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Creer en DIos


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  2.033 Palabras (9 Páginas)  •  246 Visitas

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¿POR QUÉ CREO EN DIOS?

Algunas personas piensas que para creer en algo o en alguien  es necesario que exista una evidencia que pueda demostrarnos que es real o que por lo menos lo fue. Si bien es cierto, tener evidencias es necesario para demostrar a los demás y convencerlos de que algo ocurrió o que existe. Pero al hablar de un ser divino, de un Dios, a veces no es necesario dar evidencia de que existe, pues hay cosas que no se pueden comprobar en cuanto a su existencia; no existe algo que pueda convencer a algunos de la existencia de Dios. Como se ha dicho algunas ocasiones sabemos que existe el aire, por que lo sentimos y no porque lo vemos; otros están seguros de la existencia de ciertas partículas invisibles, como lo es el átomo, pues con explicaciones y ciertos experimentos  pueden dar a conocer que existe y la manera como está constituido. Sin embargo nadie ha podido ver ni siquiera la sombra de un átomo, ya ni decir de las partículas subatómicas.

Algo similar ocurre con las personas que desean una evidencia de la existencia de Dios para que acepten que en realidad existe. Aún así,  se ha dado evidencia de su existencia, se han dado pruebas de su manifestación en diferentes formas. Pero si de evidencias se trata, mirarnos a nosotros mismo y ver que somos una de ellas. Somos organismos “perfectos” fisiológicamente, nuestro cuerpo fue diseñado para funcionar armoniosamente consigo mismo y el medio que lo rodea. Cada  célula, cada molécula, cada órgano está en total concordancia. No logro comprender cómo existen personas que han albergado en sus mentes la idea de que fuimos creados por accidente, por simple casualidad y que de a cuerdo a las circunstancias que hay en el medio, nos fuimos adaptando y evolucionando a través de los miles y millones de años.

Si hablamos de la naturaleza o de nuestro alrededor podemos encontrar incontables muestras de la existencia de ese Ser, el cual no podemos ver. Nuestro planeta es un simple punto en comparación con otros astros, aun existen planetas mucho más grandes que el nuestro, estrellas inmensamente más gigantes que el sol, miles y millones de estrellas, incontables galaxias. Y con todo esto, existen personas que se aferran a que todo estos es producto de la casualidad. Cómo creer en eso cuando todo el universo esta en un equilibrio impresionante, donde solo se conoce un mínimo porcentaje de ese espacio al cual le llamamos universo.

Quizá el Dios que nos imaginamos vas mas allá de las capacidades de las que nuestra mente puede tener idea. Podemos llegar a tener diferentes opiniones en cuanto  a la forma y naturaleza de Dios, pero como seres humanos nunca nos pondremos de acuerdo  en cuanto a eso.

Evidencias y más evidencias podemos encontrar de su existencia, pero bíblicamente, podemos descubrir que la fe es lo que nos da esa seguridad de la existencia de ese Dios creador y sustentador. “Mas bienaventurado es aquel que creyó y no vio”. Pero a pesar de que podemos encontrar muchas formas de comprobar la existencia de un Dios y de esta manera creer en él, cada vez se hace más difícil creer que es  real, pues podemos ver que cada día la situación del mundo es cada vez más aterradora y nos sorprendemos por lo que sucede. Violencia, injusticias, corrupción, todo esto merma la idea de que puede haber alguien que dirija a este planeta

Algunas ocasiones se ha llegado a pensar que por pertenecer a alguna denominación religiosa y guardar algunas normas que ahí enseñan nos va a ir bien en la vida, que no vamos a tener problemas, que nuestra situación económica cambiará, que prosperaremos en cada aspectos de nuestra existencia. Pero, cuando esto no es así, cuando los  planes que trazamos en base a nuestra creencia religiosa no se resuelven de la manera en que pensamos, entonces viene el desanimo, viene la duda, la falta de fe, porque nuestra esperanza y confianza la colocamos en una falsa creencia; idealizamos a un Dios, creamos nuestro propio concepto de ese Dios que puede concedernos todo lo que anhelamos como si fuera un “hada madrina” o un “genio”, que nos puede conceder  todos nuestros caprichos; y es ahí cuando decidimos no seguir creyendo, no seguir confiando en Dios, porque no llego lo que esperábamos o habíamos solicitado;  pues formamos un  idea errónea sobre  quién es realmente  Dios. Nuestra mente e imaginación se limitan a pensar en la figura de un Ser dando órdenes desde un trono, concediendo deseos, castigando al que mal obra. Nuestra mente limitada jamás comprenderá que tan grande es Dios que tiene la capacidad y el poder de crear de la nada cualquier elemento, incluso la vida con un verdadero propósito. Me atrevo a decir que los autores bíblicos no encontraron palabras para describir la verdadera naturaleza de nuestro Creador.

La misma biblia nos explica que nadie ha podido ver a Dios directamente, pues si así fuera en un instante dejaríamos de existir. Si no podemos verlo, mucho menos podremos entender su verdadera naturaleza; es como si quisiéramos meter el contenido de todos los océanos y mares de la Tierra en un vaso de agua, lo mismo sucede con nuestra mente finita. Por más impresionante que parezcan las capacidades del ser humano por más desarrollado que sea su intelecto y ni aún la imaginación más extensa lograra comprender o entender quién es realmente Dios.

Creer no es cosa fácil, y menos en el tiempo en el cual vivimos, lleno de charlatanería, de mentirosos, de mentes falsas que se dedican a lucrar con las creencias de las personas basadas en una falsa ideología, en un dogma no existente. Hay tantas religiones, tantas denominaciones y cada vez más surgen nuevas asegurando que ellos tienen la verdad y que las demás están equivocadas. Incluso hacen maravillas de “sanación” y “prosperidad”; pero el creer en una divinidad no siempre te resolverá tus problemas, creer no es sinónimo de bienestar y una vida libre de problemas. La verdadera religión delante de Dios es “Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”. Muchas veces buscamos en una religión maravillas sobrenaturales, evidencias de un Dios que haga milagros poderosos, pero una verdadera religión no solo consiste en eso; como lo mencioné hace un momento, la verdadera religión es aquella que se preocupa por el prójimo, por el necesitado, por el hambriento, por el desnudo y desvalido. Tristemente tenemos una falsa idea de la verdadera religión, pero está más que dicho el propósito de una organización religiosa y si ésta no cumple con el objetivo y la encomienda bíblica vendrá a ser parte del montón, a ser parte del grupo de religiones que buscan un beneficio propio y no el de los demás. Por esa razón cada vez se hace más y más difícil creer en Dios, pues hay tantas personas que se adjudican el nombre de “siervos o hijos de Dios” cuando en realidad no muestran ni grano de bondad. Muchos están seguros de que han ganado el cielo con lo que han hecho, por sus grandes donaciones, por sus grandes sacrificios o por su palabrería; si bien es cierto que nada de lo que hagamos o dejemos de hacer nos hará ganar una bendición de parte del Cielo, nada de lo que lleguemos a hacer ayudará a ganarlos incluso un lugar en aquel lugar en el que creemos que existe y donde ya no habrá más sufrimiento, pero es necesario practicar todo esto para dar evidencia de quién es realmente ese Dios del que tanto se ha hablado, del que tanto se ha discutido. Solo nos resta creer y actuar como verdaderos representantes de Dios y de esta manera daremos evidencia  realmente  de la existencia  de un ser mucho más grande del que nos imaginamos y del que  hablamos a los demás.

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