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Ecologia Debate


Enviado por   •  11 de Abril de 2015  •  3.878 Palabras (16 Páginas)  •  233 Visitas

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El capitalismo no sólo quiere dominar la naturaleza sino arrancar todo de ella, depredarla. Ecología y capitalismo se niegan frontalmente… y si la lógica del capital asume el discurso ecológico, o es para obtener lucro, o para espiritualizarlo y así vaciarlo, o simplemente para imposibilitarlo” (Leonardo Boff).

“Guerras por el petróleo, guerras por el agua, guerras por tierras, guerras atmosféricas: esta es la cara verdadera de la globalización económica, cuyo apetito de recursos naturales supera los límites de la sostenibilidad y la justicia” (Vandana Shiva).

Asistimos a una alerta generalizada sobre la problemática ambiental, curiosamente desde los centros de poder y las empresas se ha articulado un discurso sobre sus preocupaciones por el calentamiento global, una supuesta guerra por el agua a la que irremediablemente está destinado el mundo, la basura tecnológica, crisis energética y la urgencia de pasar a combustibles “biológicos”, etc. etc., que reflejan, por un lado su necesidad de salir al frente de una problemática visible de la que obviamente son sus responsables directos, buscando limpiar su imagen a través de estrategias como la “responsabilidad social empresarial”, las calificaciones ISO o poniendo un sello verde a su producción; y, por otro, de asegurar sus intereses económicos y políticos con un supuesto progreso económico sustentado en los avances de la tecnología, dirigidos a causar “el menor daño ambiental”, distrayendo el debate de las causas reales de la devastación.

Es precisamente desde ese bando que se genera toda una ofensiva ideológica para convencernos por un lado de la escasez de los recursos naturales y por otro de las culpas compartidas de igual a igual entre el ciudadano común y las grandes corporaciones, entonces pregonan las buenas prácticas ciudadanas pero no suscriben el Protocolo de Kyoto (pese a ser insuficiente), nos culpabilizan del consumo innecesario pero a la vez lo fomentan para asegurar su lucro privado, sus toneladas de desechos tóxicos los arrojan a diario en cualquier territorio pero son partidarios de sancionar al individuo que arroja basura en la calle. Con ello de ninguna manera justificamos los malos hábitos de las personas y hay que concienciar sobre el tema, sin embargo, como lo señala M. Lowy “eso responsabiliza a los individuos y redime al sistema. Es verdad que el consumo de los individuos es un problema, pero el consumo del sistema capitalista, del militarismo capitalista, de la lógica de la acumulación de capital es mucho mayor. Entonces, en lugar de pregonar la auto-limitación (autocontención) individual, es necesario llamar a la organización para luchar contra el sistema capitalista; esa debe ser nuestra respuesta”. V. Shiva en su análisis señala precisamente que “el problema no son los recursos naturales sino el libre comercio y la globalización. El problema no es la gente sino la codicia de las corporaciones empresariales y las asociaciones entre éstas y los estados con el fin de usurpar los recursos del pueblo y violar sus derechos fundamentales.”

Es pertinente entonces que asumamos este debate y clarifiquemos posiciones, a la par que avancemos hacia una propuesta político-ecológica dirigida a transformar –y ojalá revertir- la actual situación ambiental en la que se debate nuestro planeta.

Los orígenes de la Ecología como disciplina científica, los ubicamos en Alexander Von Humboldt quien desarrolla el estudio de las relaciones entre los distintos elementos de la naturaleza y los efectos de la actividad humana que alteraban, modificaban o destruían su “equilibrio”. Es en 1866, cuando hace su aparición en la literatura científica la palabra ecología, gracias al biólogo alemán Ernst Haeckel, autor de la “Historia de la creación natural” quien usa por vez primera el término “oekología”. Surge entonces la ecología como rama de las ciencias naturales, considerando las relaciones entre los seres vivos y su entorno (o ambiente), y tomando como objeto de estudio las relaciones entre los elementos, más que los elementos en sí mismos (C. Chevarok)

De partida debemos señalar que la lucha por la preservación de los ecosistemas no data de las últimas décadas, ha estado presente desde mucho antes pues ha sido un eje central en la acción de las comunidades campesinas e indígenas, frente a la serie de amenazas y agresiones que han sufrido en sus territorios por empresas sobre todo extractivistas que han buscado apropiarse de las riquezas naturales (madera, petróleo, minerales, agua…); esa lucha ha articulado la defensa de la biodiversidad y del patrimonio cultural de sus pueblos, a más de las exigencias de otras reivindicaciones sociales.

La especificidad de un movimiento ecologista a nivel mundial se asocia básicamente a organizaciones no gubernamentales, cuyo origen data de inicios del siglo pasado bajo un precepto general de “conservación de la naturaleza dentro de parámetros razonables de lo que puede lograrse en el sistema económico” que les llevó a ser definido como un tipo de “ecologismo establecido” (M. Castells) . El auge del movimiento se ubica en la década de los sesenta del siglo XX, en donde se asume como tal y perfila un desarrollo teórico-político en torno a la problemática ambiental y las relaciones del ser humano con la naturaleza, que conlleva a establecer una diferencia sustancial entre ambientalismo y ecologismo: “el medioambientalismo aboga por una aproximación administrativa a los problemas medioambientales, convencido de que pueden ser resueltos sin cambios fundamentales en los actuales valores o modelos de producción y consumo, mientras que el ecologismo mantiene que una existencia sustentable y satisfactoria presupone cambios radicales en nuestra relación con el mundo natural no humano y en nuestra forma de vida social y política” (Dobson, 1997) . En otra caracterización de Ecología, Arne Naess (1973) plantea la distinción entre “Ecología Superficial” para referirse precisamente al ambientalismo o tendencia reformista y funcionarizada al sistema; y, la “Ecología Profunda”, que propone la transformación radical de la sociedad, cuestionándola severamente bajo los principios de la armonía y pertenencia del ser humano con la naturaleza; la igualdad Biocéntrica, el derecho a la diversidad cultural.

Este análisis de lo que representan las diversas tendencias nos llevan a ubicar el ecologismo en la ideología de izquierda y -salvando algunos matices- más precisamente en el marxismo. Esta afirmación es resaltada por Arancibia cuando inquiere: “¿se puede ser ecologista sin ver la crisis del modelo productivo como la crisis general del sistema capitalista? ¿Podemos ser Marxistas sin ser ecologistas? ¿Es posible cualquier forma de socialismo sin el hombre al compás de la naturaleza?”

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