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Habilidades Y Recursos, ¿son Lo Mismo?

rickhunter6 de Junio de 2014

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¿Cuál es la diferencia entre habilidades y recursos?

El recurso existe, la habilidad se crea. ¿Tiene importancia establecer ésta diferencia? Sí, porque para alguien que quiere (hacer algo) y no puede, distinguir éstas palabras puede ser crucial. Si alguien se dice que no puede porque le faltan los recursos la causa de su impotencia está fuera, depende de otros, no es su responsabilidad, no hay mucho que pueda hacer al respecto mas que explicarlo, quejarse, esperar. Si yo ( me ) dijera que no puedo dedicarme a escribir porque no tengo tiempo… ¿Qué estaría haciendo? Algo que hacemos un poco todos, escribir, sostener una dieta, hacer gimnasia, poner mi propio negocio… cosas que decimos que queremos hacer pero no hacemos, y explicamos con una carencia: tiempo, voluntad, dinero… si tuviéramos eso que no tenemos podríamos hacer eso que no hacemos. Ahora bien, si esas carencias no dependen de mí, ¿que hago? Puedo pasarme la vida lamentándome por esos recursos que no tengo, resignándome, enojándome con la sociedad capitalista, con mi familia, con mi jefe, conmigo, con… el mundo, pero… Que pasa mientras tanto con mis ganas, con mis metas, con mi vida?

Cuándo el problema es el tiempo

El tiempo no es un recurso, en realidad no es, no existe sino como una convención cultural, un acuerdo para hacer cosas juntos. No existe el tiempo sino la vida, que se realiza a través del cuerpo. Ese cuerpo, que sí es un recurso, no es ubicuo, está limitado, podemos ponerlo en un lugar a la vez, por eso, para hacer aquello que decimos que queremos hacer, necesitamos aprender a elegir dónde y cuándo vamos a ponerlo y aceptar que esas elecciones anulan otras, es decir, aprender el compromiso, la autodisciplina que me permita poner el cuerpo dónde dije que lo iba a poner, con voluntad o sin ella, esa, es una habilidad. El dinero tampoco es un recurso, es una consecuencia de ejercer una habilidad, ahora, si reconozco que no sé cúal es, aparece un recurso maravilloso, mi ignorancia. Si me digo que no puedo porque no tengo, ¿Qué pasa? No mucho, puedo explicar y explicarme las razones de mi impotencia hasta quedar masomenos satisfecho, pero, sigo sin poder, ¿no?

La mirada del coaching ontológico

Ahora bien, que pasa si en vez de eso me digo que no puedo porque no sé?, ahí la cosa es distinta, y aún mas si sospecho que no puedo porque no sé que no sé! Eso hace un coach, muestra espacios de ignorancia como territorios de posibilidad, de aprendizaje. ¿Que clase de aprendizajes? Aquellos que desarrollan habilidades capaces de cambiar impotencia por poder. ¿Y cómo hace semejante cosa? Confiando plenamente en lo mas parecido a una certeza que un coach puede permitirse en el ejercicio de su oficio: El cliente tiene los recursos para poder aquello que aún no puede, para mostrárselos necesita escuchar las palabras, las emociones, el ánimo, el cuerpo del cliente. Para poder escuchar las palabras, las emociones que le permiten trabajar el coach necesita distinguirlas de otras, similares, pero distintas, ese es uno de sus saberes específicos, distinguirlas. ¿Qué es eso que sabe el médico sobre fisiología y le permite entender lo suficiente para intervenirla? Sabe diferenciar, distinguir, es decir, ver. Distingue, con palabras, fenómenos en el dominio de la fisiología, eso le dá la posibilidad de interpretarlos y poder actuar. Si se presenta un paciente diciendo que le duele el estómago, ¿Qué puede hacer el médico? Indagar a través de preguntas, revisar, pedir análisis, ¿para qué? Para poder distinguir, en ese dolor, signos clínicos que le permitan accionar para la curación. El dolor es el síntoma, es el sentir del paciente que solo él puede percibir, el signo clínico es la evidencia que puede ver el médico, y quizás el dolorido no. Así cómo el médico se entrena para conocer signos clínicos, palabras necesarias para desentreñar los misterios, ocultos detrás de de un “me duele acá” los coachs nos entrenamos para desentrañar otros, ocultos tras un “no puedo porque no tengo” De nuevo la pregunta entonces, ¿Qué sabe hacer el medico para accionar sobre el dolor? Distinguir palabras en el dominio de la fisiología humana. ¿Qué sabe hacer el coach para accionar sobre el sufrimiento? Distinguir palabras en el dominio de las conversaciones. Si el mismo paciente se presentara diciendo que sufre, ¿qué puede hacer el médico por él? Lo mas probable es que, utilizando palabras que distingan el dolor no pueda hacer mucho, porque el sufrimiento es propio de otro dominio que si bien contiene al fisiológico, lo excede, el lenguaje. ¿Y qué es eso que sabe el coach sobre lenguaje y le permite entender lo suficiente para intervenirlo? Sabe mostrarle al cliente determinadas coherencias linguisticas corporales y emocionales en el dominio de las conversaciones públicas y privadas en las que vive para que, a través de ellas, cree las interpretaciones que le resulten mas poderosas en su vivir.

Sobre las conversaciones

Así cómo nos son misteriosos los procesos que día a día ocurren en nuestras células, son misteriosas muchas de las conversaciones que nos hacen ser. No hay nada malo en ello, aquello que podemos ver de nosotros y de los otros nos constituye en seres únicos e irrepetibles tanto cómo aquello a lo que estamos ciegos. Eso que observamos, de nosotros, de los otros, del mundo, a veces nos sirve y a veces no tanto. Cuándo algo, desde nuestra mirada, provoca sufrimiento, puede ocurrir que otro observador, nos muestre, con su mirada, cuáles son nuestros misterios y así, viéndonos desde sus ojos, cambiando nuestra mirada, el sufrimiento comience a disolverse. Es oficio del coach mostrar, facilitar ese cambio de mirada al cliente, pero puede ocurrir también, si nos permitimos que ocurra, que descubramos posibilidades a través de una charla fortuita, que solo observar desde la mirada de otros nos sirva para cambiar la nuestra. Si en mi conversación interna me cuento el relato de mi desventura, si me explico por qué estoy sufriendo y cuando hablo con otros hago lo mismo, las posibilidades de salir de ese sufrimiento son escasas. A veces un amigo, un familiar, alguien que escucha el relato nos regala su mirada, su interpretación de eso que nos pasa y vemos algo que antes no veíamos. Recuerdo hace algunos años, me dedicaba a varias cosas a la vez, pero vivía postergando, cada vez que tenía que hacer algo importante lo aplazaba, explicando y explicándome que saldría mejor si esperaba, a cuento de la fecha de una presentación conjunta, un amigo me dijo, cuando esgrimí mis razones postergatorias, - Hagamóslo entonces dentro de dos años, imagináte, si vos decís que aplazándolo dos meses va a salir mejor, en dos años va a ser una cosa superior, magnífica, inigualable! Nos reímos de buena gana y yo pude ver en cuántas cosas estaba detenido, inventando explicaciones que no me llevaban a dónde quería llegar. Nunca mas pude darme excusas, abandoné varias de las cosas que hacía, elegí, dejé de postergar. ¿Qué fue lo que pasó? Alguien vió algo que yo no veía, me lo mostró, y yo me permití cambiar mi mirada. Al cambiar mi mirada, es decir, mis interpretaciones, cambió mi emoción, cosas que antes no hubiera hecho, pude hacerlas. Y todo eso ocurrió por una conversación, una sola, breve conversación, y unas risas. ¿Alguna vez les pasó a ustedes, esto de sentirse distintos después de charlar con alguien? ¿Les pasó de romper una relación de pareja, o con un empleado, un familiar, un amigo, un cliente, y decir si pudiéramos conversar, no sé, en una de esas nos arreglamos , pero…no poder hacerlo? y seguir ahí, pensando que las cosas podrían ser distintas, que si que si yo le dijera, que si no me hubiera dicho… ¿Cómo hace una conversación para ser tan poderosa, para lograr que alguien que la está pasando mal en su vivir, pueda comenzar a pasarla bien o muy bien?

¿Qué es conversar?

Antes de hablar de conversaciones poderosas mejor veamos que son las conversaciones, de que están hechas, cómo ocurren. Así cómo nuestro cuerpo habita en una casa, nuestro espíritu habita en las conversaciones que tenemos o no tenemos con nosotros y con los otros. Cuándo digo espíritu no lo hago en un sentido religioso, sino que aludo a las inquietudes, los sueños, los temores… a la forma particular que tengo de sentirme en el mundo. Las personas vivimos la vida al interior del lenguaje, pero ese lenguaje, para ocurrir, necesita un cuerpo y una emoción que lo sostengan, que lo realicen, y necesita al otro para otorgarle sentido, ¿para que decir si no hay quién escuche? Las conversaciones son la forma que el mamífero humano tiene de constituirse a sí mismo permanentemente, a través de la realización de su vivir en relación con el mundo, con los otros y con sí mismo, devenido en otredad por la recursividad del lenguaje. Es en las conversaciones dónde sucede el vivir humano, en un sentido biológico, fisiológico y ontológico.

Cuando digo que en el conversar sucede el vivir humano lo hago para referir que es eso lo que nos caracteriza como especie. Los humanos somos humanos en tanto vivimos en el lenguaje y el lenguaje es tal en tanto exista el otro. En algún momento de nuestra evolución, tal vez motivado por la liberación de las patas delanteras y el pulgar oponible, quizás también como motivo de nuestra vulnerable constitución fenotípica, los humanos definimos nuestra particular forma de vida a través de la cooperación de al menos dos personas en el cuidado de las crías por un tiempo prolongado, la prosecución conjunta de refugio y alimentos y el ejercicio de la sensualidad y sexualidad conectada al placer. El andar bípedo posibilitó el coito frontal, la caricia,

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