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Ensayo diálogo Protágoras

AlanFlowersEnsayo29 de Mayo de 2020

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Introducción

El Protágoras es la obra de Platón cuyo tema central es la virtud. Protágoras era un filósofo conocido en la escuela sofista y él decía que era capaz de instruir a una persona en el arte de la virtud, por lo cual recibía una cuota de dinero por sus servicios. La virtud entendida en la época de la antigua Grecia se conocía como la areté, que significaba la excelencia, y era un estado al que todo varón griego, libre y aristócrata aspiraba a la areté sobre el arte que dominaban ya sea la guerra la gimnasia la oratoria la música, entre otras artes.

Se nos habla en este diálogo, de una discusión que se da entre Sócrates y Protágoras, un debate para hablar o discutir acerca de lo que es la virtud. Se hace una reunión imponente de sofistas, de jóvenes y de extranjeros que descubren el pensamiento íntimo de Platón.

La virtud como aprendizaje, más que como herencia

Sócrates acostumbraba a presentar sus polémicas diarias a vista del público, para llevar a cabo su reforma y en las que empleaba la ironía y el buen sentido para desacreditar la escuela sofística, entregando al ridículo y, por último, condenando al silencio a sus más jefes.

Hipócrates solicitó de Sócrates, un maestro capaz de enseñar lo que todo joven de su edad debe saber. ¿Qué otra cosa puede ser sino la virtud?, ¿la virtud puede ser enseñada? he aquí la cuestión. Protágoras lo afirma, mientras que Sócrates dice lo contrario.

         Protágoras, para darse importancia ante Sócrates, se alaba de enseñar el arte de gobernar los negocios privados y públicos, es decir, la política. Sócrates se sorprende de que la política pueda enseñarse, porque todas las personas de todas clases pueden dar su dictamen sin recibir enseñanza alguna, y se extraña también porque lo más grandes políticos, Perícles, por ejemplo, no pudo transmitir a sus hijos su propia habilidad. 

Sobre la justicia

El sofista trata de argumentar con una fábula, y el razonamiento, lo opuesto a Sócrates. Vemos esto en lo siguiente: “Protágoras rebate de la misma manera la segunda objeción de Sócrates. ¿Cómo puede sostenerse que la justicia no puede enseñarse, cuando es constante que los hombres injustos son todos los días y por todas partes reprimidos y castigados? Si la privación de la idea de justicia fuese un defecto de la naturaleza, sería una locura imponer castigos a los que la naturaleza hubiere privado de ella. ¿Se castiga a los enfermizos y contrahechos? No, porque no está en su mano remediarlo. Pero se castiga a los malos, porque está en su mano hacerse justos. Los hombres piensan, por lo tanto, que se puede aprenderla justicia”.[1]

La justicia como las demás virtudes es algo que se adquiere con dedicación y esfuerzo. Para conseguir una virtud se empieza adquiriendo hábitos buenos, que, conservándose con perseverancia, pasarán a convertirse en la virtud. Y con esto podemos reafirmar la frase o, la ley que dice: “El sabio no nace, se hace”.

 La virtud no es algo que dependa de los genes o de la sangre; no es una capacidad física, algo que sólo algunos pueden tener, tampoco es algo con lo que ya se nace. Es, ante todo una cuestión espiritual, que el hombre sabio va cultivando en su interior. Y esta virtud, se da en los hombres reflexivos, en los hombres humildes, que, no obstinándose en su propia opinión, sabe escuchar lo que cada quien tienen que decir, sabiendo también que es de inteligentes escuchar las opiniones de personas prudentes, en cambio, de las personas necias, no dar mucha importancia a lo que tengan que decir.

Dice también el Evangelio, que las palabras que salen de nuestra boca son reflejo de lo que hay en nuestro interior. Las personas sabias hablarán de cosas rectas, en cambio, los imprudentes, los necios, hablarán sólo desde su punto de vista, o citarán a otras personas que compartan la misma manera de juzgar.

Conclusión:

Sócrates considera la virtud, como aquello de lo cual proceden todas las virtudes particulares, todas estas, se asocian, se encadenan, y forman así un todo. Nos dice que la virtud nace de una naturaleza honesta, que por su propio esfuerzo abraza el sentimiento del bien, que la precede y la crea.

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