Análisis de “La muerte de Iván Ilich” de León Tolstoi
javieroromEnsayo11 de Abril de 2018
3.641 Palabras (15 Páginas)743 Visitas
[pic 1]
Análisis de “La muerte de Iván Ilich” de León Tolstoi
Javier Orozco Matar
Dra. Valeria López Vela
Índice.
- Introducción
- Felicidad y Deber
- Mesa de cuatro
- El verdadero egoísmo
Introducción
León Tolstoi escribió La Muerte de Iván Ilich, un libro en el que el que encontramos la historia de la vida de un hombre que no encuentra sentido, un hombre que a pesar encontrar el éxito en su vida profesional y en su vida social, no logra encontrarse feliz. Esta novela, publicada por primera vez en 1886, describe la vida de un hombre, similar a la que muchos de nosotros vivimos hoy en día. A través de la lectura, me es imposible no relacionar la vida de este personaje, con el estilo de vida que tenemos, con nuestros intereses y con nuestras metas. Encuentro familiar conceptos como la aceptación social y el éxito profesional y económico, mismos que son descritos en el libro como pilares de la vida de este hombre.
En cada conversación que tenemos nos encontramos con una inmensa diversidad de personalidades, de intereses, de opiniones, de estilos de vida. Cada uno de nosotros, gozamos de capacidades diferentes y vivimos distintas circunstancias. Con base en ellas buscamos un rol, un papel dentro de las sociedad a la que pertenecemos, en nuestra familia, en nuestro grupo de amigos y, en ultima instancia, en la comunidad a la que pertenecemos. Este rol que menciono define gran parte de quien somos. Es importante hacer hincapié en esta ultima oración, quizás cambiar su estructura un poco; el rol que tenemos en nuestra sociedad, define gran parte de quienes somos.
Con el objeto de terminar con esta reflexión y dar inicio al análisis del libro , debo mencionar lo siguiente. Como personas, como semejantes existe algo que nos une, y esto es nuestra naturaleza, todos nosotros la compartimos. La igualdad es parte fundamental de la concepción que debemos tener de nuestra especie. Por el hecho de estar sujetos a una naturaleza, debemos de concordar nuestros actos a ella. Sócrates menciona esto dentro de uno de los diálogos, en el que entra en discusión con Hermógenes y Cratilo, el hombre debe actuar conforme a su naturaleza:
…si todas las cosas no son para todos de la misma manera a la vez y siempre, y si cada objeto no es tampoco propiamente lo que parece a cada uno, no cabe menor duda que los seres tienen en si mismo una esencia fija y estable…existen en si mismos según la esencia que le es natural. [1]
Ahora bien, anteriormente mencione que todos nosotros somos diferentes, en personalidad, en intereses, en capacidades y en roles. Y aunque lo anterior suene algo contradictorio, debemos entender que somos iguales en esencia y completamente diferentes en lo que resta. ¿Quién soy? Una pregunta sencilla, pero que su respuesta va mas allá de un nombre y dos apellidos. Nuestro rol nos distingue e identifica de cualquier otra persona. Nos brinda el reconocimiento de la gente, junto con su respeto, su admiración o su rechazo. No debemos confundir el concepto que describo (nuestro rol), con nuestro empleo, o la manera en la que nos ganamos la vida, ni con el numero de amigos que tenemos, la gente que nos admira, o nuestra popularidad. Nuestro rol esta compuesto por mucho mas que eso, por nuestras obligaciones como amigos, como hijos, como padres o como hermanos, como empleados, como patrones o como clientes. La justa realización de nuestro rol tanto en nuestra vida profesional como en nuestra vida social, nos brindará una plenitud y una satisfacción, a la que muchos se atreverían a llamar felicidad
Es indudable que quien es feliz, esta acompañado y quien esta solo no lo es. La soledad puede aparecer incluso cuando hay alguien a tu lado, pues la presencia no es lo mismo que la compañía. Y es que desde el momento en el que nacemos dependemos de las demás personas para subsistir. Somos seres sociales, que hemos encontrado la comunidad como una forma de vida, no solo eso, sino que es un instinto natural a preservarnos como especie. El acercamiento intimo y honesto de una persona con otra, por algo mas que interés personal siempre debe ser valorado. La compañía, por mas que haya quien no la goce, mantiene a las personas en una especie de orbita, pues genera lazos y compromisos, lo llamamos amistad y es una clave para nuestra felicidad. Aristóteles hablaba de la importancia de la misma:
A lo dicho sigue naturalmente el estudio de la amistad, puesto que es virtud o la lleva consigo, siendo además de absoluta necesidad con miras a la vida, pues nadie gustaría de vivir sin amigos, aún poseyendo todos los demás bienes y aun los ricos y los que desempeñan cargos y mandatos se cree necesitan amigos mas que nadie...[2]
Sabemos que Aristóteles, definía al hombre como un zoon politikón, seres sociales y políticos por naturaleza, hace sentido por lo tanto que la amistad sea considerada por el “de absoluta necesidad con miras a la vida de un hombre”. Santo Tomas de Aquino siguiendo la filosofía aristotélica postula que el hombre nunca vive aislado, esta de acuerdo con Aristóteles en que somos seres sociales:
“El bien particular de cada uno de los hombres no es un bien plenario si no se realiza de acuerdo con el bien común de todos los hombres. Y no es que el hombre sea un ser social tan sólo por definición. Lo es por creación divina y lo es porque tiene que realizar el bien particular dentro del bien común”[3].
Para cerrar esta introducción quisiera esquematizar los puntos a los que me he referido como fundamentales en la vida de una persona. El primero, la adecuación de nuestra conducta con nuestra naturaleza, el segundo, el cumplimiento del rol que tenemos en la sociedad, y por ultimo, la amistad en nuestras vidas.
El autor nos ha presentado a Iván Ilich, un admirable sujeto, que sin duda alguna demostró sus capacidades, realizo su profesión de manera justa, brindo seguridad económica a los que de el dependían, gozó, sufrió y ha muerto, y su familia y amigos mas cercanos parecen manifestar un interés personal tras su muerte, antes que cualquier dolor ocasionado por la perdida. Quizás Iván jamás se encontró con la felicidad a la que todos aspiramos.
Felicidad y Deber
León Tolstói, nos ha descrito la historia de una hombre, Iván Ilich, nacido en Rusia. Su padre había sido un funcionario con un buen sueldo, sin embargo el autor lo describe como un “Consejero Privado e inútil miembro de varios organismos inútiles…” [4], fue el quien le dio la oportunidad de asistir a la Facultad de Derecho para convertirse en un abogado. Su padre había tenido tres hijos y una hija, Iván era el segundo de los hijos. El autor lo describe como el mas capaz de los tres, el primero había seguido el camino del padre, aunque en otro ministerio, el tercero, había fracasado en muchos empleos.
Era ya en la facultad lo que sería en el resto de su vida: capaz, alegre, benévolo y sociable, aunque estricto en el cumplimiento de lo que consideraba su deber; y, según él, era deber todo aquello que sus superiores jerárquicos consideraban como tal. No había sido servil ni de muchacho ni de hombre, pero desde sus años mozos se había sentido atraído, como la mosca a la luz, por las gentes de elevada posición social, apropiándose sus modos de obrar y su filosofía de la vida y trabando con ellos relaciones amistosas. Había dejado atrás todos los entusiasmos de su niñez y mocedad, de los que apenas quedaban restos, se había entregado a la sensualidad y la soberbia y, por último, como en las clases altas, al liberalismo, pero siempre dentro de determinados límites que su instinto le marcaba puntualmente.[5]
A partir de la anterior definición podemos darnos una clara idea de Iván. El autor no ha dejado nada a parte, nos ha descrito a un hombre carismático, con un indudable “don de gente”(tiene la facilidad de relacionarse con las personas, de encajar en el ambiente en el que se sitúa), sin embargo es disciplinado y ordenado en su deber, tiene claro que las palabras de sus superiores son ordenes, sin importar el contenido de las mismas. Un hombre al que le llama la atención la gente adinerada, gente de elevada posición social. El autor comenta que al terminar su carrera acudió a un famoso sastre, se hizo un traje y se colgó un reloj. Kierkegaard, filosofo danés del siglo XIX, describió a tres tipos de hombres, el hombre estético, al ético y al religioso, cada uno de esos hombres vive dentro de nosotros. “El hombre estético es el que vive de sus sensaciones sin querer ir mas allá de ellas…este individuo crea placeres para huir de los placeres anteriores…porque ninguna experiencia lo satisface”[6]. Dicha definición parece encajar perfectamente en la persona de Iván, un hombre consiente de su potencial que se consideraba por lo mismo, superior a los demás.
Tras acabar la carrera Iván ocupó el cargo de ayudante de gobernador, paso cinco años viviendo una vida cómoda, en la que disfrutaba no solo de los placeres que le brindaban sus ingresos, sino de su mismo cargo, su nuevo empleo, una posición fácil dentro de los tribunales de la provincia. El autor comenta que había ocasiones en las que visitaba el Distrito, hacia visitas oficiales y se comportaba de manera reservada, exigente e incluso severa. El gobernador y su mujer lo trataban como a un miembro mas de la familia. Sin embargo, Iván era joven y habrá quien diga que atractivo, yo no me atrevo a decirlo, en su vida social era festivo, tuvo amoríos, una señora mayor que el, una modista, edecanes, son algunas de las que comenta el autor.
...