DILEMAS MORALES TRANSHUMANISMO

DILEMAS MORALES TRANSHUMANISMO

Alba y su pierna biónica

El dilema moral que se nos plantean en este texto es, ¿si estuviéramos en la situación de Alba, que decidiríamos hacer sobre nuestra pierna?

        Si bien está claro, que solo existían dos opciones, cambiar la pierna o no cambiarla; mi decisión se decanta por la segunda opción. Dicho esto, he de decir, que me encanta el deporte y sé que la exigencia profesional hoy en día es altísima y exagerada para nuestras capacidades físicas, que evidentemente son limitadas. Por eso, no es de extrañar que la mayoría de los deportistas tengan secuelas físicas más o menos serias para el resto de sus vidas. Los problemas de salud crónicos afectan a todos los deportistas más o menos competitivos.

        Como a Alba, las exigencias por intentar mantenernos en un alto nivel, acaba por pasarle factura a su pierna natural y someterla al principal dilema. Amputar su pierna buena y cambiarla por la biónica.

        El debate en torno a la aceptación de la aplicación de nuevas tecnologías genéticas del mejoramiento físico y mental del rendimiento, se ha dividido desde hace tiempo en dos corrientes: los transhumanistas, que defienden que ante la gran variedad de mejoras técnicas y genéticas, éstas deberían desarrollarse y aplicarse a la práctica deportiva donde las personas deberían ser libres de usarlas para transformarse asimismo de diversos modos; y los bioconservadores, que sostienen que no deberíamos modificar sustancialmente la biología y condiciones humanas.

        En la actualidad, no conocemos con precisión los efectos nocivos que pueden provocar las modificaciones genéticas en las personas, por lo que los atletas que sufren estas modificaciones estarían decidiendo sobre temas vitales para ellos sin haber sido adecuadamente informados sobre la naturaleza de sus consecuencias. Alba, en un principio, aceptó sustituir su pierna natural inservible por una biónica, debido a que la primera le impedía llevar una vida normal. Pero con el tiempo y debido a su afán por seguir avanzando en el terreno deportivo, pudo comprobar en su salud los problemas que ésta podía originar en su pierna natural.

        Los transhumanistas aceptan que las nuevas tecnologías genéticas pueden servir para corregir los defectos físicos y mentales, aumentando así nuestro rendimiento en el terreno deportivo. Dicha de manipulación debe entenderse como una forma de luchar por la igualdad de oportunidades, de manera que se lograra competir en una mayor igualdad dentro de la práctica deportiva.

        Si vemos de forma positiva y justificada la utilización de estas tecnologías genéticas para aliviar el dolor y el sufrimiento (como en el caso de Alba) que producen enfermedades de difícil curación, entonces también tenemos que ver su utilización como algo positivo, cuando lo aplicamos para mejorar las habilidades de los deportistas y eliminar sus posibles defectos físicos y mentales o cognitivos.

Por lo tanto, si seguimos esta corriente, podríamos decir que estaría justificada la operación en el caso de Alba.

        Para los bioconservadores, el mejoramiento humano conlleva una pérdida de elementos morales constitutivos de la vida humana como son la autorrealización y la identidad propia. Según esta corriente hay que tomar en consideración varios aspectos: primero, la posibilidad de que se pueda producir un daño severo a los deportistas; segundo, la afectación a la igualdad entre deportistas cuando las mejoras aporten una ventaja deportiva más allá de toda duda; tercero, la de humanización del deporte; y cuarto, el problema estético.

        En el caso que nos ocupa, podemos ver claramente como la primera operación de Alba le aportó una ventaja considerable en su práctica deportiva ya que con ella pudo obtener marcas superiores a las personas con piernas naturales. Además, puede suponer psicológicamente un problema estético.

        El ideal de una buena competición deportiva establece que todo aquel que compite tiene la obligación de sacar lo mejor de sí, de sus habilidades físico-mentales, sin recurrir a otro tipo de sustancias artificiales o tecnológicas. Éstas devalúan a la persona, pues con ellas los deportistas no solo dejan de lado su naturaleza personal transformándose en organismos dirigidos para conseguir otro fin, sino que también pierden la sensibilidad hacia el reconocimiento.

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