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Intervención Estado Chileno hacia la cultura Mapuche


Enviado por   •  20 de Mayo de 2019  •  Informes  •  5.713 Palabras (23 Páginas)  •  106 Visitas

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UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

La intervención por parte del Estado Chileno hacia la Cultura Mapuche.

Concepción, 02 de Julio de 2016.

Introducción.

Durante los últimos dos siglos, desde la creación del Estado chileno, específicamente desde la vuelta a la democracia, se ha visto enfrentado el problema de la integración de las culturas o pueblos étnicos existentes en Chile, proyectando por parte de este una imagen colaboradora para su integración y desarrollo potencial, principalmente educacional, económico y social, para lo cual maneja mecanismos de acción directa con los pueblos, generando la valoración de las culturas ancestrales locales que existieron durante el tiempo precolombino, integrándolos al supuesto de homogeneidad chilena y, a su vez, presentando la diversidad cultural a la sociedad actual. Para Weber (2006), esta acción se distingue en el mero comportamiento en la medida en que el actor o los actores unen a este un sentido subjetivo, por lo que es muy difícil concebir vínculos sociales multiculturales como verdaderas acciones sociales, pues para este autor no hay relación social sin sentido mentado de un actor, en este caso el Estado.

Pero este no es solo un problema de Chile, y como lo veremos a continuación, existen varias normativas internacionales que buscan reconocer constitucionalmente a las naciones que presenten multiculturalidad, como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Es por ello que los mecanismos existentes buscan principalmente la integración cultural, social, económica que acompañan a este mundo contemporáneo integrado al sistema económico imperante, el Capitalismo en su fase neoliberal. Lo que sugiere de la demanda constante de ideas nuevas para un desarrollo sustentable, valórico y que dé tranquilidad entre los pobladores étnicos de nuestro país. Vale decir, que exista un momento de mediación entre los conflictos que han seguido durante siglos a la falta de preocupación, etnocidio y epistemicidio (Santos, 2010) que han dejado de lado a nuestras culturas ancestrales.

Por lo cual, a lo largo de esta investigación, buscaremos analizar el conflicto de la Cultura Mapuche con el Estado chileno, basándonos en teorías sociales clásicas y nuevas, con ejemplos de países extranjeros y en relación a la misma materia, sus métodos y las diferencias con nuestro país.

Contexto Latinoamericano.

En América Latina, cerca de cuarenta millones de personas (Bello & Rangel, 2000) pertenecen a cuatrocientas culturas distribuidas en nuestro continente, conformando así, una gran diversidad cultural a lo largo del territorio latinoamericano.

Durante las últimas décadas, los pueblos indígenas han emergido como actores políticos relevantes en la gran mayoría de los países latinoamericanos, sujetos activos de intervención, lo cual desarrollan mecanismos de intervención y recuperación de prácticas culturales ancestrales luego de siglos de sometimiento, han reclamado de los Estados y la comunidad internacional, no solo el respeto por sus derechos individuales, generalmente vulnerados, sino también el reconocimiento de un conjunto de derechos colectivos que son inherentes a su condición de pueblos. "Entre estos derechos destacan aquellos relativos a la delimitación y protección legal de sus tierras y territorios, a la propiedad, uso y beneficio de sus recursos naturales, el derecho de participar de la vida política al interior de los Estados, así como a grados crecientes de autonomía que les permiten el control de sus propios asuntos en materias económicas, sociales, culturales y jurídicas” (Aylwin, 2004).

Tales derechos, han encontrado acogida en diversos organismos internacionales (Organización Internacional del Trabajo y en la Organización de Naciones Unidas, por nombrar algunos), los cuales han hecho declaraciones sobre los derechos que tienen los pueblos Indígenas y tribales a lo largo y ancho del mundo, pero en esta parte de la investigación haremos mención específica a cómo los países Latinoamericanos, a petición de estas dos organizaciones de mayor relevancia a nivel mundial, han ido incluyendo dentro de sus planes de gobierno o políticas públicas el tema Indígena, dando lugar así a intervenciones sociales, por parte de los Estados, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, y verificar si tales convenios y declaraciones de la comunidad internacional han sido ratificados en su totalidad o parte de ellos como fomento a la valorización de la cultura ancestral según cada territorio.

En 1989 se desarrolla el convenio 169 de la OIT, lo cual, como ya se ha mencionado durante nuestra problematización, se da una apertura a que los Estados reconozcan en su constitución la existencia de la multiculturalidad, aludiendo principalmente a pueblos indígenas en vigencia, una población que consta de historia, ocupación territorial con elementos culturales propios de la identidad nacional del que no puede hacer "olvido” los distintos Estados, por ello crean mecanismos de recuperación, mantenimiento y valoración de las culturas que han trascendido hasta la actualidad.

Un país que ha marcado tendencia en lo que tiene que ver con el otorgarle la importancia que se merecen las culturas indígenas es Bolivia, que como la mayoría de los países Latinoamericanos en su contexto histórico del siglo xx, se vivieron periodos en los cuales se alzó con fuerza la expresión de los movimientos sociales, gracias a las ideas marxistas sobre la convivencia social, lo que le otorgo, en el caso de Bolivia, una consolidación en un movimiento campesino-indígena, consolidándose con la reforma Agraria, que le otorgo autonomía a los indígenas. Pero también, se vivieron procesos de Dictadura Militar en las décadas de los 70' y 80', en donde comienza.

Un proceso de apertura política, que instaura en lo económico un modelo capitalista de tipo neoliberal, que se traduce en un debilitamiento del sindicalismo obrero. Por el contrario, las organizaciones campesinas e indígenas, a partir de la década de los noventa, se fortalecen e ingresan a la arena política con un discurso que refuerza la identidad originaria indígena y promueve la recuperación de formas de organización "tradicionales originarias”. Los indígenas de las tierras bajas enarbolan sus reivindicaciones y protagonizan la primera marcha por la identidad y la dignidad

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