EDUCACIÓN, ¿para qué?”

                                “EDUCACIÓN, ¿para qué?”

Inicialmente Becker comienza indicando que los predominante en una planificación son los contenidos.

El “para qué” deja de ser evidente cuando la planificación se centra en lo cuantitativo.

La educación deberá preparar para actuar en el mundo, flexibilizar los modelos estructurados para formar seres autónomos y críticos.

El dinamismo propio de la sociedad, lleva a la necesidad de que la educación prepare a los individuos con cierta autonomía y sentido crítico para no basarse en los modelos-guías que siempre en su mayoría, son ajenos, externos y no tienen en cuenta las subjetividades que se van creando.

“...hay que tener cuidado en no convertir también el concepto de “personas emancipadas” en un modelo”. Se hace crítica tácita a la existencia de cualquier modelo. La consciencia de la realidad y a partir de ahí la liberación de los individuos debería ser algo “natural” y no algo impuesto.

Becker difiere de Adorno indicando que a pesar de que es justamente en el período de pubertad donde el individuo naturalmente es más crítico, se refleja mediante las prácticas educativas que los jóvenes necesitan de determinados modelos-guías. Esta cuestión está relacionada con el hecho de que para anular un modelo se necesita de otro.

“Me parece importante que el principio de la clarificación de la consciencia sea aplicado precisamente en esta edad en la práctica educativa”. Es en este momento de la enseñanza, donde a partir de los modelos-guías, en el período de la juventud, donde el individuo puede hacerse consciente de su realidad, crítico a la misma y puede romper ese esquema y liberarse.

Becker explica que para tomar esta postura de enfrentamiento a el mundo es imprescindible que el individuo pueda adaptarse, para conocer, asimilar, pero siempre y cuando el individuo no pierda sus cualidades individuales para conformarse con lo que se le impone de afuera.

Aclara además, que en una sociedad donde la enseñanza va dirigida únicamente al individuo es difícil esa adaptación y luego la resistencia hacia esa realidad pensando en la sociedad en su conjunto.

Si sólo el individuo logra emanciparse es difícil que luego toda la sociedad lo haga; si no acompaña  el proceso de aquellos que aún no lo han logrado (y que se podría hacer mediante la educación) es difícil lograrlo.

Becker plantea además, el hecho de que la escolarización temprana (educación inicial) es un punto indispensable para alcanzar la igualdad social, y que sólo se lograría formalizando esta educación a nivel público (Estado).

Justamente en este período de la vida que el individuo irá formando su comportamiento en los primeros procesos de concientizarse acerca de la realidad. Para ello es fundamental que la institución a cargo de esta “educación temprana”, sea consciente de su importancia aplicando las prácticas correctas.

Becker alude a que Alemania fue el país fundador de este tipo de institución (Kindergarten), pero que la misma no ha logrado ese fenómeno de relación ideal entre teoría y práctica. Sí lo encuentra en la técnicas usadas en la educación preescolar americana. La importancia de iniciar el proceso de ser consciente en esta edad es que justamente aquí aparece el “despertar de lo espontáneo”, aquí es puro. Ese proceso es el que nos permite superar la alienación propia de cualquier sociedad.

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