FRONTERAS CULTURALES: PLURALIDAD, ALTERIDAD E IDENTIDAD

FRONTERAS CULTURALES: PLURALIDAD, ALTERIDAD E IDENTIDAD

Adolfo García Martínez

0.- PRELIMINARES

Nuestra época está viviendo algunas paradojas de gran calado referentes al tema que aquí se trata de analizar. Por una parte, la globalización trata de borrar o diluir cualquier tipo de frontera; pero, al mismo tiempo, asistimos también a numerosas manifestaciones de reivindicación de las propias idiosincrasias por parte de naciones, regiones, autonomías, grupos étnicos, pueblos, etc. En segundo lugar, se observa una lucha por reconquistar y poner en valor las identidades culturales, para lo cual es necesario mantener las fronteras y, en consecuencia, la pluralidad y la alteridad; pero, por el contrario, los medios tan poderosos de relación y de comunicación dificultan estos objetivos. Como señala Juan José Sebreli: “La relación entre identidades étnicas y nacionales se ha complicado con la mayor posibilidad de circulación a través de las fronteras, ya viajando, ya gracias a las telecomunicaciones” (1992: 331)1.

La Antropología Cultural ha sido y es, probablemente, la disciplina que más y mejor ha trabajado el tema de las fronteras culturales y sus implicaciones. Pero la Antropología, como señala Marc Augé, se hace posible y necesaria sobre la base de una triple experiencia: la experiencia de la pluralidad, la experiencia de la alteridad y la experiencia de la identidad (1995: 8).

Sin embargo, como se señalaba anteriormente, la Antropología desde hace algún tiempo está sometida a un doble y contradictorio desafío. Por un lado, la naturaleza de la relación, objetivo fundamental de la Antropología, se modifica a causa de fenómenos como las redes de transporte y comunicación, la mundialización de la información y de la imagen, la uniformización de ciertas

1 El conflicto fundamental de la era de la información, señala M. Castels (1999-2000), es el conflicto entre sociedad red global y la identidad. Un ejemplo lo tenemos en los movimientos de indignación en el sur de Europa: los indignados en España y Grecia o la Generaçao à rasca (Generación Basura) de Portugal. Todos ellos son ejemplos de identidad de resistencia. Otra forma muy fuerte de identidad de resistencia que se está observando actualmente en Europa es, según Pekka Himanen (2013: 226), la identidad nacionalista extrema, especialmente en el norte de Europa: el Frente Nacional Francés, el Partido Holandés de la Libertad, el Partido del Pueblo Suizo, el Partido del Progreso Noruego, el Partido Popular Danés o el Partido de los Verdaderos Finlandeses, son algunos ejemplos.

referencias culturales, etc. Por otra, la “categoría del otro”, si bien se ve reducida o borrada por los fenómenos citados, recientes reacciones, que generan xenofobia, racismo, “locura de identidad”, tienden a endurecerla y a hacerla impensable y no simbolizable pudiendo abrir el camino a eventuales “locuras asesinas” (Augé, 1995: 125). No obstante, se da la contradicción de que, como dice Carmelo Lisón, “mientras que el asimétrico

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