Anticristo

‘“El Anticristo”

Introducción:

En el libro “El Anticristo” del autor Friedrich Nietszche, el texto contempla una crítica enorme contra el cristianismo y la religión en general, empezando por lo que el autor denomina “inversión de los valores”, causada por la corrupción del mundo por la Iglesia, y en el último párrafo del libro, retoma el tema de los valores. Es un interesante libro que cautiva e impresiona desde las primeras páginas de este libro; El libro inspira a la conciencia, a la posesión de si, contradice nuestras creencias religiosas, el nietzscheismo no se establece que es una teología es más bien todo lo contrario a ella, inspirado en el pecado entre más allá del bien y del mal. En la siguiente frase el autor indica algo que todo mundo lo tenemos muy en claro, pero que es muy difícil ponerlo en práctica. “La verdad y la creencia en la verdad de una cosa son dos mundos de intereses completamente extraños el uno al otro, son casi dos mundos opuestos, se va del uno al otro por caminos profundamente diversos”1. Siempre es más fácil creer algo que no hemos visto personalmente o también creer cosas de las cuales no tenemos conocimiento, durante todo el libro el recalca esta falta de cultura de la humanidad.

Desarrollo:

Hablar del anticristo implica considerarlo tanto desde una perspectiva individualizada como estructural, con esa mirada encontramos al apóstol Juan haciendo mención al espíritu del anticristo, una alusión clara para todos aquéllos que no creen en el regreso de Cristo y que por ende están llenos de mentira, una atmósfera de oscuridad y distancia abismal de todo lo Santo y Puro de la persona de Jesucristo.

En este libro Nietzsche, critica a la religión católica y sus males, que de hecho en esta era y siguen siendo los mismos perturbando a la humanidad. El cristianismo somete a las personas más débiles a una "moralidad esclava", que no provocan en ellos más que un estado de resignación y conformismo hacia todo lo que sucede a su alrededor; los valores infundidos de tal fe después de profundizar y encontrarse a sí mismo tienen que ser cambiados, es por eso que para entender el libro hay que comprender lo que en si es el Superhombre y se puede definir así: “El superhombre es seguro, independiente e individualista, y no se deja llevar por la multitud; al contrario de las personas débiles, que sólo se dejan llevar por las tradiciones y las reglas establecidas, no cree en las cosas que prometen las religiones después de la muerte, él sólo cree en lo real y en lo que puede ver. Es un ser que, ante todo, razona; aunque eso no quiere decir que no sienta. Este superhombre se deja llevar por sus pasiones y sus sentimientos, pero a su vez, se domina a sí mismo; no busca sólo el placer, esa sería la diferencia con "el último hombre" el último peldaño hacia el superhombre”2.

Así que el cristiano en su debilidad como no encuentra en sí mismo su propia capacidad de fuerza y de poder en su interior, en el exterior trata de suplantarla tratando de encontrarla en la religión; es por eso que juzga y ataca con una infundida moral torcida (omitiendo su verdad individual y por ello no es acertada con la realidad) todo lo contrario a lo que pueda desequilibrar todo lo que representa (su capacidad, fuerza y poder) entre ellas se encuentran: la razón, los sentidos, los honores, el bienestar y la ciencia. Sus reflexiones se basan en historias ficticias para encontrar verdades a la vida cotidiana y darle sentido a su vida.

Nietzsche establece primero, la historia de Jesús, que como ya sabemos era judío, llevo una vida ejemplar pregonando siempre la paz, el perdón y sobre todo lucho contra la iglesia de su tiempo, no contra las creencias, sino contra la jerarquía de la iglesia y el enriquecimiento de esta a costa del pueblo, a pesar de haber sido una persona pacífica tuvo una muerte reservada para los más viles. A partir de ahí, deja de centrarse en Jesús para hablar de sus discípulos, obviamente y como muchos de nosotros no entendieron el por qué a su maestro se le había dado una muerte tan horrible y llenos de rencor, deseos de venganza e ira, comenzaron una nueva doctrina que al contrario de lo que había querido Jesús era idéntica a la Judía.

San Pedro y

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