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Anticristo

chuchorap27 de Noviembre de 2013

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Impactos Ambientales y Actividades Productivas

Producción de agua en zonas rurales

Descripción del ámbito de actividad

El abastecimiento de agua en zonas rurales abarca todas las actividades destinadas a satisfacer la demanda de agua en regiones primordialmente campestres.

Las regiones rurales se distinguen por:

• Estructuras nómadas

• Estructuras agrícolas

• Estructuras de periferia urbana.(La clasificación no incluye plantaciones ni latifundios)

El abastecimiento de agua en zonas rurales abarca el suministro de agua para el consumo humano y para otros usos de la población rural, incluyendo por ejemplo el agua de riego para huertas. Dada la imposibilidad de separar claramente el suministro de agua para el ser humano y para los animales, se considera que el abastecimiento rural abarca también el suministro de agua para el ganado, incluido el abastecimiento de bebederos, a pesar de que éste constituye un problema independiente desde el punto de vista de su impacto ambiental.

Los proyectos de abastecimiento de agua en zonas rurales no abarcan el suministro de agua para fines agrícolas en general. Se excluyen particularmente el riego de cultivos, así como las obras hidráulicas rurales. El abastecimiento rural, a diferencia del urbano, carece generalmente de un sistema de distribución por tuberías, exceptuando los conductos de aportación a zonas con escasez de agua y los tramos (generalmente cortos) que conforman las rudimentarias redes de alimentación de pilas públicas en poblaciones extensas.

La demanda de agua se ajusta forzosamente a los recursos disponibles y utilizables. La demanda de la población rural oscila generalmente entre 15 y 30 litros por persona y día, pudiendo ser aún menor. Sólo supera los 60 litros por persona y día en casos excepcionales (cuando existen conexiones domiciliarias o de patio). Si se tiene en cuenta la demanda de agua para el ganado, deben calcularse adicionalmente unos 15 litros diarios por cabeza de ganado menor y unos 75 litros diarios por cabeza de ganado mayor.

Los proyectos rurales del ámbito se clasifican según la técnica de captación de aguas, pudiéndose distinguir entre:

• Abastecimiento con captación de aguas subterráneas

• Abastecimiento con captación de aguas superficiales, incluyendo:

• Aprovechamiento de aguas superficiales

• Aprovechamiento de aguas pluviales.

En muchos casos, dependiendo del volumen de agua disponible en las distintas épocas del año, se combina el aprovechamiento de las tres fuentes de abastecimiento para cubrir la demanda.

Los sistemas de abastecimiento públicos en zonas urbanas cuentan con (grandes) instalaciones de captación y almacenamiento y están conectados a un sistema de distribución. Las zonas rurales, en cambio, suelen tener sistemas de abastecimiento 'descentralizados', cuya construcción y operación se llevan a cabo muchas veces con la participación de los beneficiarios, en el marco de proyectos de autoayuda.

Grupos relativamente reducidos de consumidores -desde familias extensas hasta aldeas o comunidades de pastores nómadas- se abastecen de pequeñas instalaciones individuales, que en muchos casos se encuentran muy alejadas y dispersas y generalmente carecen de sistemas de distribución. El acarreo del agua en las zonas rurales corresponde tradicionalmente a las mujeres y a las niñas.

Para el abastecimiento descentralizado de aguas subterráneas se recurre generalmente a pozos excavados o perforados, así como a la captación de manantiales. Las instalaciones de extracción se adaptan a las necesidades de los consumidores, así como a los recursos hídricos disponibles y a las posibilidades técnicas y de construcción. Suelen ser pequeñas, con una capacidad de extracción de hasta 1 m³/hora en los pozos de las aldeas y de hasta 5 m³/hora en las zonas de pastoreo.

La extracción se lleva a cabo con métodos tradicionales, ya sea a mano o con la ayuda de animales de tracción. Sin embargo, también se usan aparatos mecánicos, tales como bombas de mano o de motor (generalmente diesel), norias, etc. Son escasas las fuentes artesianas, en las que el agua subterránea brota a presión haciendo innecesaria la extracción. En algunos casos, el agua extraída se conduce a 'tanques comunitarios', que suelen ser depósitos cerrados provistos de un grifo, con una capacidad de 2 a 6 m³.

La captación de aguas superficiales suele realizarse en pequeños embalses (generalmente represas de tierra). El agua de precipitación se recoge en cisternas (desde baldes y barriles hasta tanques cerrados de hormigón, chapa de acero o plástico), valiéndose de superficies de captación y de recolección apropiadas (techo, laderas selladas, etc.).

La distribución del agua, es decir su acarreo desde el lugar de extracción hasta el de consumo, aún se realiza primordialmente en recipientes portátiles, o en recipientes más grandes que pueden ser cargados por asnos. Este trabajo corresponde generalmente a las mujeres y a las niñas. Las tuberías de conducción son poco comunes, y cuando existen suelen ser muy cortas. Para reducir en lo posible el transporte, los bebederos se ubican muy cerca del punto de extracción o de recolección.

Entre los elementos esenciales de los proyectos de agua rurales se cuentan las medidas locales destinadas a regular el abastecimiento, especialmente en situaciones de escasez. Las medidas incluyen la restricción de los horarios de abastecimiento y de bombeo, la restricción del volumen de extracción y otras medidas destinadas a reducir el consumo, como por ejemplo la aplicación de tarifas.

Impacto ambiental y medidas de protección

Visión sinóptica

Los proyectos de abastecimiento de agua en áreas rurales pueden tener efectos ambientales, alterando especialmente la cantidad y la calidad del agua disponible en las fases de:

• Extracción (sobreexplotación del recurso)

• Transporte, almacenamiento y distribución

• Repartición del agua disponible (derechos y formas de uso).

Además, pueden producirse efectos ambientales secundarios y terciarios, ocasionados por:

• El aumento de la demanda a causa del desarrollo ('realimentación positiva')

• La sobreexplotación del recurso, inducida por períodos de abundancia que dan lugar al sobrepastoreo y el ramoneo, así como por cambios en los esquemas de uso.

De lo dicho anteriormente se desprende que las medidas de protección ambiental incluyen aspectos tanto cuantitativos como cualitativos. Se trata primordialmente de estrategias orientadas a prevenir la sobreexplotación del recurso y los riesgos higiénicos. Además de las medidas técnicas realizables (por ejemplo, acondicionamiento básico de pozos utilizando tecnologías apropiadas), se requieren actividades complementarias para organizar la autoayuda, especialmente campañas educativas y de higiene. A las mujeres les corresponde un papel decisivo en la planificación y, ante todo, en la ejecución de estas campañas.

Sobreexplotación y peligro de contaminación del agua como recurso natural

Generalidades

Los recursos de agua están expuestos a alteraciones perjudiciales de tipo cuantitativo (alteración del volumen total y de la cantidad disponible en los distintos lugares y temporadas) y cualitativo (alteración de la calidad y, por tanto, de la aptitud para distintos usos, debido a sustancias contaminantes, bacterias, etc.). Los proyectos de abastecimiento de agua son causas potenciales de tales alteraciones.

La recolección de aguas pluviales no plantea peligro alguno de sobreexplotación, debido a las restricciones naturales del volumen utilizable (que en muchas regiones es de por sí escaso). En el caso de las aguas superficiales, los riesgos son primordialmente de tipo cualitativo.

Los efectos más graves se producen como consecuencia de la explotación de aguas subterráneas, las cuales pueden sufrir daños extensos e irreversibles, de tipo cuantitativo o cualitativo. El agua fósil es un recurso no renovable, por lo que se hará todo lo posible para evitar su explotación.

Desde el punto de vista higiénico, los pozos abiertos son mucho más vulnerables que las instalaciones de bombeo cubiertas.

En zonas rurales con estructuras tradicionales, donde el volumen de extracción suele ser reducido, la suma de los recursos disponibles en muchos casos ofrece un potencial de regeneración adecuado que permite evitar la sobreexplotación sostenida. No obstante, la suma de varios factores negativos puede llevar a la sobreexplotación.

Sobreexplotación del recurso

Aguas subterráneas

En términos cuantitativos, la regeneración de las aguas subterráneas -como recurso hídrico más sensible- depende esencialmente de la tasa de recarga, que en muchos casos es muchísimo menor que el promedio de precipitaciones. El siguiente ejemplo ilustra la importancia de este factor:

• Si las precipitaciones regeneran las aguas subterráneas a razón de 88 mm/año, una comunidad rural con un sistema normal de pozos individuales y un volumen de extracción anual de unos 8.000 m³ (unas 10 horas de operación al día con un volumen de extracción de entre 0,8 y 2 m³/h) requiere un área de captación de 10 hectáreas (0,1 km²).

• En cambio, con una tasa de recarga 10 veces menor (8 mm/año), los pozos necesitan un área de captación diez veces mayor (unas 100 hectáreas = 1 km²).

El ejemplo anterior resalta la extremada sensibilidad del balance hídrico en zonas con una tasa de recarga baja (inferior a 10 mm/año), siendo

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