CONOCIMIENTO VÁLIDO

¿CUÁL ES EL CONOCIMIENTO VÁLIDO?

Un almuerzo ameno, una sobremesa entre amigos, y esta pregunta resuena en el aire: ¿qué conocimiento es el válido? Se oyen surgir frases como “el que me dio mi experiencia de vida”, “¡el mío, por supuesto!”, “todo y ninguno, al mismo tiempo”, “eso depende de la circunstancia”, e, incluso, algún bromista cita a Sócrates: “¡sólo sé que no sé nada!”

Ahora bien, para determinar cuál conocimiento es valedero debe definirse, primeramente, qué es conocimiento, el cual, resume Fouce (2001-2013), es “todo saber que se puede justificar racionalmente y que es objetivo.” (documento en línea), por lo que las opiniones personales, las creencias y la fe no encajarían dentro de esta definición. Asimismo, se distinguen dos grandes tipos de conocimiento: el empírico y el científico. El primero consiste en la observación del entorno a través de los sentidos logrando entenderlo e interactuar con él. En este sentido, el conocimiento se adquiere a través de la experiencia y de la práctica especialmente durante el proceso de socialización del individuo.

Por su parte, el conocimiento científico, según señala Montaño Álvarez (2011), “pretende descubrir relaciones constantes que se obtienen mediante la investigación metódica y apropiada; pretende y logra hallar las leyes y principios que obedecen los fenómenos y los acontecimientos.” (documento en línea). En él, los sentidos son utilizados para ver, oír y tocar la realidad para luego analizarla, explicarla e identificar el por qué de las cosas, creando teorías comprobables y generalizadas. Por ello se dice que el conocimiento empírico y el científico están relacionados en la medida en que uno es precursor del otro.

Sin embargo, se han identificado otros tipos de conocimiento, a saber: ordinario, funcional, intuitivo, condicional, de divulgación y sensible. Todos éstos constituyen las distintas formas de saber del ser humano. En efecto, el hombre obtiene un conocimiento formal sobre su entorno – a través de la ciencia, de la escolaridad – pero también adquiere conocimiento a través de su experiencia y de la de sus predecesores, por ejemplo, de la práctica metódica de una actividad, de lo que su mente intuye que es correcto hacer ante una situación determinada, de lo que lee y escucha, etcétera.

Por otra parte y según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado LIBER (2004), la palabra válido refiere todo lo “que cumple los requisitos necesarios para algo.” (pág. 923). Por tanto, como indica Manzano Arrondo (2006), “no es correcto afirmar que un objeto (un diseño, un experimento, una técnica de control...) es válido o no en sí mismo, sino con respecto a una tarea o a un objetivo para el que se utiliza.” (documento en línea).

Así pues, desde que nace el individuo va adquiriendo conocimiento formal e informal de lo que lo rodea: personas, naturaleza, objetos; de las ciencias que rigen su persona y su entorno: biología, psicología, matemáticas, física; de las formas de expresión de pensamientos, sentimientos e ideas: el arte, en general; de las costumbres y tradiciones de su género, su grupo social, su país de origen o residencia. Este conocimiento variará de uno a otro individuo en función de sus circunstancias de vida, su actitud, sus debilidades y fortalezas, siendo mayormente similar entre aquellas personas que comparten lazos filiales, una misma profesión u oficio, un mismo lugar de residencia, una misma actividad recreativa o, incluso, experiencias de vida parecidas, familias parecidas.

Ahora bien, la validez de este conocimiento es circunstancial; está condicionada a si el mismo es adecuado para afrontar una situación determinada o solucionar de manera efectiva un problema específico. Un saber que sea el más propicio para ayudar a

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