BASES ANTROPOLÓGICAS DE LA CONDUCTA MORAL
xhunaxhi20 de Agosto de 2012
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1. Introducción
Los miembros de toda sociedad poseen normas morales de un tipo u otro, al igual que en toda sociedad la gente se casa y participa en los juegos. Con todo, afirmar que las normas éticas son universales puede ser tan desorientador como afirmar que la religión es universal, ya que muy bien pudiera ser que la estructura presente en todas las sociedades sea muy simple. ¿En qué sentido podemos afirmar que las normas éticas son universales?.
Los antropólogos nos indican que en todas partes existe algún tipo de distinción entre el impulso momentáneo o el deseo personal, y lo que es bueno, deseable, correcto o justificable en un sentido u otro. Según Raymond Firth es esencial a las normas éticas el que sean consideradas como "externas, no personales en su origen" e "investidas de una autoridad especial" que "exige que sean obedecidas" (Elements of Social Organization, London, Watts and Co., 1952, pp. 186 y 197).
¿Podemos también afirmar que los diversos conceptos éticos -los de deseable, de deber, y obligación moral, de lo reprensible y lo moralmente admirable- están presentes en todas las sociedades?. En primer lugar, el recuerdo de las consecuencias desagradables debe hacer que los seres humanos se vean forzados en todas partes a percibir las diferencias entre lo que se desea y lo que es preferible. En segundo lugar, en vista de las inevitables colisiones de intereses propios de la coexistencia social, y en vista de la necesidad de predecir el comportamiento en empresas que requieren la cooperación de varias personas, es evidente la gran utilidad de reglas que regulen lo que ha de hacerse en una serie de situaciones habituales. La importancia de tales reglas para la vida social nos hará esperar que las sociedades que sobrevivan cuenten con algún tipo de reglas revestidas de autoridad de este tipo y, por tanto, con algún concepto tal como "es legalmente obligatorio que" o, con relación a reglas más informales, "es moralmente obligatorio que", o ambas cosas.
En tercer lugar, si existen reglas, y conceptos de conducta preferible en una sociedad, es difícil que falte una clasificación de personas y conductas que se conformen o dejen de conformarse con estas reglas y normas. La gente será juzgada con relación a su respeto o no a estas reglas, siendo clasificado su modo de ser favorable o desfavorablemente. De ser así, todas las sociedades deben desarrollar ideas que se aproximen a los conceptos de reprensible y moralmente admirable.
La afirmación de que en todas las sociedades se desarrollan conceptos éticos, no quiere decir que estos conceptos sean paralelos de unas lenguas a otras. Lo más que puede afirmar es que, en contextos particulares, todas las lenguas contienen expresiones que pueden reflejar la misma idea, producir un efecto muy semejante, dados los supuestos y actitudes de los participantes en el discurso ético.
2. La razón de las normas éticas
Cuando afirmamos que un grupo posee normas éticas, al menos parte de lo que significamos es que el promedio de sus miembros poseen creencias acerca de lo que se elige o prefiere justificadamente, consideran algunas reglas de conducta como revestidas de autoridad y justificadas, algunas veces critican a las personas y sus conductas por incumplimiento de reglas morales y se sienten motivadas, hasta cierta medida, a elegir lo preferible y a conformarse con las reglas morales, ya por ellas mismas o a causa del interés en la aprobación de los demás.
¿Cuál es la razón de las normas éticas y por qué son universales? ¿Cuál es la explicación de que existan normas éticas en absoluto, o de su afianzamiento? Es razonable presuponer que el desarrollo de los sistemas éticos implicó procesos causales del tipo que según podemos observar hace que los sistemas éticos se sigan manteniendo hoy día. Por otro lado, la utilidad de los sistemas éticos debe haber desempeñado alguna función.
Muchas, o la mayoría, de las reglas morales no habrían tenido lugar en absoluto si nuestro mundo hubiera sido semejante al paraíso, ya que en este mundo no habría sido necesario realizar actos considerados como inmorales (como robo, asesinato,...). Muchas reglas morales prohiben la realización de algo que alguien muy bien pudiera sentirse tentado a hacer y que sería injurioso para otra persona, pero en un paraíso nunca se darían estas condiciones y, en consecuencia, no existirían reglas morales. En otras palabras, un prerrequisito para la aparición de algunas reglas morales es la existencia de condiciones tales que las haga útiles; aunque también es posible que algunas reglas morales se desarrollen sin ninguna función.
La explicación de la universalidad de las reglas éticas podría realizarse mediante una argumentación del tipo "supervivencia del más apto". En efecto, en las épocas primitivas la supervivencia, incluso de las sociedades, era algo precario; para que una sociedad, o tribu, pudiera sobrevivir era necesario que en ella existiera cierta estabilidad; la función de las normas morales es la de proporcionar esta estabilidad. Esto no nos explica, sin embargo, la aparición de las normas éticas.
Esta argumentación puede, sin embargo, ser completada acudiendo a la psicología. Según la psicología los individuos tienden a abandonar las pautas de comportamiento que son penalizadas y mantienen las pautas de conducta que son gratificantes. De este modo, la posesión de normas éticas como una pauta de conducta, se sigue de la utilidad de poseer normas éticas que tenderán a desarrollarse al menos en muchos grupos sociales.
¿Cuales son los beneficios o utilidad que sirven para justificar la posesión de normas éticas? En primer lugar, poseer creencias éticas es poseer un sistema de consignas para la acción, para analizar acciones alternativas en términos de aspectos favorables o desfavorables. Si no contásemos con creencias tales como "el conocimiento es bueno", o "se debe decir la verdad excepto...", como guías, ya bien actuaríamos a ciegas o, de lo contrario, tendríamos que dedicar mucho tiempo a la reflexión en cada caso particular. No poseer creencias éticas de ningún tipo o no contar con tendencia a ser guiados por tales creencias, sería igual que no contar con creencias generales en absoluto, o no poseer ningún hábito. El poseer algunas normas es, por tanto, una medida de economía esencial para el individuo.
Además, si la vida ha de hacerse tolerable debe proporcionar algunas medidas de seguridad, protección con relación a la violencia personal y otros ataques a las condiciones fundamentales de la existencia individual. Debe existir paz y orden dentro de un grupo social. Para proporcionar seguridad deben existir reglas revestidas de autoridad, estas reglas son tanto más eficaces cuanto más informal es el mecanismo de coacción; las normas morales proporcionan este tipo de mecanismos.
Las normas éticas son útiles no sólo como medio eficaz para procurar seguridad, sino también como un sistema eficiente de guías para la vida cooperativa. Las normas éticas prescriben, en muchos contextos, el papel que determinados individuos han de desempeñar en el comportamiento institucionalizado.
3. Moral y antropología
Sólo el hombre es capaz de acción moral; no hablamos de conducta moral aplicándolo a los animales; la razón de ello -bien conocida de todos- es que el hombre es un ser libre y, en consecuencia, responsable de sus actos, mientras que no ocurre lo mismo con los animales; además, sólo el hombre es capaz de realizar valoraciones morales, sólo de las acciones humanas decimos que son morales, inmorales o amorales. En consecuencia, si queremos arrojar luz sobre la conducta del hombre, habremos de estudiar qué sea el hombre, y la ciencia que estudia el hombre es la antropología; queda, en consecuencia, demostrada la pertinencia del estudio antropológico en relación con la moral.
Pero, ¿cuál es la importancia de la antropología en relación con la moralidad? El ser del hombre determina su obrar; el ordo essendi es lo decisivo y lo normativo del ordo agendi. Por eso, toda norma moral o toda costumbre que se proponga al hombre, para ser obligatoria hay que probarla con la piedra de toque del ser del hombre, y mostrar su consonancia con él. La aportación que la antropología puede aportar al estudio de la moralidad es triple:
1. La antropología aporta una contribución ineludible para lograr una adecuada definición del ser humano, que es el presupuesto necesario para comprender correctamente su orden moral. Los resultados de la antropología muestran que la libertad humana no sólo es limitada en virtud de su finitud o carácter contingente, sino también que es "mente coroporeizada" o ser psico-somático.
2. La antropología puede indicar al hombre cómo cumplir los requerimientos de su ser moral, cómo debe el hombre realizarse moralmente. Por ejemplo, para hablar de la libertad moral del hombre, antes, como condición previa, debemos tener presente la esencia de la libertad como atributo del ser humano.
3. Las ciencias antropológicas, aplicadas a diversos aspectos humanos, han planteado problemas morales que antes no se conocía.
Hay, además, otro aspecto que pone en relación moral y antropología; es el siguiente: la moral filosófica (la ética) estudia el obrar del hombre, la acción específicamente humana y libre; desde esta perspectiva, la ética debe situarse como un momento o aspecto de la antropología. La única base en la que se puede sólidamente fundar y posteriormente edificar una ética racional es partiendo de un adecuado concepto de naturaleza humana.
3.1 La moral como algo constitutivamente
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