRI. Más si hace falta recalcar que los psiquiatrías son los profesionales que más cantidad de dinero reciben por la industria farmacéutica, que causa más de 200,000 personas muertas al año en Estados Unidos.

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