ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

EL HOMBRE MEDIOCRE, UN CONCEPTO PROPIO Iván Andrés López Rodríguez


Enviado por   •  23 de Marzo de 2017  •  Ensayos  •  2.416 Palabras (10 Páginas)  •  278 Visitas

Página 1 de 10

EL HOMBRE MEDIOCRE,  UN CONCEPTO PROPIO

Iván Andrés López Rodríguez

Un hombre mirando desde la cima más empinada, la más lejana y por mucho la más difícil de escalar, este hombre no se dio por vencido. Él se propuso una meta, este mismo hombre estaba deseoso por un reto. No le gusta lo fácil, siempre elige el camino difícil. Los demás hombres “copias” lo miran desde la base, no tienen por qué pensar más haya, solo obedecen, no tienen metas. Buscan un objetivo común. El soportarse día tras día, y que sus huecos cerebros al unirlos forme un diminuto musculo, que para lo único que les funciona es para envidiar. La mediocridad no es algo que veamos poco seguido, por lo contrario e incluso admitiéndolo abiertamente la mayoría somos mediocres, pagar por un trabajo. Buscar el resumen de un libro en internet, pero, si esta cuenta con película incluso preferimos verla. Criticamos a los demás, pero es verdad “Vemos los defectos ajenos sin percatarnos del nuestro” Porque la sociedad demanda algo. Seguir órdenes nos enseñan.

 Los animales actúan por instinto y eso está “bien”, el que un gato sea masacrado por un perro, está “bien”, el que un hombre se enfurezca y envidie es “normal”, desde pequeño lo primero que oía de mi maestra era “niños compórtense”, etiquetas, un uniforme, todos debíamos ser iguales y el que fuera diferente era  objeto de un sinfín de burlas. Bullying o matoneo, el no pertenecer a esa masa espesa de estupidez te convierte en un fenómeno en un “rarito”. Yo quería ser diferente, pero tanto la escuela como mi familia me prohibieron. “Acostúmbrate a ellos”, la paciencia y las apariencias, porque no había que pensar en alto, no tenía por qué estudiar demasiado, o leer libros. No, solo debía comportarme bien en el colegio, pararme recto, sentarme en silencio, no pelear con mis compañeros, hacer las tareas. No de la mejor manera, porque si sacaba un “30” estaba bien, nadie esperaba más de mí, ni yo mismo. La costumbre, el saber que por la mera asistencia ya tenía la mitad del periodo pasado. Habían unos que decían que debías destacar, ser mejor, relucir entre la sociedad, pero cada que lo intentaba había un obstáculo y el hecho de no querer cansarme pues lo más fácil era abandonarlo.

Hay un enorme y espeso árbol, una pirámide o como se quiera ver, pero este objeto enorme es lo que separa a la sociedad, otra etiqueta y esta vez es sobre quien tiene más dinero. Si eres  humilde no mereces asistir a una universidad, con el que recibas un técnico está bien, el gobierno solo desea hormigas obreras, no hay porque haber tantas reinas, ¿para que tantas colonias? ¿Para qué tanto problema? Entre más hormigas obreras se tenga es muchísimo mejor ¿o no?, el ideal individual no importa, si “la reina” está bien, por lo pronto es lo mejor.

Según Ingenieros “Los seres cuya imaginación se llena de ideales y su sentimiento atrae hacia ellos la personalidad entera son los IDEALISTAS. El ideal es un gesto del espíritu hacia alguna perfección” (José Ingenieros, La moral de los idealistas) Debía tener un ideal, pero cada que lo conseguía llegaba un mayor y me lo arrebataba, no era ni lo suficientemente fuerte ni tampoco tan disciplinado, Futbol o colegio, cualquiera era un hobbie un pasatiempo que con el paso del tiempo simplemente abandonaría. Porque se me había enseñado a ser mediocre, a ir por el camino fácil igual que esa frase de “Si la vida te da limones, haz limonada”, pero me lo había preguntado antes ¿Si no quiero limonada, sino hacer dulces? ¿Qué me lo impide? ¿Acaso está mal soñar? ¡Claro que lo está!, ir contra el mundo, no era correcto. Ya demasiado había escuchado como para experimentar a esas alturas de mi vida. Pero desde hacía mucho tiempo atrás e incluso hoy lo hago, el mundo, no mejor dicho; esta sociedad está dividida en los que quieren liderar a peso de maldad conocida como “Aristocracia” y quienes obedecen aquellas absurdas peticiones incluso sin estar totalmente de acuerdo o siquiera entender la orden “plebeyos”, pero, ¿Qué mas pueden hacer?, son personas poco capaces o total no se atreven a pensar u opinar. No se arriesgan.

¿Temor infundado? O ¿Solo temor?, tal vez, no es sin una ni la otra, ambas. Pero a medida que he crecido he notado que hay otra clase de personas, no son ni aristócratas nombrados por ellos mismos, ni tampoco plebeyos cobardes e incluso estúpidos. Están en una transición, pueden provenir desde el lugar más humilde o desde una cuna de oro. Pero, se atreven a tener un ideal, una meta, algo que los obliga y los ínsita a salir de esa masa de estupidez donde aristócratas y plebeyos están revueltos. Es duro observarlos, pero estas personas tienen un brillo propio, para mi percepción no se nace siendo mediocre, sino, es la sociedad, la familia y momentos de la vida quien te van transformando, que sigas las normas que tengas miedo de rebelarte de demostrar quién eres, que le obedezcas a esa persona estúpida que compro un título, el miedo a montar un propio negocio el ser independiente, miedo al qué dirán, miedo al fracaso. Son personas que a pesar de sus miedos se arrojan al vacío, desde un precipicio con poco conocimiento de si caerán, pero estos ideales hacen que ellos rompan las leyes de la física, y puedan flotar como si la gravedad no existiere en el mundo.

El término de “plebeyo” me desagrada por completo, porque aunque en un pasado fui un completo mediocre, en el presente e incluso en este momento mientras escribo estas palabras como un escritor tras un computador, me esfuerzo tengo un ideal “Ser el mejor”, no solo entregar el mejor trabajo si no tener el mejor promedio, tener el mejor futuro. Pero sé que no debo de irme por el camino fácil, hasta el mismísimo Jesús tuvo pruebas, ¿Cómo humanos no tendremos pruebas?, claro que sí. Unas más duras que otras, momentos en los que me sienta por completa ahogado, tapado y masacrado que intente estirar mis manos pero no haya nadie que me las sostenga del otro lado. Sera duro, y muy cruel, tal vez pierda amigos, familiares, novia, trabajo o mucha cosas más, pero si confió en mí mismo y sé que estos sacrificios valdrán al pena seré recompensado. No por facilismo, no por mediocre, si no por ser capaz de derramar mi propia sangre para salir adelante.

No ser el mejor por el reconocimiento, por recibir un premio, por ser ovacionado o por ser envidiado, sino que cuando mire mi pasado me diga “¡Lo logre!”, ser una de esas estrellas que brillan con luz propia, no ser la sombra de nadie, sino, que mis ideales sirvan de ejemplo a más personas que por el momento son holgazanes o temerosos de lo que lograran, que tengas “pantalones” y deseos de salir de la masa de estupidez anteriormente dicha.

¿Limite?, puede que sí, que los haya y por sobre todo que yo tenga mis limites incluso ahora, el ayudar a un amigo, por dinero no, si no porque me siento bien haciéndolo. ¿Existe mi límite?, tal vez, pero sé que mientras encuentro ese límite debo seguir esforzándome, no por hacer feliz a mi madre o a mi padre o incluso a mi hermana, si no para ser feliz yo mismo. Porque considero que la mayor felicidad es el lograr algo que se anhela ese ideal inquebrantable esa meta que se veía lejana, cuando se consigue la persona se siente completa y realizada. Sé que lo lograre, tengo que trabajar duro.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (14 Kb)   pdf (106.3 Kb)   docx (16.2 Kb)  
Leer 9 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com