El valor de educar. Carta a la maestra
toma1318Reseña17 de Octubre de 2015
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Autor: Tomás Garcia Mata
Tema: El valor de educar
Grupo: 102.
Fecha:
El valor de educar.
Carta a la maestra.
Esta carta está escrita con un solo propósito pues a quien dice o más bien escribe como se inició este libro y es que esta carta le rinde tributo y admiración a su amiga y pues me dice que en aquel país la enseñanza elemental suele estar mayoritariamente a cargo del sexo femenino en esa carta le escribió varios puntos el segundo de ellos le describía que por una razón íntima que queda clara suficientemente con la dedicatoria de la obra y que quizá subyace, como ofrenda de amor, al propósito misma describir la.
Pero una de las cosas más importante que ella describió en esta carta a su amiga fue que le dijo que al igual que todo empeño humano y la educación es sin duda el más humano y humanizado de todos, según los lo veremos, la tarea de educar que le habían límites y nunca cumple si no parte de sus mejores o peores propósitos. Y último queda agregó fue que como educadores no les queda remedio ser optimistas pues quien no quiera mejorar debería abandonar enseñanzas. Pues porque educar es crear en la perfección humana en la capacidad innata de aprender pues cada educador tiene el deseo de saber que el animal haya quedado en que hay cosas (símbolos, técnicas, valores, memorias, hechos).
capítulo 1: el aprendizaje humano
En este capítulo Graham Greene hace referencia a lo de ser humano es también un deber. Y es que se refiere que no basta ser humanos sino que debemos llegar a hacer realmente humanos, si fuera un deber tendríamos que decir que no es algo fatal o necesario y por ejemplo no se diría que morir en un deber pues a todos no ocurre irremediablemente, tratamos de ser humanos pero muchas veces en el proceso nunca se logra pero es bueno que recordemos lo que dicen poetas filósofos o grandes personas que marcan la vida de cada uno como es el caso del poeta griego Píndaro que recomendó enigmáticamente. “llegar a ser el que eres”.
Capitulo 3: El eclipse de la familia.
Para enpesar este capitul cabe Decir que los niños y los jóvenes an pasado mas tiempo fuera de la escuela que dentro y esque los niños antes de ponerse en contacto con sus maestros ya han experimentado ampliamente la influencia educativa de su entorno familiar y de su medio social, que sigue siendo determinante, pero no decisivo durante su enseñanza, y es que desde la infancia la principal motivación de nuestras actitudes sociales no es el deseo de ser amado si no lo que tenemos es el miedo a dejar de ser amado por quienes mas cuentan para nosotros en cada momento de la vida. Habla en cuanto a la ética y la religión, la primera debe de verse en las actitudes de los maestros y su relación con los alumnos y la religión es una opción privada donde el Estado no se debe meter. Pero también se habla también sobre la violencia, las drogas, la educación sexual, donde desde la escuela solo se puede informar con claridad y sentido común, ya que las escuelas sirven para formar a j, no santos.
Capítulo 4: La disciplina de la libertad.
En una entrevista con George cuenta una anécdota de su niñez, él cuenta que cuando asistía al jardín infantil a los cinco o seis, su primer dia cumplió su ritual su profesor con un aire severo y con su mirada observo a los alumnos y antes de decir con su voz desafiante “caballeros, o ustedes o yo. “todos los que han dado clases a un público joven como ustedes entendemos bastante bien el sentido de este dilema aparentemente truculento. Y es que la enseñanza implica cierta forma de coacción de pugna entre voluntades. Recuerda mucho la desolación de uno de sus sobrinos (circa ocho años) cuando su madre le decía cualquiera de esas tardes mágicas de la infancia que era ya hora de ponerse a hacer los deberes; lanzaba una mirada de frustración a sus recortables, al fuerte donde los vaqueros repelían el asalto de los indios, a sus videojuegos, y suspiraba ¿A estudiar, ahora? ¡Con todo lo que tengo que hacer! Yo, que nunca fui buen estudiante, simpatizaba fervorosamente con su desaliento pero no tenía más remedio que ponerme del lado de la aparente tiranía adulta y es que ningún niño quiere aprender o por lo menos ningún niño quiere aprender aquello que le cuesta trabajo asimilar y que le quita el tiempo precioso que desea dedicar a sus juegos, y es que si la educación implica cierta tiranía, es una tiranía de la que sólo pasando por la educación podremos en alguna medida más tarde librarnos. Todos los buenos maestros conocen su condición potencial de suicidas: imprescindibles al comienzo, su objetivo es formar individuos capaces de prescindir de su auxilio, de caminar por sí mismos, de olvidar o desmentir a quienes les enseñaron. La educación es siempre un intento de rescatar al semejante de la fatalidad zoológica o de la limitación agobiante de la mera experiencia personal.
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