Intervención Del Estado En Chile

Chile es un país desigual, con una distribución de los ingresos que hace a los pobres más pobres y a los ricos más ricos. Desde la década del 60, hasta el 2011 el país ha tenido un promedio de 0,5, en el índice de Gini, lo que avala esta desigualdad en la distribución de las riquezas. Definitivamente el estado debe intervenir, pero, ¿Hasta qué punto debe hacerlo?

Si pensamos en la desigualdad social, enseguida se viene a la mente términos cómo “capitalismo”, “socialismo”, “riqueza”, o “propiedad privada”. Estos términos tienen una estrecha relación con el Estado, y principalmente como este debe repartir las “riquezas” que el país genera.

Si parto analizando el rol del estado desde un punto de vista “liberal”, veremos que según este pensamiento, el estado no debe interferir, ya que el mercado se encargará de regular la economía a través de la oferta y la demanda, pero esta visión a mi parecer, es rápidamente invalidada, ya que como sabemos existen lo que se denominan “fallas en el mercado” que ocurren cuando los recursos no se asignan eficientemente, un ejemplo son las “externalidades” que son las consecuencias de las acciones de una persona para el bienestar de otra. Este problema se soluciona, efectivamente, con una intervención del Estado, a través de prohibiciones, como por ejemplo una prohibición a la contaminación o mediante impuestos.

Otra falla del mercado, en el cual el Estado debe interferir es cuando existe un poder de mercado y este se concentra en un agente económico o en un pequeño grupo, lo que trae consecuencias en la producción y sobre todo en el precio de un bien. Este problema se puede controlar si el Estado da subvenciones o permisos, con tal de garantizar el bienestar social y libre competencia.

Gregory Mankiw definió como un principio de la economía que “El estado puede mejorar a veces los resultados del mercado” y ¿Por qué a veces? Esto hace referencia a lo que hablé anteriormente, sobre cuando el mercado por sí solo, no es eficiente con sus recursos. Pero también da dos razones por la que sí debe interferir el Estado, las cuales son, la “eficiencia” y la “equidad”, conceptos que se definen como el tamaño de la torta económica y como se reparte esta.

Cómo he analizado hasta aquí, el Estado debe ser un “guardián” el cual debe velar por el bien común, a través de medidas que contrarresten las desigualdades en la repartición de la riqueza, ya sea regulando los mercados con impuestos, permisos, o también ofreciendo servicios gratuitos como sanidad, educación, seguridad y salud.

John Maynard Keynes, también estableció que una participación del Estado era fundamental, sobre todo en épocas de desempleo para retornar al equilibrio y mantener una plena ocupación ya que es este el que puede mantener el nivel de gasto e inversión, aumentando el poder de compra y así incentivar el consumo de los sectores más pobres.

Ya queda claro que la intervención del Estado es necesaria, ahora analizaré los límites que esta debe tener de acuerdo a la distribución del ingreso.

En chile como sabemos, un problema fundamental de la cartera económica y del gobierno en general es “disminuir la brecha entre los más pobres y los más ricos”, puede sonar cliché ya que es el caballito de batalla de cada elección presidencial. A mi parecer, lamentablemente, el niño que nació rico, tiene más posibilidades de seguir permaneciendo en el quintil más rico, a diferencia de un niño que nace en una familia que pertenece a los dos o tres primeros quintiles. Esto porque en nuestro país, el poder adquisitivo de una persona es la que define su crianza, su salud, y sobre todo, su educación.

La herramienta más importante para sacar a una persona del circulo de la pobreza es la educación, ya que mediante esta, un joven podrá acercarse cada vez más a lo que aspira, que en este caso, pensaré que es estabilidad económica, “un buen sueldo” y no pasar por lo que pasaron sus padres. Pero qué pasa si un niño que pertenece a los dos primeros quintiles ingresa a un colegio municipal (no emblemático),

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