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Creer en Jesucristo, el Hijo de Dios


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2013  •  Tutoriales  •  3.117 Palabras (13 Páginas)  •  457 Visitas

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Pero, ¿de qué manera podemos responder e interpelar con el Dios de Jesús y poder comenzar a tener un dialogo intimo con él?,¿ Cómo responder a esa invitación de Dios a comunicarse con él?...bueno, pues el catecismo de la iglesia nos habla acerca de la fé, precisamente como la respuesta del hombre a Dios, y es por la fe que el hombre da su sí, al Dios que le revela su mensaje de amor.

 Por su revelación, «Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía» (DV2). La respuesta adecuada a esta invitación es la fé.(catecismo de la Iglesia católica No. 142)

 Por la fé, el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su ser, el hombre da su asentimiento a Dios que revela (cf. DV 5). La sagrada Escritura llama «obediencia de la fe» a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm 1,5; 16,26) .(catecismo de la Iglesia católica No. 143)

Como un perfecto y claro ejemplo de la fé, la sagrada escritura nos muestra a Abraham. «Por la fe, Abraham obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba» (Hb 11,8; cf. Gn 12,1-4). Por la fe, vivió como extranjero y peregrino en la Tierra prometida (cf. Gn 23,4). Por la fe, a Sara se le otorgó el concebir al hijo de la promesa. Por la fe, finalmente, Abraham ofreció a su hijo único en sacrificio (cf. Hb 11,17) .(catecismo de la Iglesia católica No. 145)

La Virgen María, es otro ejemplo de fe, María acogió el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que «nada es imposible para Dios» (Lc 1,37; cf. Gn 18,14) y dando su asentimiento: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Isabel la saludó: «¡Dichosa la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,45). Por esta fe todas las generaciones la proclamarán bienaventurada (cf. Lc 1,48). (catecismo de la Iglesia católica No. 148)

Durante toda su vida, y hasta su última prueba (cf. Lc 2,35), cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, su fe no vaciló. María no cesó de creer en el «cumplimiento» de la palabra de Dios. Por todo ello, la Iglesia venera en María la realización más pura de la fe. (catecismo de la Iglesia católica No. 149)

Por otra parte, La iglesia nos enseña también, a través del catecismo, que toda nuestra fe, debe de estar totalmente centrada en el único Dios verdadero, el Dios que es Trino y uno, y es en este gran misterio, que se nos ha revelado, que debemos caminar, esto es, creer en Dios, en su hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo:

Creer solo en Dios. La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad que Él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en una persona humana. Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente lo que Él dice. Sería vano y errado poner una fe semejante en una criatura (cf. Jr 17,5-6; Sal 40,5; 146,3-4). (catecismo de la Iglesia católica No. 150)

Creer en Jesucristo, el Hijo de Dios. Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer en Aquel que él ha enviado, «su Hijo amado», en quien ha puesto toda su complacencia (Mc 1,11). Dios nos ha dicho que les escuchemos (cf. Mc 9,7). El Señor mismo dice a sus discípulos: «Creed en Dios, creed también en mí» (Jn 14,1). Podemos creer en Jesucristo porque es Dios, el Verbo hecho carne: «A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado» (Jn 1,18). Porque «ha visto al Padre» (Jn 6,46), él es único en conocerlo y en poderlo revelar (cf. Mt 11,27). (catecismo de la Iglesia católica No.151)

Creer en el Espíritu Santo. No se puede creer en Jesucristo sin tener parte en su Espíritu. Es el Espíritu Santo quien revela a los hombres quién es Jesús. Porque «nadie puede decir: "Jesús es Señor" sino bajo la acción del Espíritu Santo» (1 Co 12,3). «El Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios [...] Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios» (1 Co 2,10-11). Sólo Dios conoce a Dios enteramente. Nosotros creemos en el Espíritu Santo porque es Dios. (catecismo de la Iglesia católica No.152)

La Iglesia no cesa de confesar su fe en un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo

la fe también presenta ciertas particularidades, en cuanto a que Dios nos la da y en cuanto a la parte humana que le corresponde por quienes la reciben.

 La fe es una gracia. La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por Él. «Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con los auxilios interiores del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede "a todos gusto en aceptar y creer la verdad"» (DV 5). (catecismo de la Iglesia católica No.153)

 La fe es un acto humano.No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la confianza en Dios y adherirse a las verdades por Él reveladas. Ya en las relaciones humanas no es contrario a nuestra propia dignidad creer lo que otras personas nos dicen sobre ellas mismas y sobre sus intenciones, y prestar confianza a sus promesas (como, por ejemplo, cuando un hombre y una mujer se casan), para entrar así en comunión mutua. Por ello, es todavía menos contrario a nuestra dignidad «presentar por la fe la sumisión plena de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad al Dios que revela» (Concilio Vaticano I: DS 3008) y entrar así en comunión íntima con Él. (catecismo de la Iglesia católica No.154)

En la fe, la inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia divina: «Creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia» (Santo Tomás de Aquino, S.Th., 2-2, q. 2 a. 9; cf. Concilio Vaticano I: DS 3010) (catecismo de la Iglesia católica No.155)

Hablar acerca de la necesidad de la fe en nuestra vida, es tan importante a mi parecer, como el respirar, o como el fluir de la sangre a través de nuestras venas, una vida sin fe, en nuestros días en donde el activismo y las diferentes situaciones van absorbiendo por completo nuestros días sin tomar en cuenta esa dimensión tan importante en nuestro ser como cristianos llamada fe.

De manera muy personal, he podido aprender que ´solo alimentando la fe es como podemos superar de alguna manera las situaciones difíciles,

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