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Etica De Nietzsche


Enviado por   •  15 de Mayo de 2015  •  2.501 Palabras (11 Páginas)  •  390 Visitas

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Planteamiento Ético de Friedrich Nietzsche

Nietzsche (1844-1900) propone una ética basada en la autorrealización. Desde este punto de vista su ética es material pragmática. Nietzsche asume la ética como vía para lograr la felicidad con la transformación del individuo, la cual engendra un nuevo ser; dentro del marco de las relaciones. En este sentido su ética es parecida aceptada mayormente dentro del mundo griego, en el sentido de los actos en el mundo público; sin embargo, difiere de la misma en el método a seguir.

En el desarrollo de su ética destacan dos momentos, a saber:

- La Crítica de La Moral..

- El Nihilismo.

Para el autor el concepto asumido hasta el momento de moral no es más que una mentira engendrado en el corazón de la sociedad. En su obra “Genealogía de La Moral” (1887) Nietzsche pretende desenmascarar la moral; critica las posturas moralistas de la mayoría de los filósofos que lo precedieron, haciendo especial énfasis en Sócrates (470-399 antes J.C.), Platón (428-347 antes de J.C.) e Immanuel Kant (1724-1804). En esta obra enfoca la moral desde un punto de vista etimológico, desde este enfoque busca las raíces de las palabra “bueno” y “malo” y señala la tergiversación que los términos han tenido en la sociedad. Para él bueno significa noble, dominador, aristócrata; malo es ser débil, simple, vulgar, plebeyo, sometido; por lo tanto todo lo inferior.

En tal sentido, critica al judaísmo y al cristianismo, religión derivada de la primera; pensamientos diseñados por los judíos que a su entender a preñado la cultura occidental, tergiversando los valores; haciendo creer que la inferioridad es premiada por Dios. El reino de los cielos es la recompensa para los incapaces que se esconden tras conceptos como bondad, igualdad, humildad, piedad, perdón y caridad. Ya que estos son valores de los esclavos. Moral de los oprimidos que al despreciar la vida inventan un reino ultraterrestre, que en él se les regalará lo que son incapaces de alcanzar en el mundo. De esta forma, el reino de los cielos es la recompensa al conformismo y la bestialidad vestida de hipocresía.

En este punto, es menester destacar que la moral del rebaño es hipócrita, pues el rebaño sabe que es incapaz de encarnar los valores cristianos; ser bondadoso, humilde, casto; por lo tanto, pretender ser puro, es un absurdo.

Nietzsche en su obra “El Anticristo” (1888) afirma: “El cristianismo ha tomado, partido por todo lo débil, bajo malogrado, ha hecho un ideal de la contradicción a los instintos de conservación de la vida fuerte; ha corrompido la razón incluso de las naturalezas dotadas de máxima fortaleza espiritual al enseñar a sentir como pecaminosos, como descargadores, como tentación, los valores supremos de la espiritualidad”.

El pensador afirma que los únicos valores cónsonos con la evolución de los pueblos están contenidos en la moral de los señores; esta moral esgrime la fuerza, el poder creativo, la dominancia. El dominador ama a la vida, es duro para si y para los demás; desprecia los valores del rebaño: la debilidad, la cobardía, el miedo, la humildad y la mentira.

Es deber del hombre fuerte romper los valores de la jauría, las antiguas tablas, y hacer que surjan los nuevos valores, que indudablemente traerán la felicidad y bienestar para los aptos, los dominantes. Estas ideas son mostradas en una de sus obras capitales, “Así Hablo Zaratustra” (1883).

En esta nueva tabla de valores, la:

Objetividad es sustituida por Personalidad creadora,

Bondad es sustituida por Virtud

Humildad es sustituida por Orgullo

Satisfacción es sustituida por Riesgo

Piedad es sustituida por Crueldad

Amor al Prójimo es sustituido por Amor a lo Lejano.

En lugar de los valores morales aparecen los valores naturales. En lugar de la metafísica y la religión se impone la idea del eterno retorno.

Independientemente de lo que se piense, de la concepción de la vida tras las experiencias, es indudable que el viejo precepto el cual afirma que “nuestro derecho termina donde inicia el del otro” es real. Por lo tanto, si alguien asume los valores y concepciones de Nietzsche y su época como ciertos, es irrefutable que en para lograr el bienestar individual y común la crueldad es una adversidad, el orgullo puede degenerar en arrogancia, la falta de amor al prójimo degenera en insensibilidad social; sin embargo, el deseo de superación, la crítica a sí mismo y al extraño, la personalidad creadora, son valores, a nuestro entender, positivas para el individuo y el colectivo. En este sentido, Nietzsche se granjea la crítica de no pocos pensadores, quienes rescatan lo loable de su pensamiento y señalan aquello que puede llevar a la despersonalización.

En realidad, todo extremismo, todo fanatismo degenera en mal social. Pues, el cristianismo, simiente de la valoración máxima del espíritu (insistimos, a nuestro entender), al ser llevado su pensamiento a la praxis extremista ha engendrado persecución y muertes injustificadas. Recordemos La Santa Inquisición.

Para Nietzsche la sociedad domestica al hombre haciéndolo parte del rebaño, la sociedad está compuesta de seres alienados que alienan. Solo el hombre libre es propietario de una voluntad larga e inquebrantable, solo a él le es licito prometer; siendo esta una medida de valor apropiada para medir la voluntad del hombre.

Es importante destacar que en la época vivida por Nietzsche, el cristianismo, encarnado en el catolicismo había sufrido un gran número de críticas surgidas desde puntos de vistas adversos a posturas rígidas de la Iglesia. Además, habían surgido el evolucionismo como explicación al surgimiento y evolución de la vida en el planeta, concepción que justificadamente se opone a la concepción bíblica aceptada sin refutación hasta el momento. Desde finales de del siglo XIX el creacionismo había experimentado cuestionamientos a raíz de diversas publicaciones de diversos naturalistas; sin embargo, tras la publicación del “Origen de las Especies” (1859) por Chales Darwin (1809-1882), las criticas al creacionismo se habían acentuado. Por otro lado, el pueblo alemán mostraba cada vez mayor inconformidad por las restricciones hechas a la comercialización de sus productos a nivel internacional, logrando comprimir su economía. Dentro de este marco Nietzsche piensa y escribe; su concepción indudablemente es reflejo de su época.

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