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EL PENSAMIENTO MODERNO LUIS VILLORO


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2013  •  10.144 Palabras (41 Páginas)  •  4.976 Visitas

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EL PENSAMIENTO MODERNO

Luis Villoro

EL AUTOR NACIÓ EN BARCELONA Y DESARROLLÓ BUENA PARTE DE SU CARRERA EN MÉXICO. PREMIO NACIONAL DE CIENCIAS Y ARTES EN CIENCIAS SOCIALES, HISTORIA Y FILOSOFÍA. PERTENECIÓ AL GRUPO HIPERIÓN, DEDICADO AL ESTUDIO DEL SER DEL MEXICANO. EL LIBRO ES ALTAMENTE RECOMENDABLE PARA COMPRENDER LOS FENÓMENOS CULTURALES Y LA EDUCACIÓN DEL RENACIMIENTO Y LA EDAD MODERNA. (RECENSIÓN Y COMENTARIOS PARA USO DE LA CÁTEDRA: PROF. JUAN CARLOS PARADISO). SE TRATA DE UNA VERSIÓN MUY RESUMIDA; AUNQUE HAY PÁRRAFOS TEXTUALES, EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS SE PARAFRASEA AL AUTOR, SE AGREGAN COMENTARIOS Y CITAS DE OTROS AUTORES PERTINENTES PARA EL TEMA EN NUESTRO MEDIO. PREFERENTEMENTE ORIENTA HACIA LA LECTURA DEL EXCELENTE LIBRO ORIGINAL, AL QUE NO PRETENDE NI PUEDE SUSTITUIR.

Palabras claves: Villoro, Edad Moderna, Renacimiento, Humanismo

Introducción (pág 7-12)

Como expresa Villoro, la época moderna comprende un lapso muy amplio, lleno de vicisitudes, transformaciones y contradicciones internas, lo cual hace compleja su caracterización. Para ello se propone buscar ciertas ideas básicas que estarían presentes en tan disímiles creencias, valores, actitudes, valoraciones, aunque aparezcan contradictorias. Antes que una doctrina, formulada en enunciados precisos, esas ideas expresan una manera de pensar las relaciones del hombre con el mundo, una preferencia por ciertos valores y un estilo general de razonar, implícitos en varias doctrinas. No se trata de un sistema de pensamiento sino de una mentalidad. (L. VILLORO, 1992: 8)

El autor advierte que en un principio solo unos pocos empiezan a destacarse por una manera de pensar diferente a la sociedad en la que viven. Poco a poco sus ideas empezaron a ganar más adeptos. Pero los cambios llevaron mucho tiempo, a veces centurias.

Generalmente se suele entender por ‘pensamiento moderno’ una forma de pensamiento racional que tendría su expresión más clara en el siglo XVIII (Ilustración). A menudo, la idea de la historia y del mundo ilustrada, su proyecto de racionalidad, se toman como paradigma de ‘modernidad’, Pero en realidad sus orígenes son más antiguos. Empiezan con la ruptura de la imagen medieval del mundo y con la aparición paulatina, en algunos ingenios, de una nueva imagen …

La ruptura se inicia en el Renacimiento (pág. 9). El germen aparece en algunas ciudades de Italia y de los Países Bajos en los siglos XV y XVI (1400 en adelante). Ideas precursoras ocurrieron durante el desarrollo de los burgos medievales, en San Francisco, Dante, Petrarca y Giotto.

El pensamiento del medioevo no desaparece, aún una vez instalado el Renacimiento y la Modernidad. Figuras como Savonarola, Lutero, Münster o Ignacio de Loyola muestran que no todo el pensamiento del siglo XVI es renacentista. Ernst Troelsch pensó que Reforma y Contrarreforma fueron movimientos pertenecientes al ámbito de la cultura medieval y contrapuestos a las tendencias del Renacimiento.

Puede sorprender que Lutero esté en esta lista entre las mentalidades medievales. Pero su renovación fue primordialmente de alzamiento moral contra la corrupción y de elección de nuevas vías para llegar a Dios, pero la lectura literal de la Biblia que propone, lo hace refractario para aceptar las nuevas ideas que van surgiendo, opuestas a las Escrituras, que la Iglesiacatólica irá salvando con la ‘interpretación no literal’, lo cual le permite sucesivas adaptaciones, aunque algunas tarden siglos.

Algunas de las obras clásicas que estudian el pensamiento renacentista son las de Buckhardt, Gentile, Cassirer, Saitta, Kristeller, Garin, Baron.

El propósito de este libro es buscar los primeros esbozos de lo que llamamos pensamiento moderno.

I. LA PÉRDIDA DEL CENTRO pág. 13

Para el Medioevo todo se encuentra perfectamente ordenado en el mundo, y en forma jerárquica. La sociedad humana está de modo semejante: una sociedad jerarquizada en donde cada estamento ocupa su lugar. La mejor imagen de esta sociedad sería seguramente la que aparece en esos autos sacramentales de la Edad Media, que pasaron después al Renacimiento y luego a la literatura barroca. Uno de ellos se recoge en la obra de Calderón de la Barca “El gran teatro del mundo”. Encontramos en ella una variante de un tema propio de los autos sacramentales medievales. Cada uno tiene un rol que debe desempeñar lo mejor posible sin tratar de ser otra cosa. La sociedad es un edificio donde cada persona, al ocupar su lugar, está a salvo de la novedad radical, pero también de la angustia.

En el Renacimiento asistimos a la ruptura de ese mundo ordenado en centro y periferia. Nicolás de Cusa, Copérnico y Bruno fueron desmontando sucesivamente esta imagen, aunque sabemos que su impacto en la sociedad debió esperar por la censura de la Iglesia.

Cuando empieza a abrirse paso la idea de un universo infinito cualquier parte puede ser el centro y cualquier periferia, todo lugar es relativo, aleatorio, todo queda fijado por las relaciones que unos cuerpos guardan con otros. Lo que interesa no es ya el lugar natural que corresponde a cada cuerpo, sino las relaciones que tiene con otros, las funciones en que se encuentra el movimiento de un cuerpo respecto a los movimientos de los otros. Y hemos dado, me parece, con la palabra clave: función. Si en la EMera una noción central el lugar, en la nueva imagen del mundo, una palabra importante empieza a ser la función, las relaciones que rigen entre las cosas y entre los hombres. pág. 19

También se relativizan las culturas. Bruno da este paso, llegando a expresar que todas las religiones son válidas como caminos a Dios y todas tienen semejantes derechos a considerarse ordenadas por Él. pág. 20

Maquiavelo llama ‘hombres nuevos’ a los que no sienten determinado su destino por el lugar que ocupan, sino que están empeñados en labrárselo mediante su acción. 21

En Italia, un género de esos hombres nuevos son los condottieri,

En España los conquistadores son la versión española de los condottieri.

En resumen, en el Renacimiento empieza a agrietarse tanto la arquitectura física del mundo como la sociedad. La vida del hombre ya no está marcada por el autor de la farsa; cada quien debe escribirla mientras actúa. La posibilidad que se empieza a abrir camino es la del individuo. Su acción libre le da un sitio en el mundo y en la sociedad, no la naturaleza.

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