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Verdad. Saltar a: navegación, búsqueda

genesis1998Informe6 de Agosto de 2013

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Verdad

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El significado de la palabra verdad abarca desde la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general, hasta el acuerdo de los conocimientos con las cosas que se afirman como realidades: los hechos o la cosa en particular;1 así como la relación de los hechos o las cosas en su totalidad en la constitución del Todo, el Universo.

Para el hebreo clásico el término `emuná significa primariamente «confianza», «fidelidad». Las cosas son verdaderas cuando son «fiables», fieles porque cumplen lo que ofrecen.2 3

Alfred Stevens: La Verdad y la Falsedad

El término no tiene una única definición en la que estén de acuerdo la mayoría de los estudiosos y las teorías sobre la verdad continúan siendo ampliamente debatidas. Hay posiciones diferentes acerca de cuestiones como:

• Qué es lo que constituye la verdad.

• Con qué criterio podemos identificarla y definirla.

• Si el ser humano posee conocimientos innatos o sólo puede adquirirlos.

• Si existen las revelaciones o la verdad puede alcanzarse tan sólo mediante la experiencia, el entendimiento y la razón.

• Si la verdad es subjetiva u objetiva.

• Si la verdad es relativa o absoluta.

• Y hasta qué grado pueden afirmarse cada una de dichas propiedades.

Este artículo procura introducir las principales interpretaciones y perspectivas, tanto históricas como actuales, acerca de este concepto.

La pregunta por la verdad es y ha sido objeto de debate entre teólogos, filósofos y lógicos a lo largo de los siglos considerándose un tema concerniente al alma y al estudio de una llamada psicología racional dentro del campo de la filosofía.

En la actualidad es un tema de investigación científica así como de fundamentación filosófica:4

• La investigación científica de la función cognitiva5 introduce nuevas perspectivas acerca del conocimiento basado en la evidencia como creencia epistemológicamente verdadera con justificación válida.6

• Interesa a la Lingüística pues el lenguaje es expresión de la propia verdad.

• Interesa a la Antropología filosófica, pues parece evidente que los seres humanos prefieren la verdad a la falsedad al error o la mentira y prefieren la certeza a la duda.

• Interesa a la Historia, por cuanto el aprecio hacia la verdad y la condena de la mentira o del error varía en intensidad según las épocas y las culturas, pues tanto el concepto de verdad como su valoración no siempre es el mismo a lo largo de la historia y según las diferentes culturas.

• Interesa a la Ciencia en cuanto tal7 en su pretensión de conocimiento válido.

La importancia que tiene este concepto es que está arraigado en el corazón de cualquier supuesto personal, social y cultural. De ahí su complejidad.

¿Pero la"verdad" es lo mismo que "objetividad"?

La verdad es una subjetividad, es decir para cada persona habrá una verdad distinta, y la objetividad es una palabra que deriva de la palabra objeto, por lo tanto ser objetivo es apegarse a las características naturales de algo, sin contar pensamientos, perspectivas, etc. Pero sigue siendo complejo para los seres humanos ser objetivos, porque aunque deseamos describir la realidad de forma objetiva, siempre habrá experiencias e ideas de por medio que nos hagan difícil la tarea.

Por ejemplo la verdad sobre el amor:. hay tantas verdades como personas en el mundo.Ahora bien ser objetivo con respecto a lo sucedido en un hecho determinado, es ser más descriptivo viendo la realidad tal cual es: "Sucesión un 3 de marzo, yo caminaba sobre la calle cuando un coche golpeó la acera", en este caso se omitieron emociones, pensamientos, etc. Solo se está siendo objetivo. Cuando se trata de la verdad, cada quien dará detalles distintos y apreciaciones de la realidad según lo vivió o sintió.

Las verdades humanas son relativas

puede existir una verdad como tal absoluta, y si la hay es imposible que la encontremos, desde el momento en que todos somos diferente la verdad se convierte en subjetiva, no importa que estemos de acuerdo en cosas, pero siempre es desde la perspectiva de cada quien. Ahora son relativas pork si lo piensas no puedes dar un totalidad de verdad, por ejemplo los numeros... no puede haber una verdad sobre ellos pork son infinitos y solo existen en la mente, entonces que es un numero?... hay un cuando indu o ay bueno de asia jaja donde dice que un señor quiso buscar la VERDAD, busco y busco y le comentaron que en japon o en otro lugar de asia jajaja, habia una tienda donde venidan la verdad, por lo k fue pregunto por la verdad y le dijeron asi claro tenemos verdad amorosa la verdad de miedo cual quiere?, la VERDAD absoluta, a si l tenemos, cuanto cuesta? pasar el resto de su vida aterrorizado...

imagina lo que seria buscar verdades completas, imposible por eso aunque no queras las verdades relativas son pork el humano no esta diseñado para resistir una verdad verdaderamente verdadera

¿Existen las verdades absolutas?

La "verdad" y el "relativismo" forman un binomio histórico. Y aunque hay huellas profundas de sus luchas en la historia antigua, se nos presenta a nosotros como un conflicto de la modernidad.

Todo el cristianismo medieval -salvo algunas excepciones- cimentó su filosofía y su teología sobre la existencia indubitable de verdades absolutas. Algunas reveladas, otras aportadas por la tradición, y otras llamadas "verdades naturales". Estas últimas serían el resultado de la contemplación racional de la creación. El conjunto armonioso de esas verdades permitió desarrollar tanto una teología dogmática (profundización de los misterios revelados) como una teología moral.

¿Cuáles son esas verdades racionales sobre las que no podríamos dudar? Las hay de orden puramente especulativo y cognoscitivo, pero las que ahora nos interesan son las que refieren directamente a la moralidad, y por tanto, a la vida cotidiana de las personas y a la organización de las sociedades.

Estas verdades, a su vez, se muestran desde dos perspectivas. Unas, vinculadas estrechamente a las cuestiones sociales y públicas: la justicia, la paz, el derecho a la participación común de los bienes naturales, la obligada asistencia a los más necesitados... Y otras que, aunque no dejen de ser sociales, tienen un carácter de tipo privado: que el matrimonio debe ser monogámico; que la planificación familiar no es genuina fuera de las posibilidades que ofrece la ley natural; que esa misma ley se opone al ejercicio de la homosexualidad, a la concepción asistida, al divorcio vincular...

El principio fundante de todas estas verdades sería el siguiente: el orden de la naturaleza (creada por Dios) se ofrece a la inteligencia humana para ser comprendido a la sola luz de la razón.

El pensamiento moderno, sobre todo a partir del filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804), irrumpió como una tromba contra la certeza de las verdades absolutas de la razón y poco a poco se fue instalando una nueva verdad, pero esta vez, basada en la duda: ¿con qué autoridad podemos afirmar que aquellas verdades están inscriptas en la naturaleza? ¿Quién nos asegura que podemos conocer la naturaleza de tal modo que podamos extraer esas verdades? ¿No serán, esas afirmaciones, extensiones más o menos (in) concientes de un credo religioso? ¿Se puede confeccionar una normativa moral por fuera de una determinada visión creyente? En caso de que se pueda, ¿cuántos y cuáles serían los principios universales? Y aún así, ¿es lícito imponer esos principios o deberían consensuarse en cada tiempo y en cada sociedad?

Estos temas causaron estupor y larguísimas discusiones en su momento. No era para menos: se pasaba de un universo sostenido en verdades absolutas, a otro en el que las verdades racionales se convertían en "relativas" a las épocas y las culturas. Por entonces, además, la Revolución Francesa hacía lo mismo en el terreno de la política: se abolía el absolutismo monárquico ("única verdad indiscutible") y se daban los primeros pasos hacia el sistema democrático plural.

No fueron pocos los cristianos que decidieron abandonar el régimen de las "verdades absolutas de la razón" y buscar otros caminos. Muchos otros, en cambio, decidieron defender con uñas y dientes el sistema que parecía colapsar.

Desde aquel momento hasta hoy, "verdad y relativismo" forman una dupla antagónica. Ambos términos se combaten mutuamente como si fueran el "Tom y Jerry" de la filosofía. Aunque, en este caso, no queda claro cuál es el gato y cuál el ratón.

Hoy, pasado el sacudón del modernismo y ya inmersos en la llamada "post modernidad", la disputa no sólo sigue vigente: se ha profundizado. Pero ahora con una característica diferencial. Si por entonces se trataba de discusiones académicas o reducidas a ciertos sectores sociales, ahora es un tema público e instalado culturalmente, es decir, desde la misma matriz sobre la que se construyen (o destruyen) los pueblos: la cultura.

Es por eso que se trata de un tema de actualidad -¡de profunda actualidad!- y sobre el cual vuelven una y otra vez, casi letánicamente, cientos de voces eclesiásticas. Quien quiera verificarlo, no tiene más que ingresar a la página de AICA y leer la cantidad de discursos episcopales que refieren a esta cuestión. Para el Papa Benito XVI es un tema de referencia constante, e incluso aquí, en las notas de la ROL apareció fuertemente en muchas ocasiones.

Según parece, las verdades

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