Crítica de la facultad de juzgar de Enmanuel Kant y Los orígenes de nuestras necesidades estéticas

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

FACULTAD DE CIENCIAS Y ARTES DE LA COMUNICACIÓN

TRABAJO INDIVIDUAL

Título: Comparación entre Crítica de la facultad de juzgar de Enmanuel Kant y Los orígenes de nuestras necesidades estéticas de Juan Acha.

Nombre: Mayte Vergara Gonzales

Curso: Estética y Comunicación

Horario:

Profesor: Melvin Ledgard

SEMESTRE 2016-1

Comparación entre Crítica de la facultad de juzgar de Enmanuel Kant y Los orígenes de nuestras necesidades estéticas de Juan Acha.

Kant, en el siglo XVIII, escribe sobre cómo debe de interpretarse el arte. De este modo, marca las bases de las ideas sobre la manera de valorar los objetos artísticos. El aporte que realiza es fundamental, ya que aun en pleno siglo XXI, nuestras consideraciones sobre qué es arte y qué es arte bello están inscritas dentro de la reflexión kantiana. Por su parte, Juan Acha busca responder qué es lo que lleva al hombre a acercarse a una obra de arte o la belleza de un objeto o persona, con el único fin de tener una experiencia relacionada con la sensibilidad.

Ambos autores coinciden en ciertos puntos, pero también difieren en otros. A continuación, se realizará una comparación entre las lecturas Crítica de la facultad de juzgar de Enmanuel Kant y Los orígenes de nuestras necesidades estéticas de Juan Acha.

Kant establece distinciones entre el arte y la naturaleza, así como entre el arte y la artesanía; distinciones establecidas a partir del concepto de “arte” kantiano. Para el filósofo alemán, “debería denominarse arte sólo a la producción por libertad, es decir, a través de un arbitrio que pone razón en el fundamento de sus palabras”. A partir de esta definición, Kant establece que el arte es una técnica que produce objetos con un fin determinado. Esto es lo que lo diferencia de la naturaleza ya que los productos de ésta no fueron concebidos por ninguna deliberación racional.

Para Acha, debe de establecerse una diferencia entre arte y belleza. El arte siempre va a ser producido por el hombre. Mientras tanto, la belleza se encuentra en la naturaleza. En sentido, se puede afirmar que todo paisaje es bello, porque es producto de la naturaleza. Sin embargo, no se podrá elaborar la misma afirmación para toda pintura o escultura. El arte no implica la existencia de belleza.

Tanto Kant como Acha están de acuerdo en que todo arte es producido por el hombre. No obstante, Kant agrega ciertas consideraciones a esa definición. Para el filósofo, se trata de una técnica que debe ser aprendida en la práctica (no es mero conocimiento teórico), pero que -como veremos más adelante- es también innata en el sentido de que no todos pueden ejercerla con la misma destreza. De tal modo, para Kant sólo forma parte del alcance del arte “aquello para lo cual, aun cuando se lo conozca del modo más completo, no se tiene de inmediato, sin embargo, la habilidad para hacerlo”.

Por su parte, Acha afirma que el arte requiere teorías, técnicas y aprendizajes. Kant, al igual que Acha, considera que el bello arte requiere de mucha ciencia ya que la erudición y el conocimiento de lenguas, de autores clásicos, etc. son elementos necesarios que te preparan para hacer arte bello.

Luego de aclarar que no hay ciencia de lo bello o ciencia bella, Kant distingue las clases de arte. En este sentido, nos afirma que cuando el arte ejecuta los conocimientos con el único fin de lograr un objeto posible es mecánico, mientras que cuando tiene por propósito el sentimiento de placer es estético. Dentro de este arte estético, Kant diferencia entre el arte agradable y el arte bello. El primero, tiene por finalidad el goce ya que sólo “tiene en vista el momentáneo entretenimiento”. El arte bello, en cambio, carece de fin, pero promueve la meditación y la discusión, no es un placer del goce que surge “de la mera sensación”, “es uno que tiene por medida la facultad de juzgar reflexionante y no la sensación de los sentidos.

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