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Comprender El Mal


Enviado por   •  20 de Junio de 2014  •  1.068 Palabras (5 Páginas)  •  182 Visitas

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Comprender el mal

No se puede prescindir de la empatía para entender las razones oscuras de nuestros actos

Gitta Sereny, fallecida en junio de 2012 a los 91 años, fue una de las más importantes periodistas del siglo XX, autora de varios libros extraordinarios que tratan de desentrañar una pregunta fundamental y obsesiva: ¿de dónde nacen el odio, la violencia, el crimen? Si suponemos, como ella, que esos comportamientos son la encarnación del mal y que, por otra parte, no existen dos subespecies humanas, la de los monstruos y la de los normales, ¿cómo explicar que se cometan esos actos destructivos? Sereny pensaba que era posible comprender incluso los crímenes más atroces reconstruyendo la vida de su autor, sus relaciones y contactos con otras personas a su alrededor, las circunstancias en las que se había encontrado: su identidad no era más que su historia. Y quien desee impedir que se repitan los crímenes debe intentar comprenderlos.

Sereny nace en Viena en 1921, en una familia de artistas; estudia en Inglaterra y en 1938 se instala en París, con el sueño de ser actriz. Al estallar la guerra, empieza a trabajar para una organización caritativa que se ocupa de los niños abandonados y de los fugitivos. En 1941 tiene que huir, consigue atravesar la frontera española y se embarca rumbo a Estados Unidos. Cuando vuelve a Europa, a comienzos de 1945, empieza a trabajar para la UNRRA, la Administración de Naciones Unidas para el Auxilio y la Rehabilitación, el organismo de la ONU encargado de ayudar a los refugiados de guerra y las personas desplazadas. Los dos años siguientes van a decidir su vocación.

Se calcula que los nazis llegaron a robar 200.000 niños en Polonia

La envían a la Alemania ocupada por los ejércitos occidentales, con la misión de ocuparse de los niños arrancados de sus lugares de origen. Entonces descubre un crimen insospechado. Al día siguiente de la ocupación de Polonia, las autoridades alemanas habían empezado a fijarse en los niños de aspecto “ario” (rubios y con ojos azules), a secuestrarlos y llevárselos a Alemania, donde los más próximos al modelo racial eran adoptados por familias y los otros estaban destinados a convertirse en trabajadores esclavos. Se calcula que los “niños robados” de Polonia fueron 200.000, a los que hay que añadir otros capturados en Ucrania y otros lugares. El crimen exigía una reparación, ¿pero cuál? Los niños habían sufrido un primer choque cuando, con tres, cuatro o cinco años, les habían separado de sus padres, su lengua y su país; al acabar la guerra, cuando tienen 8, 9 o 10 años, vuelven a arrancarlos de sus familias adoptivas, en las que habían estado rodeados de amor, para devolverlos a un país que no conocen, con adultos de los que no se acuerdan y donde se habla una lengua que no entienden. La situación se complica aún más por motivos políticos: en la situación de guerra fría que ha sucedido a la guerra real, ¿no sería mejor para los niños enviarlos al paraíso occidental que al infierno comunista? ¿No les convendría más una tercera familia, transatlántica? No es de extrañar que algunos de esos niños después desarrollen comportamientos asociales y tendencias violentas.

Después de dos años, Sereny deja la UNRRA; a partir de entonces,

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