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De Mitos Y De Hombres

andycurtis28 de Julio de 2014

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De mitos y de hombres

Andrea Palacios Soto

En la historia de la civilización humana, hemos de encontrar que siempre se ha tratado de buscar explicaciones a todo lo que nos causa inquietud, duda; a todo lo que nos rodea, y a lo que no nos rodea tampoco. En la búsqueda de respuestas, el hombre siempre ha recurrido a todo tipo de referentes que bien podrían ser el principal subterfugio de la consecuencia de la construcción histórica. Hablar por ejemplo, del mito y su inextricable relación con el ser humano, pienso, nos remite siempre a la cuestión fantástica, mágica; a ese campo en el que el ser humano intuye una primera solución al enigma del origen de la vida, y todo lo que en ella se encuentra. No obstante, al parecer el mito siempre nos remite a situaciones arcaicas, en las que la ausencia de la razón daba cabida a una serie de referentes que han sido utilizados por el ser humano para sobrellevar su exigua existencia.

Acepciones míticas

Existen muchos conceptos que giran en torno a lo que hoy conocemos como mito, no obstante, Roberto Calasso identifica dos que podrían resaltar las características más importantes. El primero concibe “una alusión a lo absoluto, a algo prodigioso más allá de lo cual no se puede llegar” mientras que por otro lado, el segundo concepto considera al mito como “el significado de una ‘mentira’; una mentira generalmente imaginativa, acompañada de algún pathos, que la mente despejada debe expulsar y derrotar” Ambas acepciones, carecen de aprehender el carácter cognitivo del mito, desvirtúan su carácter de “teoría omnicomprensiva y autosuficiente”.

En ese sentido, hablar de mito, no sólo es hablar de una cuestión que tiene que ver con una realidad fantasmagórica, el mito es mucho más que eso, es la expresión de lo incognoscible, y la misma expresión de lo irrepresentable, el subterfugio sobre el cual descansa la pretensión de querer conocer el mundo que nos rodea a toda costa. Y es que si algo nos enseña el mito, es que la vida es un juego mortal, nadie se salva, ni si quiera los dioses. El mito es el principio consecutivo al origen que da cuenta precisamente del origen. En ese sentido, la cuestión mítica tiene que ser abordada como la explicación para saber cuáles son los componentes de los que está hecho el mundo, así como el método para conocerlo, es una y la misma cosa: el simulacro. La palabra mito que viene del griego μῦθος (mythos) significa aproximadamente “palabra, discurso” que denota “imagen” Salustio ya enunciaba que, la realidad no se puede conocer sino sólo su imagen. Imágenes que son ejemplares, el mundo es un mito, en el cual se esconden las esencias, simplemente se encuentran las apariencias.

Fenómeno, apariencia, simulacro, representación, todos remiten al mito. El mito es lo otro de lo otro, la imagen que proyecta lo ignoto en su infinito intento por conocerse, se instituye como posibilidad de aquello que es lo único real; aunque lo único ni siquiera posea la certeza de su propia existencia; más bien el mito es la certeza de esa existencia sin dejar de ser una ilusión. Pensar la presencia y la fuerza del mito en la modernidad, es del todo una tarea muy poco abordada, el discurso sobre la linealidad y el progreso de la historia, nos remite a que ahora gozamos los beneficios de ser una sociedad “racional” y “civilizada”, que no tienen nada que ver con los arcaísmos inventados por los primitivos griegos.

Sin embargo, recordemos a uno de los siete sabios de Grecia, Tales de Mileto, considerado el primer filósofo, se encargó de resolver el enigma de ¿cuál es el elemento o principio básico que constituye a todas las cosas? ¿Cuál es el arché (principio) de la fysis (naturaleza)?. Tales responde, que ese principio universal está en el agua, pues este es el elemento que constituye a todas las cosas. Se trata de un primer intento para penetrar en la esencia de las cosas. En la actualidad la teoría puede parecer ridícula; pero el hecho de que la mente humana se aplique a la solución de un problema fundamental, o mejor, intente dar fundamento y reducir a la unidad la inmersa variedad de las cosas, es un gran paso en la historia del pensamiento. Es precisamente el origen de la filosofía.

Para Tales, la tierra flota sobre las aguas; “el agua es el origen de todas las cosas; todas las cosas están llenas de dioses”. Con esto podría hablarse de una animación psíquica de las cosas, lo cual sería el motor de la evolución universal. Lo que Tales indagaba era un principio metafísico y físico, en el cual, desde su perspectiva rigiera todas las cosas. Que este principio sea el agua, muestra que la tradición mitológica de los griegos daba una importancia especial al agua, el océano que rodea la tierra.

Pero no sólo Tales intenta dar una explicación al origen y a los elementos que constituyen las cosas, Apodado el “Oscuro” debido al estilo de sus escritos, Heráclito, era por muchos considerado misántropo y melancólico. Sentía en las cosas muy elevadamente, como lo constan sus escritos, donde dice que: El aprender muchas cosas no instruye la mente. Enseñó a Hesiodo y a Pitágoras, que la verdadera y única sabiduría es conocer la Mente, que puede disponer o gobernar todas las cosas por medio de todas las cosas . Fue el filósofo del devenir, y de la tensión de los contrarios dentro de la unidad. “Todo cambia” παντα ρει es la frase que se le atribuye, como símbolo de sus tesis, según la cual no hay nada en reposo. “El mundo es movimiento y el movimiento solamente es posible si existen la desigualdad, el contraste y la oposición”. Para Heráclito la esencia de las cosas es el fuego, asimismo explica que el devenir está sujeto a una ley interna, el Logos, que también se ha interpretado como el dios de Heráclito.

La importancia de Heráclito radica en el contraste con Parménides. Mientras que el primero insiste en el devenir, Parménides va a asentar con firmeza la tesis del ser único, inmutable y eterno. Para Heráclito, no solo las cosas individuales salen del fuego y vuelven a él sino que el mundo entero perece en el fuego para luego renacer. He aquí la imagen del "ciclo cósmico" la que ya fuera apuntada por Anaximandro, o lo que es lo mismo, la antigua idea griega del "eterno retorno" (que volverá a aparecer con Platón y los estoicos), así como también la idea de un "juicio" universal.

Pero el aporte más trascendente de Heráclito, no es esta doctrina del fuego sino sus ideas respecto a la contradicción y el Logos. Todo está pues en constante movimiento porque el mundo fluye permanentemente: “No es posible descender dos veces al mismo río, tocar dos veces una substancia mortal en el mismo estado, sino que por el ímpetu y la velocidad de los cambios se dispersa y nuevamente se reúne y viene y desaparece”.

Heráclito no hace otra cosa que tomar como punto de partida un dato que proviene de la experiencia. Pretender que para Heráclito no existe más que el "devenir" y no el "ser", es algo que no es posible justificar a partir de sus textos. Heráclito lleva a un extremo la doctrina jónica de los opuestos: la contradicción y la discernía están en el origen de todas las cosas: La guerra es la reina y la madre de todas las cosas. Y es que la contradicción, también genera armonía. Me explicaré, la contradicción engendra armonía porque hay una ley única que rige el universo, que todo lo orienta y unifica. El que Heráclito afirme que el Logos o razón universal, se encuentra también en el hombre constituyendo su propia razón, es una idea que se repetirá en contadas ocasiones a lo largo de la historia de la filosofía: el orden real coincide con el de la razón, una misma ley o razón, rigen al mundo y a la mente humana.

Vemos así que, en la antigüedad, logos era una herramienta para acercarse al enigma, sin embargo, después, llegó a apoderarse del ámbito de validez del conocimiento como si fuera el único.

“La razón pertenece naturalmente al hombre, es evidente, se presenta como su manifestación, o mejor es manifestación de algo por medio de él. Pero haberla colocado por encima del interés, haber adulado y exagerado desmesuradamente su capacidad, falseando la perspectiva óptica, haber creado la ilusión de que con su ayuda podían abrirse cofres preciosos y revelarse misterios embriagantes, éste es un hecho incidental, episódico, aberrante. Y sin embargo, todavía no nos hemos sacudido de encima este acontecimiento.”

En la Grecia clásica mythos y logos connotaban lo mismo, expresaban lo irrepresentable mediante enigmas, eran complementos como el saber de los hombres virtuosos, capaces de dar buenos consejos al combinar “palabras (mitoi) de buen augurio y palabras (logoi) puras.” Con esto, quiero dar a entender, que la construcción del conocimiento, tiene que ver con esta parte mítica, porque la mirada del mito enlaza las correspondencias del todo: es un relato que distingue enlazando y enlaza distinguiendo; repite la historia de muchas maneras, esa es una de sus características. Las historias míticas son las historias del mundo, modelos de acción sin los cuales el hombre no sabría qué hacer.

Ciencia mítica

En la modernidad , la manera de obtener conocimiento ha impuesto el paradigma científico y deductivo. Pero la realidad de los dioses y de los héroes míticos se explica de igual forma que el Estado, los átomos y el Yo de los psicólogos. En ese sentido, Giambattista Vico por ejemplo, nos ofrece algunas visiones que bien podrían servir para saber de qué manera construimos el conocimiento sobre lo que nos rodea,

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