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Certeza


Enviado por   •  9 de Julio de 2021  •  Apuntes  •  1.757 Palabras (8 Páginas)  •  87 Visitas

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“El conocimiento fiable puede estar desprovisto de certeza”. Explore esta afirmación haciendo referencia a dos áreas de conocimiento.

Hasta la actualidad, tanto la fiabilidad como la certeza han ido de la mano, siendo ejes fundamentales de la producción de conocimiento. Estos tienen diferentes métodos de calificar algo como certero y fiable, como la observación de lo existente, relacionado con la explicación de la realidad, de manera empírica o como proposición de lo incorregible. No obstante, estas percepciones a veces son más subjetivas que objetivas causando ciertas grietas en el conocimiento humano, pero siendo calificadas como fiables por los mismos métodos de aceptación de lo certero.

En la historia los sucesos son irrefutables, pero el análisis y exposición del historiador pueden ser discutidos por su producción y principalmente por el método de obtención de conocimiento. Entonces ¿Hasta qué punto la veracidad de las fuentes históricas secundarias asegura la fiabilidad de su conocimiento adquirido?

En primer lugar, el lenguaje original de textos utilizados para el análisis de fuentes secundarias a veces no suele adaptarse a conocimiento previo del individuo careciendo de certeza, y por lo tanto de fiabilidad. En la adquisición de información de primer orden por medio oral sobre sucesos históricos estas se centran en el impacto al individuo mas no en lo fundamental que rige y depende el final de un suceso histórico, de tal manera que el historiador solo encuentra una descripción de los hechos que tienen un grado de subjetividad. Esto al no centrarse en temas que conciernen la historia (política, económica y social) carece de fiabilidad por analizar el suceso centrada en el individuo. De acuerdo con el estudio del filósofo Eduardo Álvarez sobre el problema del sujeto en Ortega, el mundo objetivo que se impone al individuo, no impide nunca que exista siempre un primer movimiento de proyección de sí mismo hacia las cosas que integran aquella extrañeza en una vivencia (Álvarez, 2010). En la obtención de datos por medios orales primarios (testigos), este suele prestar atención a si mismo de manera empírica lo que obstaculiza que el historiador tome un enfoque objetivo relacionado a los hechos anteriormente indagados. Tal es el caso del verdadero descubridor de una de las 7 maravillas del mundo ubicado en Perú (Machupicchu). Longevos que vivirían a los alrededores afirman que Agustín Lizárraga es el verdadero descubridor de Machu Picchu, personas que poco a poco lograron difundir esta información por todo el valle del cusco, siendo poco creíble por no tener suficientes pruebas observables (documentadas, fotos o filmaciones); solamente existe una obra del cuzqueño Américo Rivas, autor de la obra, titulada "Agustín Lizárraga: el gran descubridor de Machu Picchu", donde añade abundantes detalles inéditos a una historia ya conocida y aceptada por los especialistas, pero que aún el público  desconoce. Sin embargo, el verdadero descubridor incluye muchas historias, no siempre fiables. Desde saqueadores sin escrúpulos, hasta exploradores, y juicios internacionales por el material arqueológico. Es así que la gran mayoría de personas se basan en fuentes orales descriptivas, pero al no ser fundamentadas de manera objetiva (centrada en la historia misma) se le da valor al sujeto que describe de forma objetiva y no centrada en sí mismo, de tal manera que se nombró a Hiram Bingham oficialmente el descubridor de Machu Picchu para el mundo quien el 24 de julio de 1911 llegó a estas tierras gracias a los comentarios que había escuchado en el Cusco sobre una oculta ciudadela Inca, Rivas(Citado en El Mundo, 2011).

Por otra parte, la aplicación del método hermenéutico en la adquisición del conocimiento carece de completa objetividad para su validación debido que es interpretativo. Este como tal, al ser aplicado para juicios históricos, tiende a ser retórico con la intención de persuadir al sujeto, saliendo del sistema interpretativo de información primaria de los hechos a la intención de demostrar que algo es verídico, lo que da suponer que la comprensión de tales hechos no fue del todo certera. Gadamer, piensa que no podremos nunca tener un conocimiento objetivo del significado de un texto o cualquier otra expresión de la vida psíquica (citado en Rueda, 2006). Al ser la interpretación de textos una forma hermenéutica para la adquisición de conocimiento, el historiador necesita situarse en el acto del pasado para poder comprenderla en el presente. Sin embargo, ese no es el caso ya que la mente humana también tiende a darle valor a lo subjetivo del presente, consecuentemente al analizar y producir conocimiento se sitúa en el pasado, y se interpreta rigiéndose como causa de la realidad actual.

La filología algunas veces desprovee de certeza en la adquisición de conocimiento por la mala interpretación del lenguaje, sin embargo, a no ser corregidas pasan a ser supuestamente fiables, de forma que la historia está falseada por una mala interpretación de los datos recogidos. El lenguaje es fundamental para el análisis de hechos, esto incluye el contexto en el que se expresó y a que se refería, si las palabras solo se presentan como proposiciones están en riesgo de ser distorsionadas. Wittgenstein (citado en Vilarmea, 2011) afirma que “si no sabemos el significado de las palabras, no podremos saber tampoco qué es lo que estamos negando” aplicando en la historia un simple juego de palabras a partir de lo propuesto sin significado puede ser tomando para un grupo como certero mientras no sepa la realidad en la que se formó. Claro ejemplo es la falsificación de documentos británicos por la IRD durante la guerra fría en la que falsificó carteles de campaña chinos, en los que en su originalidad se dirigían en contra de Estados Unidos por sus caracteres en inglés, sin embargo, estos  al ser cambiados al mandarín cambiaron el sentido de antiestadounidense a anticomunista, de tal manera que, la industria se consideró fiable hasta después de 30 años en donde se desacredito su certeza, seguidamente (Berg, 2019), demostró que la palabra puede cambiar el rumbo de la historia haciendo ver fiable a pesar de no serlo a la certeza, por el hecho de haber sido aplicada en la realidad que fue expresada.

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