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El Cuerpo Y Su Representación Inmediata


Enviado por   •  24 de Enero de 2013  •  1.819 Palabras (8 Páginas)  •  311 Visitas

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I. EL cuerpo como representación inmediata y como sensorio.

Podríamos decir que no hay en la Historia de la filosofía un tratamiento tan detallado del cuerpo, en especial del cuerpo dotado de vida, y más aun del cuerpo humano, como el que le dedica Schopenhauer. Desde Pitágoras y Platón que lo concibieron como la cárcel del alma, hasta Descartes y Hobbes, en general el cuerpo era concebido como pura res extensa en oposición a una res cogitans, es decir como pura materia y pura extensión.

Sin negar del todo a la tradición que le precedió, (y ya tendremos oportunidad de ver en detalle esto), Schopenhauer le da un tratamiento diferente. El cuerpo juega un papel intermedio entre los objetos y la cosa en sí, pues el cuerpo mismo es a la vez representación y a la vez objetivación de la voluntad, que es la cosa en sí. Por esto mismo, analizaremos en primera instancia al cuerpo como pura representación y el papel que juega su inmediatez en el conocimiento intuitivo regido por el principio de razón.

El mundo como representación no existe sino para aquel que lo conoce, es decir el sujeto. Todo ser que vive y conoce cae dentro de la categoría de sujeto, y este es condición necesaria de posibilidad del objeto en tanto representación, pues en él se hallan las formas puras de la sensibilidad (espacio y tiempo) en las que se da todo objeto como representación, pues son estas formas de la sensibilidad lo que juntas dan origen a la materia que no es otra cosa que la causalidad. Este es el ámbito del principio de razón, aquello que determina a los objetos por una relación de causa-efecto y que es la generadora de la multiplicidad. El conocimiento fenoménico de los objetos en tanto determinados por el principio de razón en sus formas derivadas esta regido por el entendimiento.

Para entender en detalle lo que Schopenhauer quiere decir, hay, por principio, que definir lo que el filosofo de Danzig entiende por representación: “Los simples cambios que sufren los órganos de la sensación por las impresiones exteriores específicamente propias en tanto que no causan placer ni dolor. No tienen una acción inmediata sobre la voluntad pero existen para el conocimiento.” [1]

Schopenhauer nos indica de esta manera que el punto de partida del conocimiento es la intuición sensible regida por el principio de razón, es decir, los datos que nos brindan los sentidos y, que desde luego entendemos aquí no de una manera empirista, sino con la restricción que acepta e integra de la estética trascendental de Kant referente a la idealidad del espacio y del tiempo, una idealidad trascendental. El cuerpo de este modo será el punto de partida de su investigación y es así por que el cuerpo, todo cuerpo, juega un papel de suma importancia en el proceso de conocimiento pues es el objeto inmediato del sujeto, y no hay nada que pueda ser tan inmediato como su cuerpo que resulta ser un: “[...]medio para la intuición de todos los demás objetos”[2] es decir es un sensorium o un sensorio que sirve, haciendo una analogía, como la tela de una araña, en cuyos hilos se intuyen el resto de las sensaciones que ya no son inmediatas, sino mediatas.

Los cambios del cuerpo así, son conocidos inmediatamente como meros datos los cuales luego pasan al entendimiento el cual los ordena por la ley de causalidad como causas y efectos en tanto actúan sobre el cuerpo.

Pero la peculiaridad del cuerpo consiste en que se encuentra mediando entre dos polos, entre la representación y la voluntad de la que el mismo es objetivación, a este respecto nos dice: “Al sujeto del conocer, que por su identidad con el cuerpo aparece como individuo, le es dado este cuerpo por dos diferentes estilos: una vez como representación en la intuición del entendimiento [...] pero luego también de otra manera, a saber: como aquello que cada uno de nosotros conocemos inmediatamente y que expresamos con la palabra: Voluntad. Todo acto de su voluntad es al mismo tiempo y necesariamente un movimiento de su cuerpo[...].”[3]

Entre la voluntad y el movimiento del cuerpo no existe el nexo de la causalidad, es decir no están en la relación de causa y efecto, sino que Schopenhauer los muestra como una sola cosa, cuerpo = voluntad objetivada. Como la voluntad no se puede conocer in abstracto, sólo podemos conocerla mediante los actos concretos de nuestro cuerpo que se enfocan a la realización de acciones concretas, de allí que el cuerpo se presente como la condición del conocimiento de la voluntad. Aquí se presenta la particularidad del cuerpo, pues según nuestro autor, este debe ser considerado un objeto particular entre todos los demás objetos por que en el se dan simultáneamente para el sujeto cognoscente voluntad y representación, mientras que la totalidad de los otros objetos que no son su cuerpo tan solo son meras representaciones mediadas por este cuerpo. Por ello es necesario que el cuerpo además de representación, se deba tener como un objeto en si, es decir como voluntad en su esencia intima.

Cuerpo y voluntad aparecen aquí unidos íntimamente, pero el resultado más acabado de esta intimidad es la acción propia del cuerpo, el cuerpo es acción pero esta acción, esta dinámica, esta movilidad del cuerpo como ya hemos visto no se presenta en una relación de causa-efecto, la voluntad NO es la causa de la acción corporal, sino que cada acción

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