ES LA DEMOCRACIA UNA TIRANÍA DE LAS MAYORIAS.

EL "ARTE DE IR TIRANDO".

Si digo "modelo incrementalista" pocos comprenderían de lo que estoy hablando. Pero si digo que en la  administración se practica el "arte de ir tirando", seguro que mi argumento se entendería mejor. Y lo cierto es que, pese a los relatos emotivos que se quieren o intentan construir en torno a una idea, muchas de las actuaciones son dificilmente justificables más allá de la acriticidad que propicia sentir o sentirse parte de un proyecto simbólico destinado a ser vanguardia de un cambio.

         Si nos paramos a analizar con un poco de detenimiento la acción de gobierno, y nos abstraemos, en lo posible,  de las creencias ideológicas e incluso de las afinidades ( y también de las "desafinidades"), podremos llegar a conclusiones que en poco o en nada benefician, ni a la imagen que se quiere dar, ni al relato que se quiere construir.

        En la administración pública, y más concretamente en la administración municipal, las decisiones se toman con  criterios políticos. Y esto no significa que tengan un contenido ideológico o programático, sino que el interés de los que la toman es político (electoral, partidista, grupal,etc.). Los defensores de una tecnificación de la política propugnan un proceso de toma de decisiones más "exento" de política; con un mayor contenido técnico, pero éste extremo distorsionaría la toma de decisiones en función de la legitimidad democrática. Otra cuestión es que el proceso de toma de decisiones esté guiado por intereses partidarios, o personales o de preferencias, lo cual igualmente distorsiona dicha legitimidad.

        He mencionado la toma de decisiones de forma racional pero, ¿que significa esto?. Resumidamente, significa seguir un método estructurado en unos pasos básicos: análisis profundo de la cuestión, de sus causas y efectos, identificación de las alternativas comparándolas buscando el equilibrio entre ventajas y desventajas. Pero éste proceso es irrealista básicamente por dos razones: porque el nivel de conocimiento, de quien decide es limitado, no considerando toda la complejidad de la cuestión, y en segundo lugar porque el análisis técnico como único argumento es sólo uno de los pasos a tener en cuenta: la toma de decisiones políticas es un proceso en el que intervienen interacciones, negociaciones, pulsiones, afinidades, intereses coincidentes y contrapuestos, etc. Son o, o más bien deberían ser un intento de llegar a un cierto equilibrio entre los intereses en juego.

        Al referirme al "arte de ir tirando",  hablo en concreto de un experto en políticas públicas: Charles Lindblon (profesor de ciencia política de la Universidad de Yale). Lindblon afirma que cualquier decisión pública adoptada tácita o explicitamente como "ir tirando", es un simple ajuste incremental respecto a las políticas que ya se realizaban: cambios menores respecto a decisiones ya tomadas. Igualmente afirma que las decisiones públicas en el "ir tirando, son básicamente producto de un proceso de experimentación: se ven o piensa en los efectos de determinadas decisiones, si se cree o se ve que la cosa funciona se continuará, si no se ve o se percibe que no, se modificará.

        El modelo de "ir tirando" coincide con una impresión cada día más extendida: da igual quien mande, pues todos hacen lo mismo. Realmente éste modelo, seguido por muchas administraciones sin incluso caer en la cuenta de que lo practica, es profundamente conservador. No soporta un análisis crítico y reduce la democracia a un mero instrumento de "selección de personal" dejando la política, o mejor dicho, las políticas ( otro asunto sobre el que me gustaría reflexionar en otro momento: ¿política o Políticas?) en una mera declaración programática sin constatación posible de su puesta en marcha ni siquiera del intento de logar los consensos necesarios para llevar a cabo cambios y transformaciones que rompan la dinámica del "todo es lo mismo".

        El resumen: que "ir tirando" no es una opción. Es necesaria una autocrítica constante para evaluar el nivel de cumplimiento de los programas; buscar las alianzas y consensos para lograr perdurabilidad de las políticas implementadas y horizontalizar la toma de decisiones. Ir tirando no es una opción, por mucho relato del que se le rodee, pues si se me permite, ésta actitud de hacer las mismas cosas con un relato diferente es incluso reaccionario y un ejercicio de reduccionismo democrático.

EL ARTE DE IR TIRANDO.

        En política pública ( la trasversalidad del término "política" precisa de concreción si nos queremos referir a una administración pública) existen, de forma tácita o explícita, diferentes perspectivas de actuación. En muchas ocasiones, los procesos de toma de decisiones se revisten de un relato que las dota de sentido pese a que la realidad sea la contraria. La política no es sólo un discurso o un ejercicio de gestión: es tomar decisiones. Y en ese proceso de toma de decisiones  se siguen, como decía, de forma más o menos consciente, uns modelos, unas pautas . En concreto quiero referirme a un concepto que, pese a ser desconocido, es conocido,  pues se parte de una premisa que forma ya parte del sentido común que la ciudadanía expresa respecto de la política: da igual quien esté, da igual qué partido gobierne, pues todos hacen lo mismo.

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