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Animal Racional


Enviado por   •  11 de Mayo de 2015  •  1.960 Palabras (8 Páginas)  •  175 Visitas

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Animal racional y dependiente

Si bien estas tres características se presentan en tal orden en el título del libro, MacIntyre las discute en el siguiente orden no puede explicarse una dimensión sin la otra. Para explicar la animalidad humana, él comienza explicando cómo ciertos animales no humanos, específicamente los delfines los cuales toma para su estudio, se comportan de manera tal que puede suponerse que los mismos tienen razones para actuar así. Los mismos “florecen” en cuanto son capaces de organizarse con otros delfines hacia un mismo objetivo. No solamente su organización en búsqueda de un bien sino como cito del libro, en referencia a un estudio con delfines mulares “muestran que la capacidad de los delfines para reconocer referencias a objetos puede adoptar una forma lingüística, y eso sólo es posible en virtud de sus capacidades pre lingüísticas.” En primer punto están los que apoyan que los delfines muestran una facultad de atención, reconocimiento, identificación y también deseos y emociones que manifiestan. El que dirijan sus acciones a un fin (bien) lo hacen con ciertas razones para actuar. Este punto va a entrar en argumento o conflicto con ciertos presupuestos filosóficos que no adjudican creencias, conceptos ni razones para actuar a los animales que carecen de lenguaje. Sin embargo Anthony Kenny (y MacIntyre) subsecuente sostendrán que los animales no tienen razones para sus acciones dado a la falta de lenguaje. No es cuestión de que no se orienten hacia un bien como cuando se organizan para la caza, etc. Citando del libro: “¿Por qué la ausencia de lenguaje tiene esa consecuencia?” Es tanto así porque el animal no puede evaluar su motivo para actuar. Los animales no tienen una concepción de mundo porque no pueden aprehender el objeto con el que se relacionan en cuanto objeto. Al decir que un delfín (o cualquier otro animal no humano) se orienta hacia un bien lo hacemos analógicamente con la facultad del ser humano. El bien puede darse en tres formas: un bien como medio, un bien como fin y un bien práctico. Para florecer como ser humano, la persona “necesita aprender a verse a sí mismo como razonador práctico”. Para el florecimiento de los humanos (contrario a los animales) se necesita primeramente el uso del lenguaje aunque no se reduzca a esto. El niño debe pasar las etapas infantiles del “¿Qué quiero?” al “¿Qué quiero más?” al “¿Qué es lo mejor que puedo hacer?”. En esta etapa, no puede haber una dominación por parte de sus deseos imperiosos. Al actuar de esta manera, aquí y ahora, bajo las mejores razones, el ser humano toma distancia de sus deseos. En las etapas infantiles, el niño actúa según sus deseos casi como los animales. El niño debe aprender que debe de tener buenas razones para actuar. No significa que se actué sin deseos sino que lo haga por razones orientadas al bien. Esta transición tiene tres características. Como dijimos, el lenguaje y el empleo del mismo, la superación de los deseos inmediatos y el paso de la conciencia limitada al presente a una conciencia que incluye un futuro imaginado”. El que se pueda imaginar futuros posibles viene acompañado con la visualización de bienes alcanzables. Esta imaginación debe ser realista pero muchas veces se ve empobrecida puesto que las posibilidades en los individuos (especialmente los que sufren algún tipo de discapacidad) están determinadas por los recursos que tienen sino también por la contribución de los demás que muchas veces no cuentan con dicha imaginación. Por el papel que juegan estas personas en el desarrollo humano del niño habrá que ver cuáles son las virtudes que se emplean en la educación (padre, madre, tíos, etc.,) y como se relacionan con las del razonador práctico. El desarrollo de un razonador práctico depende mucho de los patrones (redes) de reciprocidad los cuales encontramos también en los animales no humanos. La gran diferencia es que los animales no humanos no saben que han recibido un cuidado ni conocen un mañana ni un pasado. Sin embargo para poder independizarnos como razonadores prácticos debemos de superar o desligarse de los vínculos afectivos y las dependencias. Para ser independientes hay que reconocer la dependencia y tener el reconocimiento de sí mismo como agentes. Esto también incluye la transformación de las motivaciones a través de las virtudes morales e intelectuales las cuales deben ejercitarse por las cuales se educan a otros para que también sean razonadores prácticos. Indaguemos en un punto muy importante para el desarrollo de un razonador práctico: la serie (o red) de relaciones que discutíamos anteriormente. El ser humano necesita de los demás. Esto se caracteriza especialmente en los primeros años de vida y en la vejez. En estas relaciones asimétricas, cada persona ha recibido de sus padres y formadores a los cuales se halla en deuda pero no sabrá a quién tendrá que dar. Para ser lo que somos lo hemos recibido de nuestros padres y si acaso no estaba en nuestras posibilidades desarrollarnos (por alguna incapacidad) deberíamos pensar que esa desgracia pudo haber sido la mía. Dentro de las relaciones se destaca la justa generosidad en donde se incorpora a través de la misericordia y los afectos a todos sin distinción de la duración de la relación. No se da en proporción a lo que se recibe, no se tienen cálculos a lo que sería casi imposible de medir. Esto conlleva la virtud de la gratitud al recibir sin transformarlo en carga y la virtud de la cortesía a quienes no dan lo suficiente. En resumen, aunque el libro abunde más en el

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