EROS ELECTRONICO
andreaplazas22 de Abril de 2014
2.851 Palabras (12 Páginas)531 Visitas
Este libro debió haberse llamado: Introducción al eros electrónico.
Comprendo la postura académica de primero plantear las bases del tema, pero no por ello sacrificas al tema. Para hablar del eros electrónico, el autor primero hace un recorrido histórico del Homo sapiens y detalla documentalmente cada episodio de la historia humana que ha entrado en contacto con el hombre: el caso Kasparov, la simbiosis automóvil-radio, la televisión y las salas de cine. No está mal detallar todos esos antecedentes, de hecho son recorridos buenos y exhaustivos, el problema radica en que el libro es del año 2000, y estos antecedentes están vencidos, al caso parecen irrelevantes. Desde luego, no se le puede culpar al autor de semejante atraso discursivo, pero el hueco de trece años en la historia de la tecnología es notable.
Donde más afecta el paso del tiempo en este estudio es cuando Román trata de hablar sobre el cyber-sexo. Actualmente ya no buscamos gente desconocida en internet, ya no entramos con seudónimos a salas masivas de chat. El eros electrónico ya no está allí, este libro ya no sabe lo que es el cybersexo ahora. Luego cuando quiere hablar de simulación digital contemporánea, lo aborda en películas como Jurassic Park o Toy Story que han sido infinitamente superadas. De nuevo, no es un error del autor, es una evidencia innegable de que algunos libros envejecen. Al mismo tiempo, evidencia también de cómo crecemos como sociedad, aunque eso deba plantearlo el lector.
Fuera de esos huecos que tuve que ir rellenando con mi propia experiencia de los dosmiles, el libro no termina de dibujar al eros electrónico por completo. Acaso habla de historia, erotismo y tecnología en veinte páginas cerca del final, pero no es mucho lo que retrata. Luego de acabar la lectura me sentí más bien ante un curso de antropología e historia, cuando en realidad mis inquietudes eran otras.
Pues bien, el título puede ser engañoso en cuanto a la profundidad de tema que trata, pero no es una mala obra. Es algo parecido a contarle a esta generación de iPads y Google Glasses lo que significaba antes poder encontrar pornografía con una conexión de 52Kps. Para asuntos de erotismo y pornografía, recomiendo El día del niño o Poemas en rojo y complementarlo con la propia experiencia de computadoras y telecomunicación.(less)
Román Gubern investiga las implicaciones emocionales y afectivas de los nuevos medios en las formas de vida de la sociedad posindustrial.
Las nuevas tecnologías de información y comunicación están generando efectos emocionales en la población que, previsiblemente, se irán incrementando en el futuro, adquiriendo nuevas características. Desde una perspectiva biológica y antropológica, que ve en el ser humano un sujeto biocultural producto de un largo proceso evolutivo, Román Gubern investiga en El eros electrónico las implicaciones emocionales y afectivas de los nuevos medios en las formas de vida de la sociedad posindustrial. Analiza, con gran agudeza, los fenómenos que se están originando: la expansión de la pornografía, los arquetipos eróticos implantados por la industria televisiva, los robots emocionales, los usos amorosos del correo electrónico, los ensueños eróticos que la imagen digital hace posibles y el cibersexo.
¿Se está convirtiendo la era de la comunicación, paradójicamente, en la era de la soledad? ¿Se está traduciendo la modernización en marginación? Y, si es así, ¿cómo podrá paliarse el déficit emocional de nuestra sociedad?
¿Qué papel desempeña hoy la televisión? ¿Por qué enganchan las telenovelas? ¿Cómo hemos llegado a tener como ideal estético a actores hipermusculados, personajes como los de Los vigilantes de la playa o, por el contrario, a hombres con rasgos femininos (David Bowie, Brad Pitt)? ¿Qué consecuencias tiene el actual culto a la juventud sobre las tasas de obesidad y anorexia?
¿Podrá la inteligencia artificial derrotar a la inteligencia humana en el futuro? ¿Cuáles son las diferencias entre el cerebro orgánico y el mecánico?
¿Cómo está evolucionado Internet? ¿Cúales son los objetivos de los hackers?
Las relaciones sentimentales a través de la red: ¿cómo se forman las ciberparejas? ¿pueden casarse o divorciarse en la red?
¿Cómo están evolucionando los hot chats y la pornografía digital? ¿Es factible el cibersexo?
El Eros electrónico
Román Gubern Ed. Taurus
Gracias a la herencia filogenética que hemos adquirido de nuestros antepasados más primitivos somos sujetos de un conjunto de sensaciones emocionales disparadas desde nuestro hipotálamo o libido desarrolladas en forma de odio, amor miedo… Este legado emocional no ha variado excesivamente desde entonces, pese a vivir en una sociedad desarrollada y jerarquizada donde la información y las tecnologías de comunicación modifican poco a poco el plano físico, intelectual y emocional.
Con la aparición de la tecnología el hombre ha sido capaz de desarrollar aparatos en un intento de adaptación al medio que llamamos la evolución cultural. Fruto de esta evolución la humanidad ha ido progresando en cuanto a medios de comunicación así como, la imprenta, la fotografía, el teléfono… Dichos inventos han sido reprochados temerosamente por la clara patología neofóbica que padece la humanidad desde tiempos primitivos por el peligro que conlleva la adentración en lo nuevo, hasta desarrollar la prudencia que hace rechazar los nuevos avances cada vez que aparecen.
A medida que la sociedad evoluciona encontramos un hueco existencial, un hueco social, del que 2 inventos han sabido sacar el provecho. La radio envuelve el ambiente mientras nos dirigimos de nuestro hogar al trabajo conduciendo, acompañan al ama de casa en sus labores. Suplen esa carencia social de esos momentos donde la soledad es inminente y el temor filogenético al aislamiento nos obliga a buscar un suplente electrónico como la radio, donde a través de las ondas encontramos esa carencia que padecemos.
El otro gran invento de la sociedad moderna ha sido la televisión convertido ya en el epicentro de divulgación de ocio audiovisual capaz de substituir algo tan cotidiano y familiar como fue antaño la chimenea, donde nuestros antepasados se reunían para conversar sobre las andadas del día que acababa. Él televisor, también llamado caja tonta, pasaba pues a ser una de las cotidianidades en la vida de miles de personas en el mundo, hasta el punto de ser una ventana capaz de reflejar los propios deseos donde el usuario final no acaba mas lejos de ser un índice de audiencia más, por el cual las grandes empresas audiovisuales luchan por mantener enganchado. Una vez creada la dependencia entre el espectador y el aparato, la industria ha visto la televisión como medio de divulgación fácil, y abusa del anuncio publicitario, creando muchas veces un mundo alejado de la realidad donde el producto expuesto es necesario. Otro tipo de divulgación es la cinematográfica, desde donde se dejan entrever los pilares centrales de nuestra sociedad, el sexo y el dinero. Grandes fortunas, cuerpos modélicos, amores, desamores… pasan a formar parte del guión de las películas, donde se vende una sociedad falácica que suple las carencias emocionales y sentimentales de los espectadores, que acaban por estereotipar a los actores y la vida de éstos, imitándolos hasta el punto de llegar a grandes enfermedades de nuestra sociedad como la anorexia, producida en el intento de lograr un cuerpo escultórico como el de nuestro ídolo televisivo.
Dicha producción cinematográfica proviene de Estados Unidos desde donde se profana la aldea global, ese concepto erróneo de McLuhan dada la desjerarquización de la Red y la estructuración social en una aldea. Esta desestructuración es visible donde se crea un sistema dual y bipolar dónde el que posee mas información es el mas fuerte, al contrario, la opulencia comunicacional, ese exceso de información con la que se nos bombardea nos desinforma y crea falsa importancia a información realmente banal que al final acaba siendo mas de lo mismo escondido tras el nombre de variedad.
Este abrumador crecimiento de la demanda audiovisual ha sido el causante de la aparición de inmensas multinacionales con un enorme poder mercantil e incluso político que han impuesto sus propias normas en un intento de control de los nuevos medios de comunicación. De los detractores a este sistema se produce el movimiento underground parecido al hippie de los años 60 donde se proclama la libertad y se erradica la autoexclusión social.
Con la aparición de los computadores nace un nuevo abanico de sectores donde los ordenadores son la herramienta de experimentación en el afán de intentar conseguir implantar inteligencia emocional en estos aparatos racionales. El estudio de los comportamientos humanos y los computacionales ha acabado por coincidir en que hay una componente emocional propiamente humana que el hombre es incapaz de introducir en los sistemas electrónicos. Únicamente la ciencia ficción ha sido capaz de visionar estos robots cibernéticos antropomórficos
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