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Ensayo sobre Engels


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2021  •  Ensayos  •  2.334 Palabras (10 Páginas)  •  66 Visitas

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índice

  • Egoísmo, desde los tiempos de acumulación de oro en barcas
  • Comercio
  • Contradicción
  • Aprovechamiento
  • Valor, utilidad y costo de producción
  • División entre trabajo y capital
  • Teoría de la población

Introducción

Engels en esta obra retrata su método de ver la realidad, en la que a través de diferentes reacciones y fines fomenta en general su razonamiento. En cada sección nos enfrenta con temas habituales de su tiempo, esencialmente dentro de las realidades que se identifican con la industrialización, la clase baja, y los elementos que se dan entre ellos recordando lo que para su punto de vista ha tenido una solicitud vergonzosa. Esta obra es descrita por sus temas sociales, políticos y monetarios, a pesar de que es sin duda abrumadora en información financiera, sin embargo todos buscan un esclarecimiento de la petición genuina. La economía política llegó al mundo como resultado característico del aumento de los negocios. Apareció con ella, en lugar de la directa como puede ser el trueque sin supuestos de la ciencia; es un acuerdo creado de tergiversación legítima, una ciencia completa en el camino para enriquecerse.

Desarrollo

Este estudio de la mejora, traído al mundo de los celos y la codicia comunes entre los cargadores, aparece en la escena experimentando la desgracia del infantilismo más ofensivo. Inocentemente se confiaba aún en que el oro y la plata establecían las riquezas. Los países se comportaban entre sí como reclusos, aceptando cariñosamente el venerado saco de oro y mirando a sus vecinos con ojos deseosos y dudosos. La utilización fidedigna de este patrón tomó medidas para acabar con el intercambio. Las potencias, comprendiendo esto, empezaron a salir de esta primera etapa, pues mientras el capital permanecía inactivo en las arcas monetarias, se llenaba incesantemente disponible para su uso. Rompieron la limitación, vieron como al dirigirse a otra persona un gasto significativo para su producto, no perdían nada, siempre y cuando adquirieran un costo mayor para su propio producto.

En esta línea apareció el marco comercial. Cubrió en cierta medida la avaricia del comerciante, los países se acercaron un poco más, saliendo de su encierro, cerraron acuerdos de negocios y confraternidad. De vez en cuando estallaban guerras que ponían al descubierto los intereses de los países, en las que sólo ganaba una directriz: la del más fundamentado. Nadie sentía la menor duda en arrancar al enemigo, por salvajismo o por astucia, los asentamientos generalmente valiosos para el vencedor.

El fundamento de todo el entramado comercial es la hipótesis del equilibrio del intercambio. Para decidir si el equilibrio era bueno para un país, se analizaban los productos y las importaciones; en caso de que los anteriores fueran más destacados que la última opción, entonces, en ese momento, se aceptaba que esto ayudaba a la nación, y este exceso se tomaba como mejora.  En el siglo XVIII, como el misticismo único fue desafiado por el realismo teórico, el gobierno por la república y la ley celestial por el acuerdo común, la economía no consideró solicitar la justificación de la presencia de la propiedad privada. Así que dependió del equívoco y de la afectación para ocultar las inconsistencias lógicas en las que estaba envuelta y para tener la opción de llegar a resoluciones que se relacionaban más con el alma humana del siglo que con las premisas de las que partía.

Esto aclara por qué la economía asumió una persona humanitaria: sacó su aprobación de los hacedores para tomar bajo su consideración a los compradores. Todo eso parecía estar envuelto en tonos maravillosos, sin embargo como las premisas estaban todavía establecidas, no tardaron en forzarse de nuevo y en consecuencia causaron la hipótesis maltusiana del populismo, el marco más grosero y feroz posible. Posteriormente se concibió el marco de la instalación industrial y el sometimiento actual, cuyo despiadado y salvaje no se aleja lo más mínimo del sometimiento anticuado. La nueva economía, el arreglo de Adam Smith de desregulación dependiente de la abundancia de los países, es acusada de similares puntos culminantes de engaño, irregularidad e indecencia que en cada campo de la vida vemos ir en contra del libre sentido humano hoy en día.

El marco de Adam Smith fue un avance vital. Puesto que era vital que el marco comercial con sus sindicaciones y obstáculos de tráfico debería ser derribado, para que los resultados genuinos de la propiedad privada puedan hacerse visibles, para que la batalla dentro de la memoria reciente pueda asumir en su mayor parte una personalidad más acomodaticia, la hipótesis de la propiedad privada necesitaba abandonar el camino absolutamente observacional por el que estaba caminando.

El principal desarrollo positivo que han hecho los aspectos financieros liberales ha sido la mejora de las leyes de la propiedad privada.

La primera contradicción que el encuentra es la dualidad de los procesos como, riqueza nacional, economía publica y economía nacional, si se busca siempre la propiedad privada y la capitalización, siempre va a tener un residuo que se va a apoderar.

El comercio es algo que vende como un lazo de amor y amistad entre los individuos y las naciones, un comercio orientado por la propiedad privada siempre busca ese enriquecimiento propio, esa atracción se lleva a la compra y venta y se verían aumentos en los precios.

La ley del concurso es que el mercado orgánico se completa sistemáticamente y, en definitiva, nunca se completa. Los dos términos están aislados y entran en la más ridícula incoherencia. La oferta va sistemáticamente por detrás del interés, pero sin armonizar completamente con él en ningún momento. O bien es excesivamente grande o bien es excesivamente pequeño, pero nunca se compensa con el interés, dado que en este estado de olvido en el que reside la humanidad, nadie puede darse cuenta de hasta qué punto llega uno u otro. En el momento en que el interés es más notable que el acopio, los costes suben, lo que rápidamente llena de impulso al inventario; cuando la última opción se muestra al acecho, los costes bajan, y como el inventario supera al interés, la caída de los costes se acentúa hasta el punto de que el interés responde a su vez. Etc, sin llegar nunca a una condición de equilibrio sólido, sino en un movimiento constante de ida y vuelta que gana cualquier avance inconcebible, en una progresión eterna de puntos altos y puntos bajos, sin llegar nunca al objetivo. Para el analista financiero, esta ley es a todas luces la cosmovisión de la magnificencia, con su constante cadencia compensatoria, en la que se recupera allí lo que se ha perdido aquí. Piensa en ella como su gran legitimidad, no se cansa de darle vueltas y la analiza bajo todas las condiciones imaginables e inimaginables. Pero entonces queda claro que esta ley es una ley absolutamente normal, y no una ley del alma. Una ley que induce al trastorno. El especialista financiero despliega ante ti su excelente hipótesis del interés del mercado, te muestra que "nada puede crearse en la abundancia", y la práctica responde a sus palabras con emergencias empresariales, que vuelven tan rutinariamente como los cometas, y cada una de las cuales se repite actualmente en lo normal de cada cinco a siete años.

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