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Analisis Sociantropologico De La Juventud

aylenmansilla13 de Agosto de 2013

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Resumen

En el presente trabajo se intenta dar cuenta de las implicancias que tiene el contexto social actual en la constitución de la condición de juventud. Para ello se propone un recorrido por distintas teorías e investigaciones acerca de dicha noción.

Diversas investigaciones destacan que el concepto de juventud no alude únicamente a un estado, a una condición social o a una etapa de la vida, si no que también significa un producto (Margulis y Urresti, 1996; Brito, 1996; Reguillo, 2000). La revisión realizada permite demostrar que la juventud no es una mera categorización por edad, sino que es una construcción que involucra numerosas cuestiones.

A modo de conclusión, se plantea que lo social adquiere relevancia en la construcción de las juventudes, motivo por el que resulta relevante pensar en posibles propuestas para promover una vivencia de la juventud de una manera más placentera, en un mundo en constante cambio.

Palabras clave: Juventud, contexto social, cultura, moratoria social, estatus social, habitus.

Aproximación a la noción de juventud. Implicancias del contexto social actual

A la hora de hacer una revisión del concepto de juventud, se hallan distintos significados que aluden al mismo. Sin embargo, para los fines de este trabajo, interesa considerar lo social en la construcción de la condición de juventud. Es por ello que se ofrecerá una conceptualización que tenga en cuenta ( entre otras cuestiones) a la dimensión social.

Margulis y Urresti (1996) afirman que cuando se habla de juventud de lo que se trata es de superar el hecho de distinguirla como una simple categorización por edad. Motivo por el que los autores le otorgan un rol relevante en la conformación de la juventud, a la diferenciación social y en cierto modo a la cultura.

Según Sandoval (2002), la juventud es considerada como una categoría etaria, como una etapa de maduración (área sexual, afectiva, social, intelectual y físico-motora) y como subcultura.

Dentro de este marco, desde la sociología de la cultura se entiende que la juventud no se trata de una esencia sino de una categoría social definida históricamente. Esta categoría se conforma sobre una base material constituida en la oposición con otras categorías etarias (clases de edad) y la vivencia generacional de los códigos culturales, la memoria y el tiempo (generación). Sólo bajo circunstancias sociales determinadas, esta base material constituye un principio de distinción e identificación. La juventud constituye un fenómeno contemporáneo, y como categoría es resultado de las sociedades postmodernas.

Por su parte, Reguillo (2000) plantea que la juventud, tal como hoy se conoce, es producto de la posguerra, debido al surgimiento de un nuevo orden internacional que constituía una geografía política en la que los vencedores podían acceder a impensables estilos de vida e imponían sus estilos y valores. De este modo, la sociedad reconoció la presencia de niños y de jóvenes, como sujetos de derecho y de consumo.

Dentro de este panorama, resulta necesario considerar la noción de condición juvenil. Noción que según Pérez Islas (2010), implica pensar en la adultez, dado que la juventud comprendida como condición social se encuentra subordinada a la adultez; desde donde se pautan reglas y comportamientos esperados, en distintos espacios sociales. Además, los jóvenes negocian con los adultos, se resisten, se enfrentan, o llegan a una aceptación o tolerancia de las propias prácticas. De esta manera, generalmente los jóvenes continúan siendo sujetos sujetados, ya sea porque no tienen autonomía financiera o un hogar propio y necesitan depender de sus padres, o deben concurrir a instituciones educativas, o su inserción productiva depende de la decisión de otros. Los jóvenes desde la perspectiva adulta son percibidos como personas a las que se debe socializar para que asuman las responsabilidades (Pérez Islas, 2010).

Dentro de este marco, siguiendo con los aportes del autor, vale decir que la condición juvenil constituye una asimilación-conflicto-negociación-resistencia en campos particulares, donde los adultos tienen hegemonía sobre los jóvenes. Además, al decir de Margulis y Urresti (1998), la condición juvenil está relacionada con la heterogeneidad económica, social y cultural que se vivencia, dado que de este modo existen distintas maneras de ser joven. En un planteo similar, Brito (1996) sugiere que la juventud constituye una condición social con cualidades específicas que se expresan de distintos modos según las características sociales de cada sujeto. Es por ello que nos encontramos ante la presencia no de una juventud, sino de las juventudes. Al respecto, Margulis y Urresti (1998) señalan que no existe una única juventud. Por el contrario, las juventudes son múltiples y varían según las características de clases, el lugar en el que viven y la generación a la que pertenecen. Los autores plantean que:

“Juventud es un significante complejo que contiene en su intimidad las múltiples modalidades que llevan a procesar socialmente la condición de edad, tomando en cuenta la diferenciación social, la inserción en la familia y en otras instituciones, el género, el barrio o la micro cultura (Margulis y Urresti, 1998, p.4).”

Según Dávila León (2004), la definición de la categoría juventud implica lo juvenil y lo cotidiano. Lo juvenil alude al proceso psicosocial de construcción de la identidad y lo cotidiano al contexto de relaciones y prácticas sociales en las que se lleva a cabo el mencionado proceso, sustentado en factores ecológicos, culturales y socioeconómicos.

Particularmente en la sociedad actual, según Margulis y Urresti (1998), se concibe a la condición de juventud como un modo particular de estar en el mundo, o en la vida. Al respecto, un aporte relevante lo realiza Cháves (2009), quien a raíz de una exploración de las distintas teorías sobre juventud, expresa que la misma es pensada por distintos investigadores como una manera que posee la sociedad y la cultura de vivir una porción de la vida, desde distintas situaciones y posiciones sociales. En este sentido, distintas investigaciones realizadas muestran un avance en el acuerdo, en el ámbito de las ciencias sociales, de concebir a la juventud como una categoría analítica que adquiere sentidos y significados específicos al ser analizada dentro del mundo social. Es dentro de este marco que se podrá hacer una explicación acerca de lo que es ser y estar joven en un tiempo y lugar determinados; lo que será concebido como juventudes (Cháves, 2009).

Juventud, moratoria social, estatus social y habitus

La juventud desde los siglos XVIII y XIX empieza a ser considerada como una capa social que tiene algunos privilegios, tal como un tiempo de permisividad. Lo que estaría dando cuenta de lo que se conoce como moratoria social. La que según Trujillo y otros (2002), alude al tiempo intermedio en el que los jóvenes, primordialmente los de clase media y alta, retrasan los compromisos, tales como el matrimonio, y tener hijos, destinando mayor tiempo para el estudio y la capacitación. Esto generalmente se da por el hecho de tratar de sobrevivir en un mundo en el que reina la competencia, por lo que se requiere mejor y mayor capacitación y preparación en lo referido a la educación. Estos grupos, según Margulis y Urresti (1998) y Gallego y Granada (2008), son cada vez más numerosos y van definiendo sus características culturales propias. Igualmente, considerando lo expuesto por estos autores, esta noción de moratoria social significa un incremento de la diferenciación social y de la exclusión social, dado que no todos los jóvenes de todas las clases sociales pueden acceder a esta moratoria. La que se corresponde con la juventud paradigmática, representada mediante una abundancia de símbolos en el ámbito mass-mediático. El que muestra al sujeto bello, que viste la ropa de moda, deportivo, alegre, despreocupado y ajeno a las responsabilidades de la vida, a las exigencias, a los conflictos económicos, al trabajo y a la familia. Este es el modelo de joven que se resalta desde los medios de comunicación, y el que posibilita la emisión de signos sociales denominados: juventud. Dichos signos se inclinan hacia la constitución de un conjunto de características relacionadas con el cuerpo, con la vestimenta, con el arreglo, y habitualmente son mostrados, a la sociedad, como modelo de todo lo que es meritorio de deseo.

Por el contrario, los integrantes de los sectores populares tendrían limitadas las condiciones para acceder a la moratoria social mediante la que se define la condición de juventud. Lo anterior sucede, dado que éstos deben ingresar tempranamente al mundo laboral, a trabajos más duros y menos atractivos. Además, generalmente asumen responsabilidades y obligaciones familiares a menor edad que los jóvenes de clases medias o altas. No cuentan con el dinero y por ende con el tiempo para tener un período más o menos prolongado con menores obligaciones.

Si sólo nos centráramos en esta perspectiva, pareciera que únicamente pueden ser considerados jóvenes aquellos sujetos que forman parte de sectores medianamente acomodados. “Los otros carecerían de juventud” (Urresti y Margulis, 1998, p. 4).

Considerando esta realidad, no se puede dejar de considerar que los jóvenes crecen y se desarrollan en el marco de una sociedad capitalista, en la que tiene lugar un sistema de posiciones. En este sentido, al decir de Martín Criado (1998), se entiende a la estructura social como un sistema de posiciones. “Estas posiciones se hallan en relación unas con otras –forman un sistema-” (Martín Criado, 1998, p. 72). Las posiciones se encuentran jerarquizadas.

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