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EL ABORTO LEGALIZADO EN MÉXICO


Enviado por   •  4 de Junio de 2013  •  1.373 Palabras (6 Páginas)  •  474 Visitas

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“EL ABORTO LEGALIZADO EN MÉXICO”

Realizaré mi trabajo con el método deductivo, partiendo de la Sagrada Escritura y en un segundo momento aplicándola a el caso concreto del aborto legalizado en México.

“Entonces Herodes, al verse burlado por los magos, se enfureció mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores, según el tiempo que había averiguado por los magos...” Mt 2,16

Para ponernos en contexto, recordemos que Dios en antigua época le había hecho la promesa al rey David, por medio del profeta Natán, que el cetro de mando no se apartaría de él, que en su descendencia permanecería el trono para siempre. Y así sucedieron las cosas, aunque en algún momento de su historia esa descendencia quedó oculta a los ojos del mundo, no se escondió a los ojos de Dios.

Había una ramita, un pequeño resto y en ese resto un hombre llamado José, en él se conserva la promesa, ese humilde José era rey sin saberlo nadie, y Jesús, su hijo fue el que cumplió plenamente la promesa divina. Pero... ¿ y entonces Herodes? ¿qué tiene que ver Herodes, llamado rey de Israel en tiempos de Jesús, con toda esta historia?...

Herodes era un rey falso, era un impostor, no tenía ningún título para llamarse rey, pero no solo no pertenecía a la familia real siendo un usurpador, sino que Herodes pertenecía a un pueblo que históricamente había sido enemigo de los judíos; de la raza de Edom, era idumeo y ellos eran enemigos de los israelitas.

Podemos concluir fácilmente que Herodes sabía que su poder era un poder de mentira, un poder de facto, reinaba sin derecho, como en un golpe de Estado, su autoridad estaba fundada en las armas. Herodes había invertido tiempo, astucia y dinero para mantener el poder, por ejemplo: invitaba a grandes banquetes, con desperdicio de comida, con todo tipo de placeres, a las autoridades judías para tenerlas de su lado y no lo desenmascararan, así educó a su hijo también llamado Herodes, el cómplice de la muerte de Jesús y el que mandó decapitar a Juan el Bautista; también, reconstruyó el templo, no por piedad sino por astucia, sabía que mientras los judíos lo vieran como un benefactor no lo iban a atacar y le funcionó su juego político porque los judíos se sentían orgullosos de su templo olvidando su origen malsano y turbio de su construcción, Jesús en cambio, tomará una actitud distante y escéptica, no creerá en esa pantomima aparente, Él, sí veía lo que había detrás de los adornos: un engaño hecho piedra, por eso dirá que de ese templo mentiroso no quedaría piedra sobre piedra.

Herodes utilizaba para gobernar la famosa técnica de: “pan, circo y garrote”, el pan y el circo era para mantener a la bestia de carga distraída con un pequeño pasabocas y el garrote para hacerla andar.

Por eso comprendemos hoy, qué sintió Herodes cuando vienen unos personajes de Oriente, piden audiencia con él y le preguntan dónde está el Mesías para adorarlo. Este hombre ante aquellas palabras abrió los ojos, palidece, suda, no sabe qué decir, se da cuenta que sí hay un mesías, que no era una fábula y que se iba a saber todo lo que era, pero como buen artista hipócrita, esconde su temor ante ellos y desde ese momento ya maquina la muerte del verdadero rey. Pero como esta vez la jugada no le salió, transforma su miedo en agresividad, cosa no extraña en los miedosos y manda matar a unos niños, los estudiosos dicen que fueron aproximadamente veinte o a lo mucho treinta. Cuando no funciona la astucia, ni la daga escondida, entonces que brille el sable y que caigan y rueden las cabezas, pero que el poder no se pierda, así, razona Herodes.

Cuando un poder se vuelve absoluto necesita disponer de las vidas humanas y aquí hay una señal de alarma que nosotros debemos tomar en serio porque también los poderes de este tiempo quieren adueñarse de las vidas humanas. También los poderes de esta época quieren determinar quién tiene el derecho a vivir y quien no tiene el derecho a la vida.

En países como en Inglaterra, de manera rutinaria, los médicos tienen que avisar a las señoras cuando están embarazadas, si el niño trae una malformación genética y el propósito es darle todas las oportunidades de aborto a esa mamá. Si el médico sabe y no avisa del “defecto del producto”, la mamá tiene el derecho de demandarlo. Este es el tipo de legislación a la que estamos llegando.

Estos son los faraones o Herodes de hoy, porque cuando el placer se vuelve ley, cuando el dinero se vuelve ídolo, cuando el poder se vuelve absoluto, inmediatamente se empieza a disponer de la vida humana.

En internet podemos leer noticias como que en España se sacrifican 300 niños cada día, 300 abortos cada día, imaginemos por un momento si pudiéramos reunir toda esa sangre, imaginemos el espectáculo grotesco de esas vidas que son ofrecidas en el altar ¿de qué? De la irresponsabilidad sexual, en el altar de la conveniencia política de un gobierno que sabe que le conviene acariciar las peores pasiones de los ciudadanos con tal de seguir en el poder como lo quería Herodes sin importar a quién hubiera que matar.

Si matar a 20 o 30 niños hace a Herodes un monstruo, ¿qué nombre le tenemos que dar al gobierno de España o al del Distrito Federal que matan diez veces esa cantidad de niños hoy, otros trescientos mañana y así todos los días? ... Es un torrente de sangre que no para. ¿Qué nombre hay que darle a ese modo de vida? ¿ Qué nombre dar a los que desprecian la vida humana, con tal de que la gente viva embriagada? Porque de eso es de lo que se trata, esa irresponsabilidad sexual es algo que les conviene a los gobiernos espurios que tenemos. El sexo es una droga más en la época en la que vivimos.

Mientras el pueblo esté atontado de cerveza, licor, marihuana o de sexo, mientras estemos embrutecidos en los placeres, obsesionados con la pornografía, no tenemos tiempo, ni ganas, ni cabeza, ni creatividad para ocuparnos de los graves problemas sociales, de las terribles injusticias que se practican todos los días a nuestro alrededor y con nosotros mismos, no tenemos fuerzas para unirnos con otros ciudadanos y buscar un país distinto y mejor.

Necesitamos, para dar una verdadera lucha, para buscar verdaderas y profundas soluciones a los graves problemas que aquejan a nuestra nación, para eso, necesitamos mentes despejadas, cuerpos sanos, corazones valientes y éste es el valor de lucha que tiene la castidad.

Una juventud casta es el terror de nuestros gobiernos, porque una juventud casta es gente que es dueña de sí misma, dueña de sus emociones, capaz por tanto de tener la cabeza en su sitio y de buscar un mejor horizonte, una mejor propuesta.

A una juventud así no se le puede manipular, por ello nuestro gobierno prefiere y gusta de repartir preservativos, esterilizar a la gente, facilitar por todas las puertas que la gente se envicie pronto, se narcotice, se embrutezca, haciendo propagandas al “sexo seguro”, invitaciones a la irresponsabilidad juvenil con un ropaje de protección por el contagio, ropaje falso que se demuestra con las cifras de infectados por SIDA y otras enfermedades venéreas. El número de abortos crece cada año, pero, ¿A quién se le ocurre insistir en un método que cada año fracasa. Y ese es el aborto que se quiere imponer como “derecho” en todo México, para mantener al pueblo fornicando como animales, tirando niños como si no fueran personas, esclavos, pendientes solo de su placer.

La sangre de estos niños inocentes hebreos y mexicanos tiene que movernos a comprometernos de fondo en la lucha por la defensa de la vida humana, por la dignidad de la vida humana, debemos tener claridad para denunciar lo que tiene que ser denunciado.

Por el valor infinito de los mártires inocentes, retomemos el rumbo, revaloremos a la vida y a la persona, digámosle no a la mentira y a los ídolos de nuestros tiempos que exigen nuevamente, como antaño, sangre humana en sacrificio, y defendamos incluso con nuestra propia vida los derechos de la persona humana.

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