FILOSOFIA
carmen18 de Septiembre de 2012
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COHERENCIA ENTRE LOS PRINCIPIOS DE CONOCIMIENTO.
La teoría de la coherencia tiene su origen en la filosofía de Hegel (1770- 1832), “el concepto sugiere que una declaración debe de ser coherente primeramente con otras declaraciones con las se relaciona dicha afirmación". Se refiere a las descripciones de los fenómenos reales. Una descripción debe siempre ser coherente con el fenómeno observado.
La coherencia es una de las tres teorías de la verdad y esta se relaciona entre los hechos observados y perceptibles. Si un concepto presume ser verdadero pero no coherente en el contexto de ideas realista relacionada con dicho concepto se debe de desechar como una noción falsa no estaría en correspondencia con la realidad ni se probaría por qué no tendría un efecto plausible de certeza. En términos generales los científicos deben de seguir una sistematización para tener una declaración real acerca de algo esta sistematización resume en los pasos del método científico.
Para Nicholas Rescher la concepción de la coherencia o de la coordinación interna es una de las concepciones más características en la gnoseología idealista contemporánea de las concepciones de la verdad. Su esencia consiste en lo siguiente: son verdaderas las tesis que integran un sistema único de conocimientos cuyos elementos se hallan intervinculados; la verdad aparece como sistema íntegro intercoordinado de afirmaciones; la verdad perfecta y la realidad perfecta como ideal del conocimiento son idénticas.
INSTRUMENTOS Y LOS RESULTADOS DEL CONOCIMIENTO EN EL PROCESO DE CONOCIMIENTO.
El proceso del conocimiento humano tiene dos etapas, las cuales presentan las fases por las cuales el ser humano reacciona a sus impulsos de investigación demostrando que la realidad es todo lo que existe.
Conocimiento común cotidiano, también conocido como empírico-espontáneo.
Permite al hombre conducirse en la vida diaria, en el trabajo, en el trato con los amigos y en general manejar los asuntos de rutina. Una característica de este conocimiento es el ser indispensable para el comportamiento diario y por lo mismo a él recurren todos por igual: cineastas, burócratas, voceadores de productos, biólogos, artistas, etc. El conocimiento vulgar no es teórico sino práctico; no intenta lograr explicaciones racionales; le interesa la utilidad que pueda prestar antes que descifrar la realidad. Es propio del hombre común, sin formación, pero con conocimiento del mundo material exterior en el cual se halla inserto. En cuanto al alcance, lo único real es lo que se percibe; lo demás no interesa.
A través del conocimiento empírico el hombre común conoce los hechos y su orden aparente y surte respuestas (explicaciones) concernientes a las razones de ser de las cosas, pero muy pocas preguntas acerca de las mismas; todo ello logrado por experiencias cumplidas al azar, sin método, y al calor de las circunstancias de la vida, por su propio esfuerzo o valido del saber de otros y de las tradiciones de la colectividad. Su fuente principal son los sentidos. Toda esta clase de conocimientos es lo que puede catalogarse también como “saberes”.
Conocimiento científico
Va más allá del empírico; por medio de él, trascendido al fenómeno, se conocen las causas y las leyes que lo rigen. Conocer, verdaderamente, es conocer por las causas; saber que un cuerpo abandonado a sí mismo cae, que el agua asciende en un tubo en el que se ha hecho vacío, etc. no constituye conocimiento científico; solo lo será si se explican tales fenómenos relacionándolos con sus causas y con sus leyes. La diferencia que el conocimiento científico tiene con el conocimiento más o menos espontáneo que preside la vida cotidiana, “el mundo del manipular”, según Karel Kosic, es antes que nada el rigor que pretende imponer a su pensamiento. El conocimiento científico elabora y utiliza conceptos,
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