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El sentido de la existencia


Enviado por   •  9 de Julio de 2022  •  Ensayos  •  1.142 Palabras (5 Páginas)  •  123 Visitas

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El sentido de la existencia

Si nos detuviésemos a pensar en lo que nos hace quienes somos, estaríamos invadidos por un sinfín de condicionantes puestos en discusión; si somos lo que comemos, lo que escuchamos, con quién andamos… pero hay una realidad que nos vuelve más auténticos  y no es tan visible: hallar la simiente de aquello que se hace o deja de hacerse.

El sentir, entonces, nos identifica. En dicha confidencia debería ser concebido con fortaleza el autoreconocimiento. Y luego, ¿la aceptación? ¿o el quererse?

La respuesta no tiene que ver solo con un sentido intelectual sino también vital, existencial. Partimos de la siguiente cuestión: el hombre no solo existe, como el vegetal o la piedra, sino que lo sabe; y a este saber, le acompaña una idea acerca de lo que él es. Cada hombre como persona ya no es meramente un individuo más dentro de una especie, sino que, como alguien es único, irrepetible.

El ser, además, va más allá del hecho. Soy capaz de refutar en esta oportunidad a Pico Della Mirándola sobre “su ser habrá de consistir en su propia obra” sosteniendo que hay bosquejos, ideas que archivamos y que no serían llevados a cabo nunca. Situaciones de las que debemos salir, quedándonos miles de cosas por vivir y expresar: “cosas” que también nos pertenecen.

Es que somos también lo que dudamos, y estaríamos mintiendo al decir que no fallamos en el anhelo de ser consecuentes con lo que internamente una voz nos dicta.

¿Que dejamos de ser cuando sentimos? No hacerlo, afirmo, estaría relacionado con que la normalidad del ser recaería en no quererse a sí mismo. El sentir, de la mano con el pensar, admite proyectar, analizar(se).

Afirmo entonces que, si no nos encontráramos a gusto con un aspecto preciso de nuestro vivir, la sola conciencia sería capaz de determinarlo, estando aparte la posibilidad del posterior accionar. Por ello, primeramente, sentimos; y, como dijo Milan Kundera (escritor, ensayista): “el hombre ha revalorizado el sentimiento por encima de la razón”. Es así que el instinto nos lleva a desenvolvernos en innumerables circunstancias, donde la razón puede aparecer en pleno desarrollo del acto, así como más tarde… o nunca.

Diría Juan Ruiz (poeta, escritor) ya en el S.XIV, que existir es sentirse, es estar viviendo –gozando o sufriendo- la película. Es un estado afectivo experimentado que puede llegar a uno psicológico tan intenso que provoque ciertas manifestaciones orgánicas: eso que llamamos emociones.” Ninguno de nuestros razonamientos y decisiones está exento de los procesos emocionales que llevamos dentro, que integran tanto a la mente como al cuerpo. Las emociones han evolucionado a la par de nuestro cerebro.

El pensar, por otra parte, suele traer certezas, pero más de uno vive abrumado por incertidumbres en las cuales se halla y de las que depende para sentirse completo: como quien vive mirando hacia atrás, contemplando cambios y verdades, percepciones y metas, y no encuentra la plenitud en ninguno de los tiempos (¿cuál quiere ser?).

Teniendo esto en cuenta, también entraría a nuestra identidad en juego la ética misma, de la cual, en casos más cercanos a los nombrados sentimientos, quedaría totalmente excluida. ¿Aceptaríamos también como verdad el hecho de que somos seres morales, preocupados por el peso ético de nuestras acciones?

Haciendo hincapié esta vez en las emociones, podemos encontrar entre éstas al miedo, que se caracteriza por una intensa sensación desagradable provocada por lo que consideramos una amenaza.

El pensar… ¿abriría la puerta a aquello que sabemos que nos aterra? De ninguna manera, tampoco lo haría frente a lo desconocido. Esto en consecuencia con el legado de Schopenhauer en el tema, quien afirmaba: “Se obtiene en el pensamiento la visión panorámica del pasado y el futuro, como también de lo ausente” y “Se puede calificar al hombre simplemente de ser en mayor grado imaginativo que perceptivo”. Es así, continúo, porque el cerebro es quien decide que determinada percepción o idea es realmente peligrosa, en base a las experiencias vividas (hacemos de éstas nuestro poder). Si se concibe al hombre únicamente como ser racional, siempre se habrá adoptado una posibilidad a priori (independiente de la experiencia). Tal y como lo afirma Rubén Vasconi, “El hombre moderno surge como un sujeto libre, poderoso, distante, solitario.” Más allá va de las capacidades, que por supuesto también nos definirán de alguna forma.

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