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Identidad cultural y lenguajes comunes

sheerexadaTutorial14 de Octubre de 2011

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Identidad cultural y Lenguajes Comunes:

La problemática de la identidad cultural en el arte de América Latina ha sido muy cuestionada y discutida en el pasado siglo XX. Latinoamérica, geográficamente, está comprendida por los territorios de los países desde México, pasando por todo Centroamérica y el Caribe, hasta Chile y Argentina en Sur América. La mayoría de los países de esta región del continente comparten una serie de elementos comunes, como las lenguas que emplean -española, portuguesa y francesa-, de raíz latina, aunque también se encuentran países en el que su lengua es la anglosajona. Todos ellos comparten historia y problemas de esta parte del mundo, y presentan características propias a cada una de las naciones que la integran, es decir, existe una unidad, diversidad e individualidad en esta imbricada geografía.

Latinoamérica, en la actualidad, posee una rica herencia cultural como resultado del proceso de mestizaje de las razas que se han entrecruzado a lo largo de su historia, siendo la conquista española, el comienzo de la interacción y compenetración de sangre y culturas. Así como el conquistador se mezcló con el indígena, la cultura aborigen resultó permeable desde el substrato profundo del pueblo, de sus artesanías, de su trabajo, de su psicología, de su conducta, en fin de su modo de ser, e impregnó toda la cultura latinoamericana.

Los conquistadores impusieron su estructura económica, política, ideológica: de esta última, la religión católica como columna vertebral. Asimismo se generalizó la implantación de la lengua castellana y portuguesa, válidas como vehículo cultural por excelencia, forma de relación y, también, arma del imperio. En lo concerniente al legado de África, ésta se hizo patente a partir del sincretismo de sus dioses con el santoral católico tradicional, en la aparición del negro como protagonista de la obra de arte y en la mezcla de los ritmos musicales africanos con los europeos.

En su mayoría, las naciones latinoamericanas alcanzaron la independencia política a comienzos del siglo XIX, aunque las más relegadas recién lo lograron en el siglo XX. Nuestra vida espiritual y pensamiento social siguieron desarrollándose, predominantemente, bajo la fuerte influencia de Europa la cual, a su vez, era arena de lucha constante entre sostenedores de muy diferentes ideales y aspiraciones sociales.

En la búsqueda de su identidad cultural, nuestros pueblos no pondrán el acento en la hasta ayer buscada semejanza con los modelos dominantes europeos, sino en los que nos identifique. Buscamos una cultura en las que todas esas presencias sin contraponerse se asimilen y sean el punto de partida, la experiencia sobre la que ha de erigirse la permanente recreación de los pueblos latinoamericanos en la elaboración de modelos cultorológicos autóctonos generalizadores, basados en los rasgos tipológicos comunes de varios países. Expresados en las palabras de nuestro Héroe Nacional José Martí, al exponer en su artículo “Una visita a la exposición de Bellas Artes” publicado en la Revista Universal de México el 7 de enero de 1876:

...No vuelvan los pintores vigorosos los ojos a escuelas que fueron grandes porque reflejaron una época original: puesto que pasó la época... Copien la luz en el Xinantecatl y el dolor en el rostro de Cuauhtemotzin... Hay grandeza y originalidad en nuestra historia: haya vida original y potente en nuestra escuela de pintura.

Aquí están sintetizadas concepciones medulares que el pensamiento martiano desarrollaría sobre el arte, en particular sobre el arte que reflejara una América genuina, la identidad de los pueblos latinoamericanos.

La cultura latinoamericana debe seguir tomando conciencia de sí misma, de revelar su esencia, sus parámetros y sus cualidades sobre el fondo de otras culturas y afianzar, cada día más, con ello, las bases de su soberanía cultural.

El lenguaje de la cultura latinoamericana es sincrético, se nutre de tradiciones de muchas culturas, pero su base es la herencia europea general, asimilada y transformada. Cual puño cerrado, la idiosincrasia cultural de los pueblos latinoamericanos existe realmente.

Cada país, tiene su propia cultura y costumbres, esto también se ve reflejado en la forma de expresar de cada nación. Una palabra puede tener varios significados dentro del mismo territorio, y Venezuela, es bastante extensa y variada en el lenguaje o habla común.

Por ejemplo, en el estado Táchira, se encuentran expresiones como “Toche”, que en esa región es catalogada como una grosería, sin embargo, para los habitantes del estado Aragua, no tiene un significado exacto y causa risa por la forma como suena.

En los llanos apureños, la palabra “Enante” es una manera de decir “hace un rato”, que a su vez representa un hecho que ocurrió en el pasado inmediato. Por su parte en el estado Nueva Esparta, se escuchan expresiones como “Hijo er diablo o “arpargatas (la forma correcta es alpargatas)” y muchas frases con el uso constante de la letra “r”, los pobladores sustituyen el uso de la letra “l” por la “r”.

En el estado Zulia, occidente de Venezuela, el lenguaje es el más variado del país, casi la totalidad de las personas en sus expresiones, no sólo cambian el significado a una palabra, sino que le dan varios significados a una sola palabra, por ejemplo, ¡Que molleja primo! Expresión que puede dar a conocer el asombro, la alegría o el susto, entre otras tantas variantes.

Asimismo las palabras “Vaina y Verga” le dan varios significados, por ejemplo; en el caso de “Vaina” se usa para identificar casi todos los objetos, como un teléfono, un lápiz, una mesa, como también puede expresar un sentimiento, ¡Que “vaina” tan hermosa es tu sonrisa! Y en el caso de la palabra “Verga” puede significar una grosería, como también puede expresar un sentimiento.

En la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, la palabra más común es “Naguarà”, expresión usada para transmitir asombro o para expresar exageración, por ejemplo; Angélica ya tiene 30 años de casada, ¿qué te parece Marcos? ¡Naguarà...!

Ya en el centro del país, en la Gran Caracas y zonas vecinas, existen igualmente palabras con significados distintos a los de su origen, como, “Chévere” que indica el estado emocional de alguien, ejemplo:

-¿Hola, cómo estás?

- “Chévere” y tú?

“Porfis” se usa para abreviar la palabra “por favor”. Otro caso es la palabra “Vale” que es utilizada para afirmar que se está de acuerdo con algo, asimismo para reforzar una pregunta: ¿Nos vemos más tarde, “Vale”?

Estos son sólo una pequeña muestra del habla o lenguaje popular venezolano, que a su vez muestra un poco su cultura, y sirve para observar como los modismos en Venezuela son capaces de modificar, no sólo el castellano, sino hasta la cultura del pueblo. En algunas regiones se popularizan tanto, que logran establecerse en el resto del país.

Por eso es importante conocer la cultura del país, las palabras en su contexto y según su origen, pues lo que puede tener un significado negativo o indecente para una región, puede representar algo hermoso o elemental para otra.

Mestizajes:

Es el encuentro biológico y cultural de etnias diferentes, en el que éstas se mezclan, dando nacimiento a nuevas razas. Se utiliza con frecuencia este término para describir el proceso histórico sucedido en Iberoamérica que la llevó a su estado racial y cultural actual. Sin embargo, puede también referirse a otros pueblos que hayan atravesado un proceso de encuentro entre varias etnias, en lugares como Filipinas, Sudáfrica o Estados Unidos

En la historia de las naciones modernas, el mestizaje fue atravesado por numerosos factores, como el clima, las particularidades culturales de cada comunidad, u otros aspectos que provocaron que en diferentes regiones dentro de un mismo país, el mestizaje haya sucedido en diferentes rítmos y grados de profundidad. El ejemplo latinoamericano es notable, puesto que ejemplifica una mezcla étnica expandida por gran parte del territorio.

La integración étnica y cultural de las corrientes poblacionales europeas, aborígenes y africanas en la América Latina, ha sido y continúa siendo un proceso problemático. No solamente los etnocentrismos y misoneísmos de cada grupo crearon rechazos serios desde el comienzo para la evolución pacífica de la nueva población étnica y culturalmente híbrida, sino que surgieron de inmediato relaciones de violenta dominación de los grupos occidentales, tecnológicamente mejor dotados y de mayor energía, sobre los aborígenes. Un factor dramático adicional serían las verdaderas hecatombes circunstanciales pero terribles producidas por los intercambios de infecciones bacterianas y parasitarias sobre poblaciones desprovistas de inmunidad y sometidas a condiciones debilitantes(1).

A este factor obedeció en buena parte la virtual extinción de la población de las llanuras al norte del Río Grande, estimada en varios millones de almas, la de las Antillas, de unos 500.000, y la catastrófica reducción de las grandes concentraciones demográficas de México, del Perú y otras. Están bien registrados desde las primeras etapas del Descubrimiento, los efectos de las sucesivas irrupciones de la viruela(2), sarampión, erisipela, escarlatina, tos convulsa, tifus (tabardillo), gripe (trancazo), difteria, disentería, encefalitis diversas (chavalongo), paperas, y la acción endémica de la sífilis (bubas), la tuberculosis (tisis) y otras muchas afecciones, cada brote de las cuales cobraba la aterradora cifra de hasta un 50 % de las poblaciones aborígenes, explicando que algún europeo

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