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Desarrollo De La Inteligencia Y El Pensamiento


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  2.504 Palabras (11 Páginas)  •  340 Visitas

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I. DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA Y EL PENSAMIENTO

SEGÚN JEAN PIAGET

Jean Piaget, psicólogo famoso, realizó estudios que revelaron que el niño piensa distinto del adulto, y que sólo lentamente por un proceso de adaptación al ambiente, llega a un desarrollo total de sus capacidades intelectuales: primero aparece la inteligencia, y sólo después el pensamiento y el lenguaje. La teoría de Piaget presupone la maduración del organismo y la influencia del medio social. Además va unida con el desarrollo de la afectividad.

Primer Periodo: Inteligencia sensorio-motriz (dos primeros años de vida)

Pensamiento Preoperacional

En esta etapa se distinguen tres momentos:

- (FASE ORAL) Al principio no hay sino actos reflejos que se basan en tendencias instintivas; por ejemplo, el reflejo de succión del pecho materno. Los reflejos se van perfeccionando y generalizando: el niño lo chupa todo, y este “esquema” le permite situarse en el mundo; “para él, el mundo es, esencialmente, una realidad que puede ser chupada”, se chupará incluso los deditos de sus pies.

- (HÁBITO) En el segundo momento los reflejos se perfeccionan, generalizan y se organizan en hábitos. Ya puede discriminar imágenes y reconocer a su madre, incluso logra coordinación entre percepción y movimiento y coge objetos percibidos (prensión).

- (INTELIGENCIA PRÁCTICA O SENSORIO MOTRIZ) Es capaz de manipular objetos. Es sensorio –motriz, porque sólo utiliza percepciones de objetos presentes y movimientos, ambos coordinados entre sí, no hay palabras ni conceptos: hay inteligencia, pero no hay pensamiento. El niño es capaz de solucionar problema de manera sistemática, por ejemplo, tira del mantel para acercar la comida (medio-fin).

Para el niño de menos de un año sólo existen imágenes que aparecen y desaparecen. Si se le muestra un objeto que le gusta y se le oculta bajo un lienzo llorará, pero no tratará de solucionar el problema, porque para él aquel objeto ya no existe. El bebé no puede comprender que los objetos concretos existen aún fuera de la vista, cuando no se les puede ver y que están en algún lugar y son recuperables. A los dos años ya entiende esto comprende la relación causa-efecto como el tirar del cordel de un juguete musical. El lactante sólo tiene una noción de objetos permanentes y no un concepto de tales.

Durante el primero de estos estadios, el Sensorio motor, la inteligencia es fundamentalmente práctica, es decir, se basa en acciones y percepciones concretas. Los bebés construyen sus primeros esquemas de conocimiento sobre la realidad en base a la exploración concreta y real de la misma: ante los diferentes objetos que les rodean despliegan diversas conductas (tocar, chupar, apretar, tirar, ...) que les permiten conocer dichos objetos y sus propiedades, así como las primeras nociones sobre la organización espacial, temporal y causal de las acciones que se pueden realizar con los mismos (por ejemplo, si tiran del trapo que está sobre la mesa de la cocina pueden acercar hasta ellos la mandarina que está sobre el trapo). Estos esquemas iniciales se aplican sobre el objeto o situación que los generó y también ante objetos y situaciones similares (por ejemplo si, esta vez en el salón, tiran del mantelito de adorno que cubre la mesa, junto al cual hay un frágil cenicero redondo de vivos colores que, para desgracia del bebé y alivio de sus padres, no llega hasta sus manos), cuando éstos se resisten a ser dominados con el esquema previo tiene lugar un nuevo desequilibrio, el esquema se diversifica y cambia para ser aplicado sobre el nuevo objeto o situación, y se construye un nuevo esquema que pasa a engrosar las habilidades del bebé.

Veamos un ejemplo. Una niña dispone de un juguete que le gusta especialmente, por su forma y color, un muñeco de goma. Mediante la manipulación de este objeto ha aprendido que, si lo aprieta, éste se hunde entre sus manos y emite un sonido, cosa que a ella le encanta y repite con alegría. Por tanto el muñeco de goma desencadena en la niña el esquema de tomarlo entre sus manos y apretarlo, esquema que tenderá a aplicar, en general, a objetos que le resulten parecidos. Imaginemos que un día la niña de nuestro ejemplo recibe como regalo un nuevo juguete, una pelota de goma.

Este objeto es explorado sobre la base del esquema previo (coger y apretar) pero no emite ningún sonido, no obstante, mientras la niña aprieta la pelota, ésta se le escapa, cae al suelo y bota. Al repetir esta acción la niña descubre una nueva propiedad del objeto, y se genera un nuevo esquema (coger y tirar) a partir del primero (coger y apretar), el nuevo esquema tenderá además a ser aplicado a otros objetos o situaciones parecidas, como por ejemplo el cenicero redondo de colores que sus padres han cambiado de sitio y han colocado en la mesa baja del salón.

Progresivamente el bebé va disponiendo de un repertorio cada vez más amplio y diversificado de esquemas que le permiten explorar el mundo e ir generando conocimiento acerca del mismo. Construye así nociones y habilidades de relación con el entorno, como por ejemplo saber que las cosas y las personas continúan existiendo cuando desaparecen de su vista (conservación del objeto permanente), conseguir obtener objetos que desea pero que no están a su alcance directo empleando para ello otras cosas o personas (coordinación medios-fines), o aprender que determinadas acciones llevan a asociadas otras y que, por tanto, él mismo puede provocar que ciertas cosas ocurran (causalidad e intencionalidad).

Estas y otras habilidades acaban cristalizando en un importante logro: su inteligencia deja de ser práctica y pasa a ser representativa o simbólica, es decir, los esquemas pueden funcionar en un plano interno y no necesariamente práctico, el bebé ya no necesita hacer las cosas, puede imaginarse que las hace. Así, por ejemplo, para resolver un pequeño problema (v.g. introducir piezas de madera de diferentes formas en una caja con un orificio diferente para cada tipo de forma) no se ve obligado a emplear procedimientos basados en el ensayo-error (ir probando cada pieza de madera en cada orificio hasta dar con el correcto) sino que, por el contrario, puede “ensayar” simbólicamente diferentes procedimientos y sólo emplear uno de ellos (mirar la forma de la pieza de madera, buscar el orificio correspondiente, e introducir directamente el objeto). Para Piaget este logro se sitúa en torno a los 18-24 meses, y puesto que debido a su importancia cambia cualitativamente la estructura de funcionamiento cognitivo, marca el final del estadio sensorio motor y abre paso a una nueva fase del desarrollo

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