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Amor Al Arte

jenas6 de Noviembre de 2013

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El amor al arte. Los museos europeos y su público.

La investigación efectuada por los sociólogos Pierre Bourdieu y Alain Darbel, toma como universo algunos museos de Europa (Grecia, París, España, Holanda, Polonia y España) y afirma que el arte nunca había sido tan difundido como en esta época, pero tampoco tan analizado y explicado.

Se inicia el trabajo de investigación con la aplicación de un cuestionario, cuya intención consistía en medir indirectamente las expectativas pedagógicas del público que las preencuestas y las entrevistas libres permitieron revelar; el cuestionario debía ser muy breve y no contener algo que pudiera molestar a los visitantes de los diferentes medios sociales, dicha situación resultaba difícil de cumplir toda vez que unas preguntas que podían parecer simplistas para algunos, para otros podían resultar difíciles.

La elección de los museos se efectuó considerando la afluencia anual a los mismos, como muestra se tomaron 121 museos de Francia considerando los que contienen pinturas y esculturas y se evaluó en cada uno, la facilidad de acceso, dinamismo del conservador, la cantidad de obras expuestas, el número de obras poseídas, el tipo de obras, la calidad global de las mismas y el tipo de presentación. Aunado a lo anterior se determinó el atractivo turístico de cada museo adoptando como indicador el número de estrellas que atribuye la Guía verde a cada ciudad, al museo y a las obras expuestas.

Del análisis efectuado se puede afirmar que el número anual de visitas define de manera satisfactoria la jerarquía de los museos y que la mayoría de las características de los museos están estrechamente vinculadas entre sí. Estos métodos se aplicaron además para seleccionar los museos en Grecia, Holanda y Polonia.

Por lo que hace a las personas interrogadas, lo más importante era que cualquier persona que entrara al museo mientras era desarrollada la encuesta fuera incluida en la muestra. La unidad estadística que se escogió para las encuestas fue “la visita” y no “el visitante”, por lo tanto, se consideraron a personas en lo individual, pero también a cada uno de los integrantes de un grupo o de una familia.

Entre los visitantes que accedieron a contestar la encuesta existen casos en que se dejaron preguntas sin respuesta, principalmente esto se atribuye a la significación que las diferentes categorías sociales concedieron a las preguntas. Se destacan dos preguntas, la primera relativa a las razones y condiciones de la visita en donde las clases populares responden dándolo por hecho, mientras que las clases altas parecen desconfiar de la pregunta sospechando el trasfondo de la misma, mismo caso para los profesores y especialistas en arte quienes inclusive no responden, al darse cuenta que en las respuestas se omiten las “respuestas nobles” como son “por amor al arte”. Ahora bien, la segunda pregunta es en relación a la frecuentación de los museos, a la cual las clases populares al no contestar o no mencionar más museos demuestran ignorancia, mientras que las clases altas parecieran ofenderse con tan ingenuas y rudimentarias preguntas, misma situación al preguntarles sobre los pintores preferidos.

Aunado a lo anterior, fue necesario seleccionar metódicamente, los momentos en que habría de realizarse la encuesta, considerando que la estructura social del público varía según los días de la semana y los periodos vacacionales.

La encuesta principal permitió establecer, a propósito de una muestra muy grande, las estructuras fundamentales del público de los museos y las relaciones significativas y significantes entre las características sociales de los visitantes y sus actitudes u opiniones, lo que hizo posible y necesaria la verificación de los conocimientos adquiridos. Las encuestas sucesivas facilitaron información sobre la relación entre el tiempo de la visita declarado por el visitante y el tiempo real de la misma, sobre los ritmos de frecuentación de los museos y sus variaciones dependiendo de las características sociales de los votantes y la relación entre frecuentar los museos y realizar otras practicas culturales. La última verificación de esta información fue efectuada mediante encuesta en 1965.

Asimismo, se advierte que la frecuentación de los museos es directamente proporcional con el aumento del nivel de instrucción, tal es el caso de los museos franceses, en donde el 9% de los visitantes, tres cuartos de los cuales son estudiantes, carecen de cualquier título, el 11% tiene certificado de estudios de primaria, el 17% tiene título de enseñanza técnica o de primero de secundaria, el 31% son bachilleres y el 24% posee un título equivalente o superior a la licenciatura universitaria. Un dato que considero interesante es que se comprobó que ciertos visitantes de las clases medias se distinguen del conjunto de su categoría no por poseer un título universitario, necesariamente, sino porque complementaron su formación de modo autodidacta buscando elevar su nivel cultural; con ello, se confirma que la titulación por sí sola, no es un indicador incuestionable de nivel cultural, ya que las personas que no han obtenido un certificado o título acuden al museo, precisamente porque se atribuyen un nivel cultural y buscan incrementarlo.

Aunado a lo anterior, destaca el hecho de que el público de los museos es relativamente joven, comenzando sus visitas durante el nivel bachillerato y la edad promedio (entre 15 y 24 años) se incrementa progresivamente a medida en que se elevan en la jerarquía social y por ende, quienes mas contacto hayan tenido con las obras, más fomentarán sus visitas y actividades culturales. Estos datos arrojan la interrogante si la relación que vincula la edad y la frecuentación no traduce simplemente el efecto de la educación y la misma pregunta se plantea entonces para las relaciones entre la frecuentación y la categoría socioprofesional o la residencia.

En el cuadro 1, relativo a la Tasa de frecuentación anual según las categorías, destaca el caso de los agricultores; dentro de estos se encuentran los artesanos y los comerciantes, quienes acuden con más frecuencia al museo, lo anterior, debido a que pertenecen a una subcategoría complementaria atípica, tanto por un nivel de instrucción superior a la media como por opiniones más cercanas a las de las clases superiores que a las de las otras clases medias, destaca que en diferentes porcentajes, dichas personas ejercen un oficio relacionado con la moda, son libreros o impresores o practican un oficio relacionado con el arte (dibujante de paneles, decorador, bisutero, anticuario, por ejemplo.)

Una de las categorías que no pudo aislarse dada su importancia es el hábitat, lo anterior debido a la estrecha vinculación con la categoría socioprofesional y el nivel de instrucción.

Por otra parte, uno de los resultados obtenido a través de las encuestas y de la aplicación de fórmulas matemáticas arroja que las diferentes categorías de visitantes distinguidos conforme al grado de instrucción, son homogéneos por lo que hace a la intensidad de su práctica, la cual varía y se intensifica a medida que el nivel de instrucción es mayor.

Por lo que respecta al fenómeno del turismo en relación con la frecuentación, se puede afirmar que si bien una gran cantidad de personas sale de vacaciones, no por ello se incrementa su asistencia a los museos; en ese sentido, el turismo solo ejerce un efecto diferencial según las categorías sociales, pues si bien puede motivar o animar a las personas menos cultas a realizar su primer visita, no puede por sí solo generar un interés en la asistencia, que sea de larga duración. Sin embargo, el turismo va ligado estrechamente al nivel de instrucción pues los recursos determinan la duración del viaje, los gastos de desplazamientos y los destinos elegidos; es por ello, que, inclusive en la hipótesis de que las posibilidades turísticas fueran iguales, las diferentes categorías sociales seguirían entregándose de manera desigual al turismo cultural. Considerando el nivel de educación y de jerarquía social, gracias al turismo, a medida que avanza la edad crecen la posibilidades de descubrir el museo, pues como ya se indicó quienes tienen el primer acercamiento al museo por el turismo, generalmente no dan continuidad.

Otro fenómeno ligado a la instrucción, a la capacidad económica y al turismo es visitar determinados museos porque existe una obligación subyacente de pertenecer al mundo culto; para ello se toman en cuenta los consejos plasmados en las guías turísticas. Sin embargo, los imperativos culturales obligan únicamente a quienes creen que manifiestan su pertenencia al mundo culto obedeciendo las reglas que determinan dicha pertenencia, es decir a las clases más instruidas, mientras que los miembros de las clases populares que se atrevan a transgredir las normas estéticas y culturales de su contexto, por tratar de acercarse a la cultura, serían rechazados y censurados por su intento de aburguesamiento.

No obstante, si bien es cierto que el nivel de instrucción es determinante en la frecuentación, también lo es que la acción educativa del sistema escolar tradicional solo fomentará el acercamiento y el interés por la cultura en individuos que previamente hayan adquirido conocimientos y aprendizajes o por lo menos atracción por la cultura, en el núcleo familiar.

Del análisis de las diferentes variables también resulta la existencia

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