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Informe Hans Rosling y los sesgos del feminismo hegemónico


Enviado por   •  1 de Febrero de 2023  •  Ensayos  •  3.986 Palabras (16 Páginas)  •  36 Visitas

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[pic 1][pic 2]HANS ROSLING Y LOS SESGOS DEL FEMINISMO HEGEMÓNICO

MARZO 2021

[pic 3]

PÍLDORAS DE INVESTIGACIÓN

HANS ROSLING Y LOS

SESGOS DEL FEMINISMO

HEGEMÓNICO

ISSN: 2695-5709

[pic 4]MARZO 2021, MADRID

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IRUNE ARIÑO LANGARITA

POLITÓLOGA, SUBDIRECTORA DEL IJM Y

FELLOW EN UNIVERSIDAD FRANCISCO MARROQUÍN

[pic 6]

SANTIAGO CALVO

ECONOMISTA Y DOCTORANDO EN ECONOMÍA POR

LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

Hans Rosling (Upsala, Suecia, 1948 - 2017), en su empeño por dibujar y divulgar una imagen del mundo más ajustada a la realidad, publicaba en 2018 Factfulness, un libro en el que de forma fácil y muy ilustrativa nos explica cómo nuestra visión acerca del mundo está distorsionada por una serie de sesgos cognitivos. A través de gráficos que nos muestran la evolución temporal de ciertos indicadores formados por datos recogidos por instituciones internacionales como el Banco Mundial, este médico y divulgador sueco nos da herramientas para hacernos una idea del mundo mucho más ajustada a la realidad. Estos atajos mentales son usados en numerosas ocasiones, también por la visión del feminismo dominante sobre la situación de la mujer en el mundo, y en particular en España. En este sentido, este artículo pretende arrojar algo de luz sobre esta cuestión, y mostrar que, aunque no lo parezca, no estamos tan mal.

El libro empieza con el llamado instinto de separación (capítulo 1). Esto es, “la irresistible tentación que sentimos de dividir todo tipo de cosas en dos grupos diferenciados y, en ocasiones, contradictorios, con una separación imaginaria -un enorme abismo de injusticia- en medio de ambos” (Rosling, 2018: 36). Los individuos tenemos un claro instinto hacia el pensamiento binario y este instinto “hace que nos imaginemos que existe división donde hay continuidad, diferencia donde hay convergencia” (Rosling, 2018: 55).

Del mismo modo los representantes del feminismo hegemónico se empeñan en presentar gráficos o tablas que separan a los hombres de las mujeres en cuestiones como la distribución salarial, el número de mujeres en política o en puestos de alto mando de grandes empresas, mostrando y señalando una división casi irreconciliable entre estos dos grupos a lo largo de la historia y también en la actualidad. Esto suele utilizarse para justificar una serie de políticas poco respetuosas con los derechos individuales y muy paternalistas, la llama “discriminación positiva” o “política de afirmación”. Sin embargo, si en vez de presentar esos datos en una escala vertical, lo hacemos de otra forma, nos damos cuenta que no hay una separación tan clara: la mayoría de mujeres presentan resultados parecidos a los de la mayoría de hombres.

Un ejemplo de esto último es la forma en la que se presenta la diferencia en los ingresos entre hombres y mujeres, como si fuesen dos grupos completamente diferenciados. Este sería el caso de la primera gráfica, donde, en efecto, los hombres tienen de media un salario medio superior al de las mujeres. Sin embargo, si buceamos los datos desagregados a nivel individual (microdatos), podemos encontrar que la distribución es similar en ambos grupos (ver gráfico 2), sobre todo si se representan los ingresos en forma logarítmica (ver gráfico 3). En efecto, hay diferencias inter-género, pero también intra-género; y así como hay hombres que ganan más que algunas mujeres, también se da el caso contrario.

Gráfico 1. Evolución del ingreso medio desagregado por género en España

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Fuente: elaboración propia a partir de datos del INE.

Gráfico 2. Distribución de ingresos netos desagregado por género en España

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Fuente: elaboración propia a partir de datos de la ECV.

Gráfico 3. Distribución del logaritmo del ingreso neto desagregado por género en España

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Fuente: elaboración propia a partir de datos de la ECV.

En el capítulo 2, el autor nos introduce el instinto de negatividad. Este hace referencia a nuestra tendencia a notar más lo malo que lo bueno. Las noticias que leemos en los periódicos y escuchamos en la televisión o en la radio nos pintan una realidad catastrófica que muchas veces no es representativa del mundo en que vivimos. Como bien apunta Rosling, para el periodismo no tiene “gancho” hablar de la cantidad de cosas que día a día mejoran en el mundo y cuando encendemos la televisión solo vemos noticias de sucesos negativos. Es por ese motivo que no es de extrañar que tengamos la impresión (equivocada) de que empeoramos constantemente.

La cuestión de las muertes violentas de mujeres, y concretamente de la llamada “violencia de género”, es un ejemplo de ello. Sin embargo, cuando atendemos a los datos nos damos cuenta que España tiene una de las tasas anuales más bajas de homicidios de mujeres de toda Europa (UNODC, 2018) y la segunda más baja de la Unión Europea (Eurostat, 2018). Además, cuando lo comparamos con los hombres, mientras que cada millón de mujeres, en España 5 son asesinadas, este número aumenta hasta 8 en el caso de los hombres. De estas 5 mujeres asesinadas, solo 3,3 lo fueron por sus familiares o pareja.

Pero no solo la situación de las mujeres en España es mucho mejor que en otros países, sino que además, esta no ha dejado de mejorar. Por ejemplo, el acceso de las mujeres a los estudios universitarios experimentó un crecimiento intensificado entre los años 60 y 70 (Rodríguez, 2016), llegando a superar al de hombres a partir del curso 19891990. Este fenómeno no es algo aislado en el mundo sino un patrón generalizado en los países desarrollados. Existen numerosos factores que ayudan a explicar esta evolución, destacando los institucionales, culturales y educativos que favorecieron que desde los años 80 más mujeres en España accedieron a estudios universitarios (Bover & Arellano, 1994), pero también debe tenerse en cuenta el papel de las nuevas tecnologías para facilitar la conciliación y el emprendimiento y autoempleo  femenino, en especial en países subdesarrollados

[pic 10]Gráfico 4. Porcentaje de mujeres en el alumnado universitario entre 1962 y 2014

(Komunte, 2015; Moyi, 2019)

Fuente: extraído del blog Universidad Sí.

Las mujeres españolas no sólo han visto incrementar sus oportunidades de asistir a la Universidad, sino que también han visto mejorada su situación en muchos otros aspectos. Anteriormente se mostraba la evolución del salario medio para mujeres y hombres, pudiéndose observar una clara tendencia al alza para las primeras durante los últimos 15 años. Pero hay muchos otros indicadores que confirman la mejora en su calidad de vida. Por ejemplo, en el caso de la carencia material severa, aunque no están disponibles datos anteriores a 2004, se puede observar una tendencia a la baja en la mayoría de indicadores, con un ligero repunte en los años de la crisis económica1, pero que desde 2013 han vuelto a la senda a la baja confirmando las tendencias previas.

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