Introducción A La Filosofía Del Lenguaje
garciamyriam5 de Octubre de 2012
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Desde Sócrates y Platón muchos filósofos han llamado atención sobre la necesidad de analizar el lenguaje con el que describimos la realidad para mejorar nuestro conocimiento de ella; otros han subrayado la necesidad de analizarlo por ser el vehículo observable de nuestros pensamientos. Pero es en el final del siglo XIX y en el siglo XX cuando se presta una atención prioritaria y sistemática al lenguaje en el que se formulan los problemas filosóficos. El análisis del lenguaje deja de ser un mero método auxiliar del filósofo para convertirse en el punto de partida de la filosofía. A esta situación Rorty la ha llamado el “giro lingüístico”.
Como resultado del giro lingüístico, surge la filosofía analítica, cuyos miembros sostienen que los problemas filosóficos consisten en confusiones conceptuales, derivadas de un mal uso del lenguaje ordinario y que su solución consiste en una clarificación del sentido de los enunciados cuando se aplican a áreas como la metafísica, la religión, la ética, la ciencia, el arte, etc.
El lenguaje natural no sólo consideró inadecuado para la expresión de los contenidos de la ciencia y para su progreso, sino que también se le consideró inadecuado para expresión del pensamiento filosófico. Si este se expresa con un lenguaje formal como el de la lógica será más fácil progresar en la disciplina. En esta línea, Frege expone el primer lenguaje formal lo suficientemente desarrollado para la lógica con el fin de ayudar a los filósofos a resolver sus problemas.
Se produce un cambio de paradigma al pasar de una filosofía de la conciencia (como la cartesiana o la kantiana) o de una epistemología, a una filosofía del lenguaje o una teoría del significado. De este modo, una pregunta tan clásica como ¿qué es conocer? se reformula y reinterpreta como una cuestión sobre el significado ¿qué se quiere decir cuando se dice que conocemos algo?
La actividad dilucidatorio de los enunciados comienza con las tareas de fundamentación lógica de la matemática, emprendidas por Russell y Whitehead con la publicación de su obra conjunta Principia Matemática que, siguiendo los estudios iniciales de Frege, funda el lenguaje riguroso de la lógica que permite evitar la ambigüedades del lenguaje ordinario. A esta obra se añade la de Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus, dedicada también a la estructura lógica del lenguaje. Russell y Wittgenstein comparten una misma perspectiva lingüística de la realidad, la del atomismo lógico, según el cuál mundo y lenguaje comparten una misma estructura común o figura lógica, por ser el lenguaje el espejo o imagen del mundo. De ahí surge la idea fundamental de que la realidad sólo se comprende a través del lenguaje.
A esta fase inicial de la filosofía analítica le sigue una segunda fase de decisivo influjo del Tractatus sobre el neopositivismo lógico del Círculo de Viena, el cuál añade al movimiento analítico una clara postura antimetafísica al establecer la verificabilidad como criterio de significado, considerando que todo enunciado metafísico carece de significado.
La tercera fase corresponde a la vuelta de Wittgenstein a Cambridge, en 1929, y al cambio de su filosofía, que se conoce como “segundo Wittgenstein”, expuesta sobre todo en Investigaciones Filosóficas y que se centra no en el análisis lógico del lenguaje sino en los usos cotidianos del llamado lenguaje ordinario. Son también los años de las críticas de Gödel al formalismo lógico. Esta filosofía analítica tiene en cuenta la pragmática del lenguaje: el significado de una expresión se determina por el uso que los hablantes hacen de ella. En los años 50, la filosofía analítica influida por el segundo Wittgenstein se desarrolla sobretodo en la Escuela de Oxford con Austin y Searle.
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