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El empleo de recursos bibliográficos


Enviado por   •  31 de Agosto de 2014  •  Síntesis  •  3.535 Palabras (15 Páginas)  •  194 Visitas

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Los ensayos filosóficos son diferentes de otro tipo de textos, como pueden ser los artículos científicos, los de opinión o los textos literarios. Generalmente, presentan un argumento a favor o en contra de alguna tesis en particular. Por ello, no consisten simplemente en mostrar unos hechos, opiniones o creencias; siempre es necesario proponer argumentos que sustenten la afirmación principal. Pueden construirse en torno a una idea defendida previamente por un filósofo, intentando criticar o mostrando sus puntos débiles. En otras ocasiones se puede mostrar el acuerdo que se tiene con las ideas de otro. Pero hay que tener muy presente que lo importante no es nuestra postura al respecto, sino la calidad de los argumentos que expongamos para sostenerla.

Un ensayo no puede consistir en una concatenación de datos que puedan encontrarse en cualquier enciclopedia. Es preciso centrarse en la afirmación principal y descartar esas otras ideas que pueden hacernos perder el hilo del argumento principal. Como decía Ortega, la claridad es la cortesía del filósofo, por ello es preciso intentar no perder de vista nuestro objetivo y defenderlo con claridad.

Un ensayo o trabajo filosófico ha de mostrar que se entienden ciertos problemas y que se es capaz de pensar críticamente acerca de ellos. Por lo tanto es preciso mostrar un pensamiento independiente. Esto no significa que deba proponerse necesariamente una teoría propia o que se deba hacer una contribución completamente original al pensamiento. Sin embargo, es preciso intentar proponer argumentos propios, o una manera novedosa de elaborar, criticar o defender algún argumento del que se haya tratado anteriormente. Limitarse a resumir lo que han dicho otros no es suficiente.

El empleo de recursos bibliográficos

Es preciso utilizar los recursos disponibles con inteligencia. Para ello, lo mejor es seleccionar un número manejable (entre dos y tres) de fuentes primarias. Entre ellas pueden incluirse artículos. Internet es un recurso perfectamente válido para encontrar información, aunque es preciso saber discriminar entre la calidad de las diferentes aportaciones.

Cuando se empleen las ideas de otro es preciso citarlas siempre, incluso en el caso de que se trate de un recurso encontrado en Internet. Una cita oculta es un plagio y contribuye, en todo caso, negativamente en el resultado final. Por ello, lo mejor es entrecomillar y poner la referencia de dónde procede la cita. En el caso de que el ensayo no consista más que en una concatenación de citas, no es un buen ensayo, ya que no se defiende ningún argumento propio.

El lenguaje empleado

Debemos tener siempre presente la frase de Ortega —la claridad es la cortesía del filósofo—, y evitar las construcciones barrocas y la terminología oscura, puesto que el objetivo es que se nos entienda. Un ensayo filosófico ha de estar escrito de tal manera que cualquier persona con un buen nivel educativo pueda entenderlo, una vez informada de la terminología filosófica consensuada, que el ensayo debe contribuir a aclarar. Los problemas filosóficos ya suelen resultar bastante embrollados de por sí, por lo que es recomendable no contribuir más aún a la confusión. Para ello es preciso emplear los términos con rigor, no queriendo decir algo en un momento y lo contrario en otro. Para ello debemos esforzarnos en emplear el castellano de manera correcta, teniendo cuidado con la ortografía, los acentos y los signos de puntuación. Si se tienen dudas se puede consultar el manual de ortografía de la RAE (en www.rae.es). Además, el ensayo debe estar bien organizado, dejando claro qué se va a intentar mostrar desde el principio, con un desarrollo central de las ideas y con una conclusión en la que se recoja en forma resumida el planteamiento inicial y las conclusiones finales.

En particular ¿qué hay que hacer en un ensayo filosófico?

Un ensayo filosófico consiste en la defensa razonada de una afirmación, lo que significa que debe ofrecer al menos un argumento. Es decir, en filosofía un ensayo no consiste en la mera presentación de unas opiniones, ni tampoco en el relato de lo que otros filósofos han opinado al respecto de un asunto. Es preciso que el que escribe defienda sus propias afirmaciones y que ofrezca buenas razones para ello.

No se puede decir simplemente: Mi opinión es que P.

Habría que decir algo así como:

Mi opinión es que P, y lo creo por las razones siguientes.... O,

Pienso que las siguientes consideraciones proporcionan un argumento convincente para P.

Tampoco se puede decir:

Descartes dice que O.

En su lugar diríamos: Descartes dice que O, sin embargo considero que esto no es del todo cierto por las siguientes razones: ... O, Descartes dice que O. Considero que esta afirmación es plausible por los siguientes motivos: ...

Hay una variedad de objetivos que se pueden perseguir en un ensayo filosófico. Generalmente, se comienza exponiendo alguna tesis o argumento a consideración. A continuación se lleva a cabo una o más de las siguientes acciones:

• Se critica el argumento, o se muestra que ciertos argumentos que sustentan la tesis no son correctos.

• Se defiende el argumento o la tesis contra las críticas de alguien.

• Se ofrecen razones por las que creer en la tesis.

• Se ofrecen contraejemplos de la tesis.

• Se contrasta los puntos débiles y fuertes de dos puntos de vista opuestos acerca de la tesis.

• Se proponen ejemplos que ayudan a explicar la tesis, o que ayudan a hacer la tesis más plausible.

• Se discute que ciertos filósofos están comprometidos con la tesis, aunque quizá no lo hayan hecho de manera explícita.

• Se discute qué consecuencias podría tener la tesis, en el caso de que fuese cierta.

• Se revisa la tesis a la luz de alguna objeción.

No importa cuál de estos objetivos sea el que se quiera llevar a cabo, es preciso hacer explícitas las razones que se tienen para afirmar lo que se afirma. En muchas ocasiones se puede pensar que, puesto que cierta afirmación es evidentemente verdadera, no merece mucho la pena presentar argumentos en su favor. Sin embargo, resulta bastante fácil sobreestimar la fuerza de nuestra propia posición. Por ello, es preciso asumir que la audiencia no ha aceptado todavía nuestra posición, convirtiendo el ensayo en un intento de persuadirles.

Un buen ensayo filosófico es modesto y propone un asunto pequeño, pero construye el tema de manera clara y directa, al mismo tiempo que ofrece buenas razones que lo sustentan. Hay quien intenta conseguir mucho en un ensayo filosófico. Generalmente

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