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El leviatán como fundamento de la centralización del poder


Enviado por   •  18 de Octubre de 2018  •  Ensayos  •  1.405 Palabras (6 Páginas)  •  64 Visitas

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                Escuela Politécnica Nacional.

Camacho Richard, Romero Roberto

Título: El leviatán como fundamento de la centralización del poder

Asunto:

El Leviatán, que a lo largo de la historia retrata una entidad suprema que ha fundamentado la centralización del poder en su forma política y religiosa marcando la dirección del desenvolvimiento de las sociedades.

Introducción:

En algún momento de nuestra vida todos nos hemos preguntado porque debemos seguir un orden. La respuesta evidente, es que el incumplimiento, del orden sintético, bajo el cual funcionan las sociedades, nos merecerá un castigo; entonces, también nos preguntamos ¿quién castigará este incumplimiento? Nuestra repuesta a priori será la sociedad. Sin embargo, las sociedades están representadas por un estado, entidad que a través de una constitución impone este orden que debemos cumplir. El estado está representado por un grupo de personas que se denomina gobierno. Históricamente han existido múltiples convenciones de organización social que están definidas por una forma de gobierno. La pregunta más importante es ¿porque el ser humano ha permitido ser gobernado? Para responder a esta pregunta se introduce una figura bíblica que justifica el hecho de la constitución del estado. El Leviatán, que a lo largo de la historia ha retratado una entidad suprema que fundamenta la centralización del poder en su forma política y religiosa marcando la dirección del desenvolvimiento de las sociedades.

Desarrollo:

Tal como se ha mencionado antes, el Levitan proviene de la mitología y de las escrituras de la biblia, que en la medad media constituía una personificación ideal para justificar la instauración y trascendencia del gobierno real, guiado y aprobado por la gracia de Dios. El Leviatán, retratado como un ser temible, sin piedad, escrúpulos ni compasión, relacionado con el demonio enviado por Dios a la tierra para hacer prevalecer el bien sobre el mal, suprimía la más mínima voluntad de revolución en contra del sistema monárquico medieval. No obstante, el leviatán solo es una forma didáctica de ver cual es el verdadero hecho detrás de la organización de las masas. El hombre se hace y desarrolla a través de la experiencia, es decir, la repetición de actos y vivencias que a posteriori darán forma a la sociedad. Éste usará la palabra para imponer verdades valiéndose de la oratoria y del discurso político. Sin embargo ¿por qué el hombre se ve en la necesidad de imponer? Para Thomas Hobbes la respuesta es clara. Según éste, El hombre nace por naturaleza “malo”, egoísta y con el objetivo de satisfacer sus necesidades a cuál fuese el coste de estas. El hombre de Hobbes es un ser con mentalidad individual, entonces ¿por qué existen la organización de los hombres? Por una sencilla razón, el hombre, no es uno solo, es decir, que hay más de un hombre dentro de un espacio limitado, que es este caso podemos referirnos a una región, un continente o de forma mas general, el planeta. Por tanto, todos los hombres, que buscan la satisfacción de un aspecto en común, en algún momento se ven obligados a luchar por ella. Sobre este hecho, el hombre renuncia a su facultad natural de defensa, y se lo otorga a un grupo de hombres que toman e imponen decisiones sobre los otros hombres, siendo esta una manera efectiva de mantener su seguridad y continuar con la búsqueda de su satisfacción, que esta vez, estará limitada por la búsqueda de los otros hombres y que es normada por ese grupo que gobierna por sobre los demás. Según Hobbes “Quien ha de gobernar una nación entera debe leer, en sí mismo, no a este o aquel hombre, sino a la humanidad” (pp. 2) Es decir que el grupo que gobierna sobre los demás hombres ha de saber analizar el comportamiento de la humanidad y utilizar la palabra para gobernarlos.  De esta manera podemos afirmar que el verdadero leviatán de la humanidad es el mismo hombre.

El cuestionamiento, sobre el cumplimiento de las normas establecidas, tiene un tiempo de reflexión para cualquier individuo que pertenezca a una sociedad. El sentido de la justicia, propio de la naturaleza humana, nos hace discutir nuestra posición en la estratificación social y la obediencia hacia aquellos en estratos superiores. Es una convención colectiva, propia del día a día, el pensar que aquellos que ostentan el poder (personas u organizaciones) nos mienten para controlarnos y así facilitar la dirección del estado, pueblo o nación. Algunos filósofos aceptan el uso de estas mentiras e incluso llegan a justificarlas, tal es el caso de Maquiavelo (1532) o Platón (380 a.C.), éste último afirma: “sólo a los gobernantes pertenece el poder mentir, a fin de engañar al enemigo o a los ciudadanos en beneficio del Estado” (p.51). Queda claro que los dos motivos por los que los gobernantes mienten y el pueblo obedece son: el beneficio del Estado y el protegerse de los enemigos. Dado que pertenecemos al Estado y nos hemos nutrido de él, buscamos su beneficio, es nuestra reciprocidad lo que nos hace acatar sus reglas, como se argumenta.

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