Conflicto y educación Emile Durkheim

Durkheim conflicto y educación

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Los análisis de Durkheim de la educación nos permiten conocer el papel y el sistema de enseñanza en el que se desempeña las sociedades modernas; además de ofrecer la posibilidad de relacionar las diferencias culturales con las desigualdades de posición y de clase.

Según Durkheim, la educación homogeniza a los individuos en una cultura común y en su definición implica la socialización y diferenciación de los individuos en culturas determinadas, que vienen dadas desde la división del trabajo.

Hablar de lo que hizo Durkheim en la educación, es pensar que se ha influido en la construcción de una moderna sociología. Dentro de ella y sus análisis, constituyen el contenido fundamental de todo su pensamiento. Su teoría sociológica constituye todo una sociología de la cultura.

Durkheim ha sido el sociólogo que ha elaborado un pensamiento sistemático en el campo de la educación. Adentrarnos en sus obras nos permite cuestionarnos el pensamiento sociológico actual, el papel del sistema de enseñanza que se desempeña en las sociedades modernas. Su análisis ofrece la posibilidad de relacionar las diferencias culturales con las desigualdades de posición y de clases.

Educación, socialización

Para captar el concepto de educación de Durkheim, se necesita tomar en cuenta los análisis como la respuesta sociológica a las ideologías pedagógicas vigentes en su época, así pues, la sociología de la educación durkheimiana es producto sobre todo una crítica de la concepción idealista de la educación.

El esfuerzo se centra en derribar la imagen que la educación y el sistema de enseñanza habían elaborado el idealismo alemán sobre todo los planteamientos educativos de Kant.

Para Kant, el ser humano en el momento que nace posee una serie de facultades que la educación debe desarrollar y potenciar. Y su papel de las instituciones consiste en sacar a la luz esas potencialidades que la persona humana tiene en su interior.

La educación entonces es el instrumento del que los hombres se han dado para perfeccionar su naturaleza, llevándola a su máximo desarrollo posible. Al mismo tiempo la educación para Kant no se reduce a ser una mera instrucción, sino que tiene como finalidad última moralizar al ser humano, capacitarle para una vida virtuosa, de esta manera la educación permite al hombre alcanzar la felicidad, meta o aspiraciones.

La educación en el pensamiento kantiano no posee como función principal la conservación y reproducción de la cultura (conjunto de normas valores costumbres y conocimientos existentes en una sociedad), sino la mejora de la humanidad de acuerdo con un ideal preexistente.

Para Kant, la educación no debe estar orientada hacia el presente y el pasado, sino hacia el porvenir, hacia el futuro, tratando de mejorarlo. El objetivo de sus análisis pedagógicos no consiste en describir o en explicar lo que es o lo que ha sido la educación, sino determinar lo que debería ser. Esta orientación hacia su último destino explica que a través de ella, al hombre se le abra la posibilidad de alcanzar la felicidad.

Para Kant, lo mismo que para Mill, para Herbart y para Spencer, la educación habría tenido sobre todo como objeto realizar en cada uno de los individuos los atributos de la especie humana, llevándolos a su más alto grado de perfección posible.

Existe una educación y una sola, la cual se adapta a todos los hombres, sean cuales sean las condiciones históricas y sociales de las que dependen, siendo este ideal abstracto y único el que los teóricos de la educación se proponen terminar.

Hay una naturaleza humana cuyas formas y propiedades son determinables de una vez y para siempre, y el problema pedagógico consistía en ver de qué forma la acción educacional debe ejercerse sobre la naturaleza humana.

El ser humano solamente se constituye de una forma progresiva en el curso de un lento desarrollo, que tiene su comienzo en el seno materno y que no termina hasta la madurez. El objeto de la sociología de Durkheim en educación es mostrar la falsedad de los teóricos en los que se apoyaban los planteamientos idealistas.  

La educación se debería estudiar como hecho social como si se tratase de una cosa, de esta manera, afirma que desde el enfoque sociológico no es válido hablar de la educación en abstracto, de la educación ideal, de lo que debería ser la educación, sino hay que tratarla como aquello que es, tal como se da en la realidad, es decir, como un conjunto de prácticas sociales y de instituciones sociales.

La cultura y las instituciones educativas no forman parte de la sociedad, sino que son la propia sociedad. A partir de lo que tenemos podemos construir el futuro.

Durkheim arranca de una concepción antropológica radicalmente contraria a la de los idealistas, así según su opinión no podemos hablar de una naturaleza humana existente, pues los seres humanos no pueden ser explicados a partir de sus rasgos biológicos naturales.

La sociedad produce y construye en cada individuo lo que se ha venido llamando la naturaleza humana.

A cada generación la sociedad se encuentra en presencia de un terreno casi virgen sobre el que se ve obligada a edificar, partiendo de la nada. La educación no puede ser por tanto un proceso de descubrimiento extracción y conformación de todas las potencialidades que están innatas en el sujeto. La práctica educativa no se limita a desarrollar una preexistente de naturaleza del hombre, sino que humaniza al hombre, lo crea.

Durkheim rompe con la tradición idealista que desde Sócrates identificaba educar con alumbrar y desarrollar todo el potencial innato en cada persona, lo propio e intransferible que hay en cada individuo, sus cualidades, sus aptitudes, valores y maneras de ser, facultades intelectuales, artísticas y morales, hasta conseguir su pleno desarrollo que permita que cada individuo pueda alcanzar su propia identidad y llegar a ser “él mismo”.

La educación ha creado en el hombre un ser nuevo.

Educación es sinónimo de humanización. El hombre no nace, se hace, pero no en un sentido histórico individualista sino sólo en la medida en que es producto de una sociedad concreta en un espacio y un tiempo concreto.

El hombre adquiere un pensamiento y un ethos, es decir un determinado sistema de hábitos mentales y prácticos, una concepción del mundo y de la realidad, una forma de vida y moral concreta.

La educación no es creación espontánea del individuo sino producción de este, pero producción cultural. La sociedad misma es la que por medio de que se ha ido formando y consolidando, ha extraído de su propio seno esas grandes fuerzas morales ante las que el hombre ha sentido su propia inferioridad.

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